Hijas de mi vida
Yo tambi¨¦n di por descontada la pasi¨®n de mis padres, y hoy los a?oro como el mu?¨®n al miembro amputado
Suelo decir, no tan en broma, que si alguna vez me hallo en serios apuros y necesito ayuda urgente, las ¨²ltimas personas a las que pedir¨ªa socorro por el m¨®vil ser¨ªan mis hijas por estrictas razones pr¨¢cticas. Podr¨ªa morir desangrada gota a gota, o del propio aburrimiento, antes de obtener respuesta. Me juego el tipo a que casi cualquier otro n¨²mero de mi lista de contactos contestar¨ªa antes a mi petici¨®n de auxilio a vida o muerte que la carne de mi carne, y eso que el 70% son profesionales. No estoy quej¨¢ndome. Mis ni?as ¡ªperd¨®n, se?oras herederas¡ª son magn¨ªficas. No roban, no matan, no delinquen, no se drogan, que yo sepa, y encima me sacan notazas. Pero son j¨®venes y van a su bola. Tienen el tel¨¦fono en silencio, se han quedado sin bater¨ªa, est¨¢n carg¨¢ndolo, se lo han dejado en casa, lo llevan en la mochila. Que est¨¢n a lo suyo y pasan lo m¨¢s grande de la plasta de su madre, vamos. Eso s¨ª, cuando son ellas quienes me requieren para que les traiga, no s¨¦, nubes de az¨²car de vuelta a casa del curro porque han tenido un mal d¨ªa, tiene que pararse el mundo y contestarles ipso facto. Y el caso es que se para, y les contesto, y les llevo las nubes, emocionada ante el prodigio de que me quieran para algo.
Mientras me autocompadezco pregunt¨¢ndome qu¨¦ he hecho yo para merecer esto, aparte de trabajar todo el santo d¨ªa desde que volv¨ª de sus bajas maternales, no reparo en que, salvando los abismos, yo tambi¨¦n di por descontada la pasi¨®n de mis padres, y hoy los a?oro como el mu?¨®n al miembro amputado. Por todo eso, y por verme retratada al ¨¢cido, me mat¨® el pasaje de Alegr¨ªa, de Manuel Vilas, en el que el escritor se describe como ¡°mendigo del amor¡± de sus hijos. Seguiremos mendigando. Sigamos queri¨¦ndonos, hijas de mi vida, aunque no nos lo digamos. Y hasta aqu¨ª puedo escribir, que igual alguna lee esto y me lo hace pagar caro en Reyes. Feliz 2020.
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