Un nuevo clero

A penas llevo le¨ªdas 200 p¨¢ginas del nuevo libro de Thomas Piketty, Capital e ideolog¨ªa. Me faltan todav¨ªa m¨¢s de mil para saber qui¨¦n es el asesino. Pero puedo anticipar dos cosas: es bueno para los brazos (conf¨ªo en que manejar diariamente ese kilo y medio de papel desarrolle alg¨²n m¨²sculo) y, al menos en mi caso, acent¨²a ciertas incomodidades. Paso a explicarme sobre lo segundo.

Piketty maneja el argumento de que la Iglesia cat¨®lica sacraliz¨® la propiedad para proteger sus propios bienes, una idea interesante, y para ello hace un repaso de las sociedades ternarias. Aquello medieval de la nobleza, el clero y el Estado llano. Mi incomodidad se refiere a las funciones que en esas sociedades se arrogaba el clero: la educaci¨®n, la cultura y la moral. Casi exactamente las mismas que desde hace d¨¦cadas ostenta la izquierda pol¨ªtica en los pa¨ªses m¨¢s desarrollados. Cabe preguntarse c¨®mo se puede ser contestatario cuando se manejan la educaci¨®n, la cultura y la moral, los tres pilares del establishment. Cabe preguntarse tambi¨¦n c¨®mo se pueden evitar ciertas tentaciones, como la del dogmatismo, cuando se est¨¢ en posesi¨®n de la Verdad.

Yo formo parte de eso. Escribo en un diario importante y comulgo con los credos esenciales: hay un cambio clim¨¢tico relacionado con la actividad humana, hay que culminar la revoluci¨®n femenina, hay que acabar con el racismo y la xenofobia, etc¨¦tera. Pero cuando un grupo de estudiantes impide que alguien no totalmente de acuerdo con esa Verdad (que yo comparto) hable en una universidad, por ejemplo, me siento en el bando equivocado. No s¨¦ si me explico.

Vayamos por otro ejemplo. Se supone que, de ser brit¨¢nico, un servidor habr¨ªa de votar a Jeremy Corbyn. Es un se?or de costumbres morigeradas (abstemio y vegetariano) que cree m¨¢s o menos en las mismas cosas que yo y que detesta la hipocres¨ªa de muchos de quienes le votan en su circunscripci¨®n, Islington North: esos progresistas acomodados que usan argumentos ambientalistas para oponerse a la construcci¨®n de viviendas sociales en el barrio, cuando en realidad lo que no quieren es vecinos negros. Ah¨ª volvemos a lo clerical, a la ira de los puritanos, los Savonarola, los Lutero, contra los obispos hip¨®critas y corruptos. Corbyn lleva tiempo depurando el laborismo de tibios, farsantes y moderados; ganar elecciones debe de parecerle secundario.

Pero hasta yo s¨¦ que el votante suele ser hip¨®crita, porque una cosa son sus ideales y otra sus intereses. Y hasta yo, que considero un error el Brexit, estoy harto del asunto. ?Qu¨¦ propon¨ªa el laborismo de Corbyn? Seguir discutiendo (solo por seis meses, dec¨ªan, jaja) y luego volver a votar sobre un acuerdo metaf¨ªsicamente imposible de conseguir. A veces, lo (aparentemente) m¨¢s razonable es insensato. Sobre todo, cuando lo razonable consiste en simple cosm¨¦tica para maquillar a?os de insensatez e indecisi¨®n.

No me sentir¨ªa capaz de votar a Boris Johnson, pero comprendo muy bien a quienes han optado por un payaso mentiroso que les garantiza acabar de una vez con la bronca del Brexit, aunque sea de la peor manera, y han descartado para siempre a un puritano tan provisto de la Verdad como desprovisto de humor y tolerancia.