Un f¨®sil muestra el primer caso conocido de cuidados paternos
Los animales, parecidos a los lagartos, murieron juntos hace 309 millones de a?os mientras el progenitor proteg¨ªa a la cr¨ªa con su cuerpo y su cola
Hace 300 millones de a?os, la atm¨®sfera terrestre ten¨ªa casi el doble de ox¨ªgeno que ahora y el mundo posible era fascinante. Ciempi¨¦s de dos metros y medio de largo como el Arthopleura conviv¨ªan con las Meganeura, lib¨¦lulas descomunales con 70 cent¨ªmetros de envergadura. A su alrededor, crec¨ªan ¨¢rboles que superaban los 40 metros, desde el mar, los anfibios comenzaban la invasi¨®n de tierra firme y all¨ª empezaron a desarrollarse los reptiles. En aquel periodo, conocido como Carbon¨ªfero porque fue entonces cuando se formaron los dep¨®sitos de la roca que hizo posible la Revoluci¨®n Industrial, se produjo, posiblemente, un hito hist¨®rico en la evoluci¨®n animal.
En un yacimiento cercano a la localidad de Sidney, en la costa este de Canad¨¢, se encontraron recientemente los restos fosilizados de lo que parece una tr¨¢gica escena familiar. Dos esqueletos (parecidos a una pareja de lagartos) de una especie de sin¨¢psidos bautizada como Dendromaia unamakiensis yacen entrelazados en el interior del toc¨®n de un ¨¢rbol que podr¨ªa ser su guarida. En un trabajo que se publica hoy en la revista Nature Ecology & Evolution, la investigadora de la Universidad de Carleton en Ottawa (Canad¨¢) Hillary Maddin y su equipo describen c¨®mo el individuo peque?o parece protegerse con los cuartos traseros del mayor, que le rodea con su cola. Ambos perecieron repentinamente, sepultados y quedando en la posici¨®n en que fueron encontrados 309 millones de a?os despu¨¦s.
Hoy, que los progenitores cuiden de sus cr¨ªas es una estrategia habitual entre muchas especies de vertebrados. Ese tipo de comportamiento puede ser costoso para los padres, que tienen que repartir con los peque?os el alimento que encuentran y enfrentarse a peligros para defenderles. Pero parece que a muchas especies les compensa. Hasta ahora, el ejemplo de cuidado paterno m¨¢s antiguo que se conoce es el de otro sin¨¢psido, el Heleosaurus scholtzi, que vivi¨® en Sud¨¢frica durante el P¨¦rmico, unos 40 millones de a?os despu¨¦s que el animal que se presenta hoy.
Reconstruir el origen de este tipo de comportamiento es complicado, porque no es habitual encontrar a padres e hijos fosilizados juntos en un gesto ¨²ltimo que pueda considerarse una evidencia v¨¢lida de que compart¨ªan ese tipo de relaci¨®n. En este caso, el lugar en el que fueron hallados, junto a la ra¨ªz de un ¨¢rbol que pod¨ªa hacer de guarida, se parece a los refugios en los que animales similares que existen hoy cuidan de sus cr¨ªas. Lo mismo sucede con el acto de proteger al peque?o con el cuerpo y ocultarlo con la cola. Este comportamiento se ha encontrado, adem¨¢s de en animales modernos, en f¨®siles de Heleosaurus y en los sin¨¢psidos del Tri¨¢sico, que comienza hace 250 millones de a?os, Galesaurus y Thrinaxodon.
El inter¨¦s por conocer el origen y la evoluci¨®n de los animales que cuidan de sus cr¨ªas est¨¢ tambi¨¦n relacionado con comprender la historia evolutiva de los mam¨ªferos, que aparecieron hace algo m¨¢s de 200 millones de a?os y son un tipo de animales en los que el cuidado materno es fundamental ya que todos los beb¨¦s necesitan la leche de sus madres para sobrevivir. En este sentido, en otro art¨ªculo que se publica hoy en Nature Ecology & Evolution, David Ford y Roger Benson, de la Universidad de Oxford, plantean que los animales como D. unamakiensis no son ancestros de los mam¨ªferos, como se piensa ahora, sino que est¨¢n relacionados con otro grupo conocido como di¨¢psidos, que dio lugar a los cocodrilos, los lagartos, las tortugas o las aves. La aparici¨®n de nuevos f¨®siles ser¨¢ necesaria para seguir reconstruyendo un ¨¢rbol geneal¨®gico de la vida que se vuelve borroso cuando se retrocede millones de a?os en el tiempo profundo de la historia terrestre.
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