Nuevas demandas llaman a la puerta. Los Gobiernos no contestan
La cumbre clim¨¢tica de Madrid (COP25) escenific¨® la esencia del a?o: la distancia entre ciencia y poder, entre un tejido social consciente de la emergencia y los mandatarios. En Espa?a, aspiraciones ciudadanas como el derecho a la eutanasia, a una mayor protecci¨®n ante la violencia sexual o frente a los abusos en la Iglesia no han encontrado hueco en la pol¨ªtica.
![Greta Thunberg comenz¨® hace m¨¢s de un a?o a manifestarse frente al Parlamento sueco contra el cambio clim¨¢tico (la imagen es del pasado marzo). Este 2019 su mensaje se ha hecho global. Fridays For Future se convirti¨® en el s¨ªmbolo de las exigencias de toda una generaci¨®n. La joven de 16 a?os habl¨® en septiembre en Naciones Unidas y en diciembre particip¨® en la Cumbre del Clima de Madrid.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/32UP6UGWWM6PINHPPQ3FAQWZD4.jpg?auth=f23f1fe864a0610ec6521432cdb3162995dfa0187d7b7dfdc2c21bef6c3077e9&width=414)
LA EXPLOSI?N de temas sociales que llega a nuestra particular bandeja de entrada emocional viene marcada por una nueva sensibilidad que est¨¢ alejada de la pol¨ªtica ???¡ª?o de los pol¨ªticos¡ª y que se centra en los problemas que afectan directamente a nuestra vida: nuestro clima, nuestros derechos, nuestra igualdad, nuestros m¨¦dicos, nuestro consumo, la ?educaci¨®n.
Y es en este ¨¢mbito donde hemos vivido en 2019 algunos de los grandes impulsos sociales y sentimentales que han movilizado las conciencias. Problemas gigantes que, sin embargo, todav¨ªa no encuentran eco en la pol¨ªtica, o en esa pol¨ªtica que hoy trata de Gobiernos en funciones, de repeticiones electorales y de par¨¢lisis de las cosas importantes. Y es que a¨²n no hay camino legal claro para estos grandes asuntos pospuestos por los Gobiernos.
He aqu¨ª un pu?ado de ejemplos: el Tribunal Supremo corrigi¨® en junio una sentencia previa que hab¨ªa condenado a La Manada de Pamplona por abusos y no por violaci¨®n. El alto tribunal comprendi¨®, como dictaba la l¨®gica y como se hab¨ªan pronunciado millares de mujeres en las calles, que la cadena de penetraciones vaginales, bucales y anales a una joven en un portal de Pamplona por parte de cinco hombres durante los sanfermines de 2016 no era solo una cuesti¨®n de abuso, sino de agresiones sexuales brutales que merec¨ªan m¨¢s castigo del que hab¨ªan tenido. Aquel asunto puso al descubierto la insuficiencia legal ante situaciones en las que no se ha demostrado una resistencia activa ante el agresor y que deja por tanto a una chica inerme, acaso rendida ante el abismo de una violaci¨®n colectiva. Por ello, a¨²n con el PP, se cre¨® una comisi¨®n para promover un cambio en el C¨®digo Penal en torno a la filosof¨ªa del ¡°solo s¨ª es s¨ª¡±. A¨²n seguimos esperando no a Godot, sino a un Gobierno que lo lleve adelante. Los mismos huecos legales han puesto al descubierto los casos de Diana Quer y de Laura Luelmo, asesinadas por hombres que, al no ser sus parejas, no han entrado en la tipificaci¨®n de cr¨ªmenes de la violencia de g¨¦nero, tambi¨¦n pendiente de reforma en cumplimiento con el Convenio de Estambul.
![El coraz¨®n medioambiental del mundo sufri¨® en agosto los peores incendios de la ¨²ltima d¨¦cada. La desforestaci¨®n ha eliminado el equivalente a 1,3 millones de campos de f¨²tbol este a?o. Las pol¨ªticas del presidente de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, no han hecho nada para remediarlo. Esta imagen fue tomada en septiembre en el Estado brasile?o de Rondonia.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/5UJ5OWTBQKO2NUKIYHFDPV5XOE.jpg?auth=92efa42d7b9d0bea873b1e306da009d9456d82b02e3971328281346a2c69ca27&width=414)
La revisi¨®n del caso de La Manada ha coincidido con otros juicios, con otras manadas y con otras violaciones grupales, como la de Manresa: cinco j¨®venes fueron condenados por abuso, y no por agresi¨®n, a pesar de que organizaron turnos de 15 minutos cada uno para disponer de la chica de 14 a?os a su antojo. No ejercieron ning¨²n tipo de violencia ni intimidaci¨®n al ¡°no estar la mujer en condiciones de oponerse¡±, rez¨® la sentencia, convirtiendo entonces la indisposici¨®n de la joven en palanca de una menor tipificaci¨®n para ellos. En las ¨²ltimas semanas del a?o, la sentencia contra los violadores de la Arandina ha elevado el calor del debate al condenar a los agresores a elevadas penas tambi¨¦n como cooperadores necesarios, lo que sin duda supone un avance hacia un cambio cultural que pase por respetar la voluntad de las mujeres.
