Los 'ecorresignados' a¨²n son mayor¨ªa: ?por qu¨¦ les cuesta tanto pasar de la indiferencia a la acci¨®n?
Un informe concluye que casi la mitad de la poblaci¨®n mundial no hace nada por el planeta, y que los j¨®venes no son los consumidores m¨¢s responsables

Aunque el consumo responsable y la conciencia ecol¨®gica ganan adeptos d¨ªa a d¨ªa, lo cierto es que el 49% de la poblaci¨®n mundial est¨¢ ecorresignada: son consumidores que no tienen un gran inter¨¦s por los retos medioambientales a los que se enfrenta el planeta y que no han adoptado ninguna medida para mejorar la situaci¨®n. Estas personas se caracterizan por tener sus propias consideraciones para implicarse ante la preocupaci¨®n medioambiental, como la falta de tiempo, fondos y energ¨ªa, pues muchas acciones ecol¨®gicas son inc¨®modas o requieren tiempo por parte del consumidor.
En Europa occidental, donde la concienciaci¨®n es mayor, los ecorresignados suman el 37% de los consumidores, seg¨²n datos de Kantar Media de 2019. "En sociedades con un bienestar social y econ¨®mico m¨¢s grande (mayor renta per c¨¢pita, mejores condiciones laborales, mejor conciliaci¨®n laboral y familiar, m¨¢s prestaciones y ayudas sociales, m¨¢s respuesta educativa y sanitaria...), como el de los pa¨ªses n¨®rdicos y anglosajones, por ejemplo, la gente est¨¢ mucho m¨¢s abierta a considerar las alternativas globales ecol¨®gicas, y m¨¢s predispuesta a adoptarlas y a colaborar altruistamente", afirma Neus Soler, profesora de los Estudios de Econom¨ªa y Empresa de la UOC.
Los cuatro tipos de consumidor ecol¨®gico
"Los ecorresignados son el grupo m¨¢s habitual en Espa?a", afirma Juan Carlos G¨¢zquez-Abad, profesor de los Estudios de Econom¨ªa y Empresa de la UOC. Soler coincide con su colega de la universidad catalana: "En Espa?a, la conciencia medioambiental no est¨¢ muy extendida, los consumidores no toman la iniciativa a la hora de emprender acciones, sino que, en realidad se adaptan a normativas (como el pago por las bolsas de pl¨¢stico)", afirma la profesora.
El bajo inter¨¦s institucional por adoptar medidas, la falta de propuestas del sector privado, la situaci¨®n econ¨®mica y la racionalidad del consumidor, todo ello sumado a aspectos educativos y culturales, explican, el predominio del consumidor ecorresignado en Espa?a, seg¨²n G¨¢zquez-Abad. "La crisis convirti¨® al consumidor en un ente racional que tiene muy presente lo que gasta en sus compras; si a eso le a?adimos que el escaso n¨²mero de iniciativas desarrolladas por el sector privado con objeto de reducir el pl¨¢stico en sus productos, tiene un alto impacto en el precio final hace que las motivaciones de compra este consumidor se reduzcan de manera dr¨¢stica", explica G¨¢zquez-Abad.
En el otro lado de la balanza est¨¢n los ecoactivos, un grupo que supone solo el 16% de los consumidores globales, seg¨²n los datos de Kantar Media. Este tipo de consumidor busca estrategias para reducir su nivel de desperdicio de pl¨¢sticos siempre o de forma muy frecuente, y desarrolla estrategias activas para mejorar el medioambiente. Tiene el doble de probabilidades de evitar la carne, las botellas y los envases de pl¨¢stico, y son activistas ecol¨®gicos tanto en su entorno como en las redes sociales. A diferencia de los ecorresignados, que consideran que la responsabilidad ecol¨®gica no va con ellos, los activos, tienen un "enfoque de embotellamiento", y consideran ¨Cm¨¢s que otro grupo- que son los propios consumidores los que tienen mayor responsabilidad con los cambios para mejorar el medioambiente.
En medio de los dos grupos anteriores se encuentran los ecocreyentes. Tienen el pl¨¢stico como su gran preocupaci¨®n y buscan reducir su impacto medioambiental con medidas m¨¢s generalizadas como utilizar bolsas de tela, aunque con menos frecuencia que los ecoactivos. "Son simpatizantes con el medio ambiente, aunque no tienen una voluntad muy f¨¦rrea con el tema", afirma Soler. La regi¨®n donde es m¨¢s probable encontrarse este tipo de perfil es en Europa: en la parte occidental supone el 19% del total, m¨¢s que en otras regiones, y en Am¨¦rica Latina solo supone el 4% de todos los consumidores. Por ¨²ltimo, est¨¢n los?ecoconsiderados, quienes no ven el pl¨¢stico como su mayor preocupaci¨®n y por eso es raro que lleven a cabo acciones para reducir los residuos de este material. A escala global, el 23% de los consumidores se integra en este grupo, el segundo con m¨¢s adeptos despu¨¦s de los ecorresignados.
