?Es posible superar la muerte de tu hijo de cuatro a?os? As¨ª lo consigui¨® Eric Clapton
Un d¨ªa como hoy, 7 de enero, de 1992, el m¨²sico public¨® ¡®Tears in heaven¡¯, la conmovedora balada que le ayud¨® a metabolizar el fallecimiento de Conor y hacer frente a su adicci¨®n
Lo apodaban ¡®mano lenta¡¯, pero su vida hasta entonces hab¨ªa sido de todo menos calmada. Eric Clapton (Ripley, Reino Unido, 1945) admit¨ªa en sus memorias (Clapton, Autobiograf¨ªa) que tomar malas decisiones era su especialidad. El guitarrista, una leyenda del rock tanto en solitario como en las bandas The Yardbirds y Cream, acompa?aba su virtuosismo de un apetito por el exceso que le hac¨ªa redundar en tocar fondo. La sobriedad era una quimera para ¨¦l desde los inicios, cuando su figura era deificada en las paredes de los metros de Londres, y se consideraba casi milagroso que su adicci¨®n a las drogas no le hubiera hecho ya miembro del malogrado ¡®club de los 27¡¯.
Conor jugaba al escondite con la ni?era y, de manera simult¨¢nea, el conserje del edificio hab¨ªa abierto los grandes ventanales del sal¨®n para poder limpiarlos. Antes de que Lory pudiera advertir del peligro al ni?o, este corri¨® directo hacia ellos y cay¨® desde el piso 53 del rascacielos
Por eso, cuando el fallecimiento de su hijo Conor, de cuatro a?os, le golpe¨® de manera inesperada, muchos le anticiparon un destino fat¨ªdico. No contaban con que su guitarra ¨Cla m¨ªtica Stratocaster¨C ejercer¨ªa una vez m¨¢s de salvavidas. El m¨²sico convirti¨® la desgracia en una experiencia transformadora: renegando para siempre de su rutina suicida y estimulando su talento hasta cotas insospechadas. Un cambio plasmado en la conmovedora Tears in heaven, una de las baladas m¨¢s populares de la historia y de cuyo lanzamiento se cumplen 28 a?os este 7 de enero.
Conor muri¨® la ma?ana del 20 de marzo de 1991. ?l y su madre, Lory del Santo (expareja de Clapton), hab¨ªan llegado a Nueva York para que el artista pudiera pasar m¨¢s tiempo con su hijo y aquel d¨ªa se dispon¨ªan a visitar el zool¨®gico de Central Park. Mientras esperaban la llegada del guitarrista al apartamento en el que se alojaban, Conor jugaba al escondite con la ni?era y, de manera simult¨¢nea, el conserje del edificio hab¨ªa abierto los grandes ventanales del sal¨®n para poder limpiarlos. Antes de que Lory pudiera advertir del peligro al ni?o, este corri¨® directo hacia ellos y cay¨® desde el piso 53 del rascacielos.
Si es evidente que no hay mayor tragedia que la muerte de un hijo, para Clapton fue especialmente cruda. Sus adicciones e inestabilidad sentimental le hab¨ªan llevado a desatender a?Conor desde su nacimiento pero, tras salir de la cl¨ªnica de rehabilitaci¨®n, hab¨ªa retomado entusiasta sus funciones paternales. Clapton reconoce en su autobiograf¨ªa que se dio cuenta por fin de todo lo que significaba el peque?o para ¨¦l justo un d¨ªa antes de su muerte.
Un trauma de tal calibre se antojaba un golpe definitivo para la vida de Clapton, la se?al inequ¨ªvoca de que hab¨ªa llegado el momento de rendirse, pero el brit¨¢nico consigui¨® integrar el dolor y convertirlo en el punto de inflexi¨®n de su renacimiento. ¡°Si puedo soportar esto y seguir sobrio, todo el mundo puede hacerlo¡±. En Clapton, Autobiograf¨ªa (Neo-Sounds), el artista recuerda el momento en el que supo que pod¨ªa hacer de la tragedia algo positivo.
Sucedi¨® tras finalizar una reuni¨®n de Alcoh¨®licos An¨®nimos, cuando una compa?era se acerc¨® para confesarle que acababa de despojarla de la ¨²ltima excusa para seguir bebiendo: ¡°Siempre pens¨¦ que si algo le ocurr¨ªa a mis hijos tendr¨ªa la justificaci¨®n para emborracharme. Pero t¨² me has demostrado que eso no es cierto¡±. Clapton fue consciente tras ese episodio de que acababa de encontrar la mejor manera de honrar la memoria de Conor.
Clapton hizo de la m¨²sica un agente cicatrizante y, pocos meses despu¨¦s, lleg¨® Tears in heaven. "En los ¨²ltimos ochenta, Clapton era tan famoso como irrelevante. Hac¨ªa discos muy comerciales y muy huecos. Tears in heaven fue la primera vez en a?os que se ve¨ªa a la persona debajo de la estrella y eso impresionaba", analiza el cr¨ªtico musical I?igo L¨®pez Palacios.