![Espa?a volvi¨® a convertirse en referencia internacional con la segunda huelga de mujeres del 8 de marzo, despu¨¦s de que no haya habido avances en la lucha contra la violencia machista, la desigualdad salarial y el acceso a puestos de responsabilidad. Este a?o, con la irrupci¨®n de Vox, regresaron debates superados, como el aborto.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/GN7FYH2P5TUT3YFAPEIDC7ZBDM.jpg?auth=fc8da5a2d11cb3fea2401df386109d0355c688d82523291e73a07e4dd01eed41&width=414)
En este contexto, las movilizaciones feministas del 8-M siguieron con fuerza este a?o, por segunda vez, paralelas a un crescendo contra los avances en igualdad y violencia machista que abandera Vox. El salto de la ultraderecha de 24 a 52 esca?os entre las elecciones de abril y noviembre y su entrada en Ayuntamientos y Parlamentos regionales ha dejado ya una triste herencia, y es la quiebra de la unidad contra la violencia de g¨¦nero que expresaban los Gobiernos locales y auton¨®micos ante cada asesinato y los d¨ªas 25-N.
Vamos al siguiente ejemplo: en abril, un ciudadano llamado ?ngel Hern¨¢ndez grab¨® c¨®mo daba de beber pentotal s¨®dico a su esposa, Mar¨ªa Jos¨¦ Carrasco, a la que hab¨ªa cuidado con devoci¨®n durante todo el deterioro que supuso su esclerosis m¨²ltiple. Quer¨ªa convertir lo que vivi¨® como un acto de amor ¡ªla ayuda que prest¨® a su muerte¡ª en un grito de protesta por la eutanasia, a¨²n ilegal en Espa?a a pesar de las promesas de la mayor¨ªa de los partidos pol¨ªticos y su aceptaci¨®n en las encuestas por la mayor parte de la poblaci¨®n. Hern¨¢ndez fue detenido y acusado de cooperaci¨®n al suicidio y su caso qued¨® en manos de un ?juzgado de Violencia sobre la Mujer! en una incre¨ªble paradoja ante quien solo quiso aliviar a su esposa del sufrimiento final de su muerte segura. De nuevo, la pol¨ªtica llegar¨¢ tarde a una demanda social.
![?ngel Hern¨¢ndez llev¨® la pelea por el derecho a morir con dignidad a una nueva dimensi¨®n. Grab¨® y difundi¨® el momento en que daba de beber a su esposa, Mar¨ªa Jos¨¦ Carrasco, el pentotal s¨®dico que la matar¨ªa, como ella deseaba. La cuid¨® durante 30 a?os. En la imagen, posa ante la cama vac¨ªa de Mar¨ªa Jos¨¦ al d¨ªa siguiente de su muerte.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/ENEMQYVAMXWH6YZBYM4A34FRJM.jpg?auth=c451125dfa9aeaeec6c7d74c908324f3a47f503c888954df80a8929e28f00900&width=414)
Pero la estrella del a?o es sin duda una transversal, poli¨¦drica, tan local como global, tan emp¨ªrica y cient¨ªfica como tambi¨¦n sentimental: la concienciaci¨®n ante la realidad ya visible del cambio clim¨¢tico y el asombro ante una joven activista, Greta Thunberg, que genera tanto magnetismo como repulsa entre los irritados o los haters de nuevo cu?o.
Este a?o, el cambio clim¨¢tico ha dejado definitivamente de ser un temario, un informe de cient¨ªficos sesudos o una amenaza lejana. Los ciudadanos ya est¨¢n sintiendo en carne propia las temperaturas extremas, los cambios, los temporales o las inundaciones, como la que ha matado toneladas de peces en el Mar Menor o la que penetr¨® con virulencia en la bas¨ªlica de San Marcos, en Venecia, en una marea alta que va incrementando su frecuencia y su fuerza.