Los mayores de 50 a?os, m¨¢s activos con el medioambiente
Aunque podr¨ªa pensarse que son los j¨®venes los que forman parte de este segmento m¨¢s activo porque tienen un mayor inter¨¦s por este asunto, y porque gozan de la energ¨ªa para desarrollar acciones a favor del medioambiente, son las personas mayores de 50 a?os el segmento de poblaci¨®n m¨¢s ecoactivo, seg¨²n el informe de Kantar. "Los mayores (de 50 a?os) son m¨¢s reflexivos que los j¨®venes y les cuesta menos tomar conciencia de las necesidades m¨¢s globales. En temas como el reciclaje son m¨¢s constantes y met¨®dicos, y no les importa dedicar el tiempo que haga falta a hacerlo correctamente", explica Soler.
Est¨¢ claro que hay miles de acciones a favor del clima, y no todas son muy convenientes o c¨®modas para el consumidor. Comprar siempre productos que no est¨¦n embalados en pl¨¢stico (solo el 22% de los compradores mundiales lo hace), evitar comprar bebida en botellas de PVC (el 38% lo intenta) o usar productos reutilizables para beb¨¦s (pa?ales de tela por ejemplo) y de belleza (solo el 23% lo hace). "Para mucha gente, el medioambiente no es una de sus principales preocupaciones, por cuestiones relacionadas con h¨¢bitos culturales, econ¨®micos, pol¨ªticos...; el 'ser medioambiental' es, habitualmente, mucho m¨¢s caro que no serlo. Por ello, casi la mitad de los consumidores mundiales tiene un comportamiento disidente en este sentido", afirma G¨¢zquez.
Ser m¨¢s o menos ecol¨®gico depende, en parte, del bolsillo
El segmento de ecoactivos y ecocreyentes tiene mayor presencia en regiones industrializadas, -alcanza el 21% en Europa occidental-, pero son muy poco presentes en Am¨¦rica Latina (12%) y Asia (7%), que est¨¢ a la cola. Ambos expertos coinciden en que se trata de un problema de prioridades. "En algunos casos, las preocupaciones individuales son demasiado importantes como para que la sociedad pueda plantearse otras causas o preocupaciones", considera Soler. En esta l¨ªnea, G¨¢zquez-Abad ejemplifica que en algunos pa¨ªses de Latinoam¨¦rica la poblaci¨®n est¨¢ m¨¢s centrada en la situaci¨®n econ¨®mica, pol¨ªtica y social que en la reducci¨®n de las bolsas de pl¨¢stico. Aunque tambi¨¦n hay "una falta de cultura ecol¨®gica", afirma el experto, quien a?ade que "la tradici¨®n medioambiental en Asia y Am¨¦rica Latina ha sido menor que en los pa¨ªses europeos".
La conciencia ambiental parece ser una cuesti¨®n de dinero. "Depende m¨¢s de la econom¨ªa particular que de la del pa¨ªs", afirma Soler. El informe muestra que la regi¨®n asi¨¢tica es una de las menos ecoactivas, pero a la vez, tiene uno de los pa¨ªses con mayor Producto Interior Bruto (PIB) del mundo, China que es considerada una de las primeras potencias econ¨®micas del planeta. "Si el pa¨ªs, globalmente, tiene un PIB elevado, pero la mayor¨ªa de la riqueza est¨¢ concentrada en pocas manos, la predisposici¨®n a comprar ecoactivamente no se producir¨¢ globalmente", explica Soler.
Para G¨¢zquez-Abad, queda un largo recorrido para que las empresas sean capaces de compatibilizar el comportamiento ecol¨®gico, el consumo de productos eco y la reducci¨®n de residuos pl¨¢sticos con el coste de estos productos. "La voluntad del consumidor est¨¢, pero la racionalidad de la compra impera", afirma el experto. Como conclusi¨®n, el profesor predice que, cuando las empresas sean capaces de obtener productos eco a un precio asumible para un conjunto elevado de la sociedad, habr¨¢ menos ecodisidentes y m¨¢s ecoactivos.
Este texto ha sido remitido por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y editado para su publicaci¨®n.
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