Un trauma de tal calibre se antojaba un golpe definitivo para la vida de Clapton, pero el brit¨¢nico consigui¨® integrar el dolor y convertirlo en el punto de inflexi¨®n de su renacimiento
El tema, desgarrador por la crudeza con la que aborda un hipot¨¦tico reencuentro celestial con su hijo, naci¨® como respuesta al insoportable dolor que sent¨ªa. David M. Greenberg, que ha dedicado su trayectoria acad¨¦mica a investigar los efectos de la m¨²sica en su intersecci¨®n con el tratamiento cl¨ªnico o la neurociencia, declara a ICON que el poder de una melod¨ªa va m¨¢s all¨¢ de lo que pensamos posible. ¡°El duelo es un camino complejo y tortuoso. Despu¨¦s de un acontecimiento tr¨¢gico, sobre todo si es repentino, la persona se embarca en un viaje de aceptaci¨®n. La m¨²sica juega aqu¨ª un papel fundamental porque ayuda a metabolizar las emociones de un trauma y enfocarlas hacia el crecimiento postraum¨¢tico, convirtiendo a la persona en resiliente¡±, afirma el doctor en psicolog¨ªa por la universidad de Cambridge y referencia internacional en la materia.
En 1991, Clapton llevaba tres a?os sobrio pero, esc¨¦ptico ante su capacidad para mantenerse a flote, decidi¨® que la guitarra ser¨ªa su tabla de salvaci¨®n. ¡°El nacimiento y desarrollo de esas canciones fue lo que me mantuvo vivo en el per¨ªodo m¨¢s oscuro de mi vida (¡) Originalmente no estaban hechas para publicarlas o para el consumo del p¨²blico, solo las hice para evitar volverme loco¡±, confes¨® en su autorretrato literario. El p¨²blico respondi¨® con entusiasmo a la honestidad brutal del artista que hab¨ªa decidido erigirse en superviviente y Tears in heaven, que fue lanzada primero como parte de la banda sonora de la pel¨ªcula Hasta el l¨ªmite (Rush), se convirti¨® en un ¨¦xito incontestable. El brit¨¢nico admiti¨® que el tema surgi¨® como respuesta a una pregunta que se hab¨ªa hecho desde que perdi¨® a su abuelo: "?De verdad nos volveremos a ver?". ¡°?Sabr¨ªas mi nombre si te viese en el cielo? / ?Ser¨ªa lo mismo si te viese en el cielo?¡±, canta en el estribillo.
Eric Clapton interpretando 'Tears in heaven' en la grabaci¨®n del disco en directo 'MTV Unplugged'.
Tears in heaven se convirti¨® en la mejor tirita para la profunda herida del artista: ¡°Sent¨ªa la necesidad de tocar esas nuevas canciones sobre mi hijo y cre¨ªa de verdad que iban a servir, no solo para ayudarme a m¨ª, sino tambi¨¦n a cualquiera que hubiera sufrido una p¨¦rdida as¨ª de extraordinaria¡±, cuenta el m¨²sico en su libro. Greenberg considera el tema uno de los hitos musicales de las ¨²ltimas d¨¦cadas y cree que el caso de Clapton ejemplifica ese proverbio del juda¨ªsmo que afirma que todo lo que necesita una persona en los momentos m¨¢s oscuros es encontrar un hilo de esperanza dentro de s¨ª misma. ¡°Ese hilo puede ser una melod¨ªa porque es algo que mantiene vivo el esp¨ªritu humano. Durante un proceso de duelo, la m¨²sica puede ser esa mano amiga que nos gu¨ªa por las diferentes etapas y, en las mejores circunstancias, incluso puede sacarnos de la tormenta¡±, a?ade el music¨®logo.
Clapton, hoy semiretirado a sus 74 a?os aquejado de una incipiente sordera, se rehabilit¨® por completo y grab¨® un especial para la cadena musical MTV en el que interpret¨® tanto Tears in heaven como el resto de canciones escritas durante aquellos meses de curaci¨®n. El disco de ese concierto, Unplugged, vendi¨® 26 millones de copias y le hizo merecedor de hasta tres premios Grammy en 1993 (canci¨®n del a?o, grabaci¨®n del a?o e interpretaci¨®n vocal pop masculina). Clapton achac¨® la popularidad del ¨¢lbum a que todos aquellos que quer¨ªan solidarizarse con su situaci¨®n y demostrarle su apoyo encontraron en la adquisici¨®n del ¨¢lbum la mejor forma de hacerlo.
Un ¨¦xito profesional mayest¨¢tico que palidece comparado con su relevancia a la hora de servirle como medicina tras la muerte de Conor. Fue el disco m¨¢s vendido de su carrera, tambi¨¦n el m¨¢s barato de producir y el que menos trabajo y preparaci¨®n requiri¨®, pero es el propio guitarrista el que admite en su biograf¨ªa el insoportable precio de la canci¨®n que ya es un cl¨¢sico: ¡°Si quer¨¦is saber lo que me cost¨® en realidad, tendr¨¦is que ir a Ripley y visitar la tumba de mi hijo¡±.
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