El ba?o de sangre de final de a?o en Colombia
El pa¨ªs ha visto asombrado decapitaciones, torturas, asesinatos selectivos y reclutamientos forzados
En los ¨²ltimos 20 d¨ªas, tres hechos han marcado las din¨¢micas de seguridad en Colombia. El pa¨ªs, asombrado, ha visto decapitaciones, torturas, asesinatos selectivos y reclutamientos forzados. El mundo period¨ªstico parece repetir la frase ¡°regresamos al pasado¡±. El primer hecho se present¨® en la Costa Atl¨¢ntica. All¨ª, una pareja de reci¨¦n casados fue asesinada mientras viajaba a su luna de miel. Horas despu¨¦s del asesinato el pa¨ªs dimension¨® lo que pasaba en una de las regiones m¨¢s tur¨ªsticas de Colombia: toques de queda, extorsiones y una guerra sin cuartel entre el Clan del Golfo y otro grupo que se hace llamar Autodefensas Conquistadoras de la Sierra. En esa regi¨®n, tanto las autoridades militares y policiales est¨¢n permeadas, cualquier investigaci¨®n debe ser dirigida desde Bogot¨¢.
El segundo hecho se present¨® algunas horas despu¨¦s, pero esta vez en la regi¨®n del Bajo Cauca, en el departamento de Antioquia. Con una fotograf¨ªa de una cabeza de un hombre cercano a los 30 a?os sobre una estaca y un letrero del Bloque Virgilio Peralta o Los Caparrapos se anunciaba el reinicio de la confrontaci¨®n entre este grupo y el Clan del Golfo. Corregimientos enteros est¨¢n desocupados, los reclutamientos de menores est¨¢n a la orden del d¨ªa y las decapitaciones ahora son comunes, as¨ª como la utilizaci¨®n de motosierras para cortar personas vivas.
El tercer hecho es que en cuesti¨®n de tres semanas han sido asesinados casi una decena de l¨ªderes sociales. El ¨²ltimo de los hechos ocurri¨® en la zona de la sierra, en el sure?o departamento de Nari?o, all¨ª sicarios llegaron a buscar a un l¨ªder social, como no lo encontraron mataron a su madre y su abuelo. El mensaje era claro: no pod¨ªa volver por la regi¨®n.
La pregunta obvia es qu¨¦ est¨¢ pasando con la seguridad del pa¨ªs. La respuesta no es del todo clara, pero podr¨ªan darse tres razones de la actual crisis de seguridad. La primera es una incapacidad de mando y control por parte de la jefatura de la fuerza p¨²blica colombiana. Dicha incapacidad viene dada porque el mando militar y policial est¨¢ m¨¢s tiempo defendi¨¦ndose de problemas judiciales que comandando la seguridad del pa¨ªs. Hace un a?o fue nombrado Nicasio Mart¨ªnez como comandante del Ej¨¦rcito, desde su llegada nunca pudo comandar por los m¨²ltiples esc¨¢ndalos en los que se vio envuelto. Entre ellos, temas de corrupci¨®n y casos de ejecuciones extrajudiciales. Solo hace algunas horas dej¨® el cargo. Igual pasa con la c¨²pula de la Polic¨ªa Nacional, la cual se encuentra en medio de una tormenta por cuenta de varios hechos de corrupci¨®n. Est¨¢n divididos y agarrados entre ellos.
La segunda explicaci¨®n es la falta de an¨¢lisis estrat¨¦gico. Aqu¨ª se mezclan dos cosas. Por un lado, el ministro saliente de Defensa, Guillermo Botero, pertenec¨ªa al gremio de los comerciantes y no ten¨ªa ni idea de temas de seguridad. El actual ministro, Carlos Trujillo, nombrado hace algunos d¨ªas, tampoco conoce del tema. Por otro lado, la comandancia de las Fuerzas Militares y la Polic¨ªa es muy buena en lo t¨¢ctico, pero no en lo estrat¨¦gico. La ausencia de visi¨®n sobre los nuevos fen¨®menos que afectan la seguridad es incre¨ªble.
Hay una tercera explicaci¨®n que es la demora de la adaptaci¨®n de las Fuerzas Militares a las nuevas din¨¢micas del crimen, lo cual es relativamente normal. El aparato de seguridad del pa¨ªs estaba acostumbrado a un fen¨®meno de grupos guerrilleros, estructurados, con mando, uniformados y con una jerarqu¨ªa clara. Pero eso cambi¨® en cuesti¨®n de semanas luego de la dejaci¨®n de las armas de la entonces guerrilla de las FARC. Ahora, en Colombia, a excepci¨®n del ELN, la mayor¨ªa de las organizaciones criminales se podr¨ªa catalogar como de tercera generaci¨®n, que funcionan en modo red, sin mandos claros y con capacidad alta de reposici¨®n de tropas. Esa adaptaci¨®n tarda algunos a?os para el aparato de seguridad. Por el momento parecen ser ineficaces.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.