Venezuela necesita elecciones, pero no cualquier elecci¨®n

Luego de 20 a?os en el poder, el chavismo ha conseguido sumergir a Venezuela en la peor crisis de su historia. Este complejo proceso de descomposici¨®n ha sido progresivo y sus consecuencias son padecidas por millones diariamente. El informe de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, evidenci¨® a mediados de a?o la precaria situaci¨®n en el pa¨ªs y, a pesar de las recomendaciones expresadas en el texto, Maduro sigue negando la verdad y contin¨²a su pol¨ªtica de persecuci¨®n y censura contra un sector de la poblaci¨®n.

En esta coyuntura, los diputados que conformamos la leg¨ªtima Asamblea Nacional nos trazamos una ruta a inicios del presente a?o, que permita dar fin a la crisis y al sufrimiento de los venezolanos. Entendemos que cualquier proceso de reconstrucci¨®n de Venezuela requiere del consenso de la sociedad civil y la pluralidad de ideas. Por eso, nuestros esfuerzos tienen como objetivo el retorno de la democracia y el Estado de derecho y el sufragio como instrumento de participaci¨®n pol¨ªtica, resulta indispensable para la recuperaci¨®n de Venezuela.

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Es importante se?alar que el proceso electoral presidencial convocado por el r¨¦gimen en mayo del 2018 careci¨® de legitimidad por no respetar la Constituci¨®n, discriminar a los principales partidos pol¨ªticos opositores y ser acusado de alterar los resultados en beneficio de Maduro. Tal fraude fue rechazado por la sociedad civil y el Legislativo, generando un vac¨ªo en el poder que debi¨® ser ocupado por el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaid¨®, tal como expresa la Constituci¨®n. En consecuencia, las elecciones que necesita Venezuela no son de car¨¢cter regional o parlamentario, sino presidenciales. Cualquier otro tipo de elecci¨®n no resolver¨¢ los problemas reales del pa¨ªs.

Lamentablemente, Venezuela no cuenta con las condiciones necesarias para afrontar un proceso electoral fiable. El modelo impuesto por el chavismo a trav¨¦s de la fuerza secuestr¨® las instituciones del Estado. En la actualidad, cuatro de los cinco Poderes P¨²blicos est¨¢n tomados de manera ileg¨ªtima por el r¨¦gimen y no cuentan con el respaldo popular. Asimismo, la Asamblea Nacional ha sufrido constantes ataques desde su elecci¨®n en el 2015, a tal punto que el Tribunal Supremo de Justicia invent¨® la figura del desacato, en un intento para desarticular su accionar.

Por si fuera poco, los servicios de inteligencia del r¨¦gimen persiguen y amedrentan a los venezolanos que aspiran un mejor pa¨ªs. Miles de presos pol¨ªticos han poblado los centros de detenci¨®n, sometidos a toda clase de torturas y los medios de comunicaci¨®n afrontan una inclemente censura, con el fin de invisibilizar la crisis.

Las elecciones libres que necesitamos los venezolanos requieren instituciones s¨®lidas y confiables que respeten lo expresado en la Constituci¨®n. Para lograrlo es indispensable renovar a los funcionarios que ocupan los diversos puestos de dichas instituciones. Recientemente, en el Parlamento, iniciamos el camino para renovar a los rectores de dicho organismo electoral, bajo el marco constitucional. Adem¨¢s, es importante contar con la participaci¨®n de la Comunidad Internacional, para que realice el debido seguimiento al proceso y garantice el respeto al juego democr¨¢tico, por parte de todos los actores. De esta forma, se asegurar¨ªa el reconocimiento interno e internacional de tales elecciones.

La democracia es un fen¨®meno pol¨ªtico muy joven en la regi¨®n latinoamericana. Nuestros Estados han navegado en las ¨²ltimas d¨¦cadas en un oc¨¦ano de inestabilidad, con el objetivo de asentar el experimento democr¨¢tico como un hecho viable, sostenible y efectivo en sus sistemas pol¨ªticos.

Por tal motivo son dignas de resaltar las elecciones recientes en la regi¨®n que han sido reconocidas de inmediato por toda la sociedad, como el caso argentino en el que se han dado sucesiones de gobiernos de derecha e izquierda en las ¨²ltimas dos elecciones presidenciales, un debate y una alternancia que deben darse en una verdadera democracia. En contraste, el caso boliviano ejemplifica c¨®mo la debilidad y corrupci¨®n institucional pueden resultar en descontento y malestar social, culminando en la renuncia del presidente Evo Morales y su huida a M¨¦xico.

Por su parte, la actual divisi¨®n pol¨ªtica en Venezuela no proviene de un debate ideol¨®gico, como se?ala el chavismo. El asunto venezolano ha trascendido tales diferencias y se instaura en un escenario mucho m¨¢s esencial; la lucha por la democracia. Existe un grupo aferrado al poder cuyo modelo fracas¨®, degenerando en el aumento de la pobreza y desigualdad. Mientras, la rotunda mayor¨ªa de venezolanos, de diferentes posturas pol¨ªticas, luchamos contra los atropellos de quienes secuestran el poder con el objetivo de recuperar el sistema democr¨¢tico.

Esta una responsabilidad hist¨®rica. El peso de millones de compatriotas reside en nuestros hombros. Venezuela exige poder realizar unas elecciones presidenciales libres, tal como dicta la Constituci¨®n. El pueblo demanda poder escoger su futuro y no dejar¨¢ de luchar en cada espacio para alcanzar esa meta. Tenemos la m¨¢s firme convicci¨®n de que nuestra ruta es la correcta y lograremos recuperar la democracia en el pa¨ªs.