![Este a?o, el Levante espa?ol sufri¨® la peor gota fr¨ªa en 140 a?os. Caus¨® seis muertos y arruin¨® 300.000 hect¨¢reas de huerta y c¨ªtricos. En la imagen, los servicios de emergencia rescatan a una persona atrapada en la inundaci¨®n del t¨²nel de Pilar de la Horadada (Alicante) en la autopista A-7.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/DBMGLX4F4YXLGY7WPNHPK6FMG4.jpg?auth=f373dd77fbb3337da880afbb83fb8781581ee4b3bdb346a991703ac53d0da576&width=414)
Los cient¨ªficos ya han demostrado que las temperaturas son m¨¢s altas, que kil¨®metros de costa est¨¢n vi¨¦ndose amenazados, que los polos se derriten, pero las soluciones no llegan. Casi 200 Gobiernos se han reunido en diciembre en Madrid, en una Cumbre del Clima que improvis¨® Espa?a despu¨¦s de que Chile tuviera que cancelarla por las protestas. La cita tuvo que alargarse por unas negociaciones que finalmente fracasaron en regular los mercados de CO2. Se agrandaron, una vez m¨¢s, las diferencias entre los Gobiernos y la ciencia.
Las emisiones crecen, Donald Trump abandona el Acuerdo de Par¨ªs y el Brasil de Bolsonaro est¨¢ conociendo una deforestaci¨®n creciente de la Amazonia por incendios y talas ya nada reprimidas. El asesinato de ind¨ªgenas que combaten por la preservaci¨®n del bosque as¨ª como de activistas medioambientales sigue salpicando de sangre Am¨¦rica Latina. Y en Espa?a, la promesa de una ley sigue a la espera de una mayor¨ªa parlamentaria. Las palabras y compromisos son grandes. Los hechos, inexistentes.
Y en la misma estela de problemas sin cauce a la vista encaja tambi¨¦n la pederastia, asunto de bombo y platillo para el Vaticano, que en el mes de febrero auspici¨® una cumbre de conferencias episcopales de todo el mundo para abordar las denuncias sin que despu¨¦s haya puesto grandes soluciones sobre la mesa. En Espa?a, frente a los ejemplos de Francia, Irlanda o Alemania, donde comisiones independientes han analizado los casos y sacado conclusiones aterradoras, la Conferencia Episcopal mantiene la investigaci¨®n en un nivel bajo y sin indemnizaciones para las v¨ªctimas a la vista. El Gobierno, por su parte, tampoco investigar¨¢.
![El papa Francisco ha anunciado a final de a?o que levanta el secreto pontificio para casos de pederastia. El pasado febrero, 190 miembros destacados de la Iglesia cat¨®lica liderados por el Papa abordaron por primera vez el problema de los abusos sexuales a menores en el seno de la instituci¨®n. Esta imagen fue tomada en el Vaticano, un d¨ªa antes del inicio de la cumbre.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/JHFNJESWMM36KOANSI6PEEUCRI.jpg?auth=f68e27148055affbc9ed72cf345ea7236c99989f953e1096bc7bfa8904988896&width=414)
No falta tampoco el cl¨¢sico suspenso a la educaci¨®n espa?ola en los trianuales informes PISA, que este a?o han registrado un retroceso en ciencias y un estancamiento en matem¨¢ticas, y en todos los indicadores disponibles. El uso de la educaci¨®n como arma arrojadiza en el fuego cruzado de luchas territoriales e ideol¨®gicas en Espa?a se perpet¨²a y tampoco hay soluci¨®n a la vista.
El a?o se cierra, por tanto, con enormes agujeros en materia social y una lista inmensa de tareas pendientes: leyes para afrontar el cambio clim¨¢tico, la educaci¨®n o la eutanasia, o medidas para corregir dependencia y sanidad, deterioradas con los recortes, am¨¦n de planes contra el suicidio o una mejor tipificaci¨®n de las violaciones. La buena noticia, por mencionar alguna, es que la concienciaci¨®n y la demanda social ponen presi¨®n a unos pol¨ªticos que, por el momento, no han estado a la altura.?
Sobre la firma
![Berna Gonz¨¢lez Harbour](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F942b1f0e-a7f9-4a2b-99b6-705b5e46ffdb.png?auth=5ba0bda8c72b811d831013b2f1f3afd294d96182af6bed7ebf2f75c54334327f&width=100&height=100&smart=true)