La piedra de toque

La piedra de toque era generalmente un trozo de jaspe, y serv¨ªa para ratificar que un metal fuera puro. Sin ir tan lejos, serv¨ªa para medir la ley de algo. Sobre todo, del oro.

Como por arte de birlibirloque, un terrible caso de violaci¨®n de los que, por desgracia, se producen tantos en Espa?a pero tambi¨¦n en el resto del mundo ¡°civilizado¡±, el de los tres jugadores de la Arandina contra una menor, ha pasado a ser una piedra de toque para saber c¨®mo afrontamos, o c¨®mo afrontan nuestros vecinos, o nuestros amigos m¨¢s queridos, un asunto que para las mujeres suele estar m¨¢s que claro.

El quid de la cuesti¨®n parece residir en el car¨¢cter de los agresores, tres chavales que m¨¢s parecen ¡ªcomo alguno de ellos ha dicho¡ª unos pardillos que unos violadores. Y claman la levedad de su acci¨®n con la comparaci¨®n con otras condenas, por homicidio por ejemplo.

El representante de la acusaci¨®n particular ha dejado una cosa muy clara: la sentencia es dura porque los hechos lo son. Creo que ah¨ª est¨¢ lo importante. O sea, que a la hora de valorar lo sucedido, no importa lo estupendos que sean los chicos, sino lo que le hicieron a una menor indefensa. Y no tiene relevancia ninguna que la v¨ªctima fuera contradictoria en sus declaraciones.

?La menor fue violada o no? Si la respuesta es afirmativa, ya no es preciso hablar mucho m¨¢s, aunque se pueda hablar de todo, incluso de si el C¨®digo Penal deber¨ªa ser m¨¢s suave.

Una menor fue violada por tres chicos estupendos, y luego dio versiones contradictorias. Vale, pero fue violada.

Los hechos dejan una terrible estela de opiniones muy enconadas, de vecinos que se miran regular, de amigos que pretend¨ªan que lo suyo era indestructible. No es solo una discusi¨®n de bar, sino una diferencia que puede conducir a cavar brechas de hondura impredecible. Tanto que los olfateadores de Vox se han querido quedar con el asunto.

Entre medias, en un terreno que parece ser de nadie, muchas opiniones distintas que quieren llevar mesura all¨¢ donde no la puede haber. Porque no puede haber ning¨²n punto de encuentro entre quienes manejan argumentos tan distintos. El C¨®digo Penal puede ser discutido, pero a esa cr¨ªa de 15 a?os la han violado tres hombrones. Yo creo que con saber eso, tenemos bastante. Los jueces, a aplicar la ley.