Realidades distintas, mismo pa¨ªs
Volver el debate a la arena de la normalidad y las pol¨ªticas p¨²blicas es tarea de todos. Ser¨¢ importante que tanto Gobierno como oposici¨®n se comprometan
Igual que ocurri¨® en el debate del fin de semana, la sesi¨®n de investidura al nuevo Gobierno, m¨¢s que entre opciones, dibuj¨® un debate entre realidades dif¨ªcilmente compatibles. Los discursos de los l¨ªderes de Vox, Partido Popular y Ciudadanos apuntaban a una situaci¨®n que poco ten¨ªa que ver con los discursos a los que apuntaban los portavoces del resto de formaciones. Incluso algunas voces que se opon¨ªan al Gobierno como Ana Oramas.
Casado, Abascal y en cierta medida Arrimadas, situaron su discurso en un momento de aparente crisis para el futuro de nuestro pa¨ªs, con constantes apelaciones a una situaci¨®n de te¨®rica crisis constitucional y centrando la mayor parte de su discurso en grandes principios de funcionamiento de la pol¨ªtica y las instituciones, con m¨²ltiples menciones al Rey y a la Constituci¨®n. Adem¨¢s, a pesar de las menciones de Abascal a la ley de violencia de g¨¦nero, la mayor parte del discurso de estos partidos gir¨® alrededor de sus posiciones sobre la unidad de Espa?a y las instituciones del Estado.
Los partidos de la coalici¨®n de Gobierno, en cambio, intentaron tener un debate de investidura muy normalizado dentro de la l¨®gica de la alternancia democr¨¢tica y la formaci¨®n de Gobiernos. Sin casi ninguna menci¨®n al momento hist¨®rico. Ni siquiera el hecho de estar eligiendo el primer Gobierno de coalici¨®n de la historia moderna de la democracia espa?ola parec¨ªa justificar las apelaciones a la historia. Pedro S¨¢nchez y sus socios intentaron, en cierta manera, centrar el debate en las propuestas en materia econ¨®mica y social que el Gobierno pretende impulsar. Es decir, tener un debate centrado sobre las famosas pol¨ªticas p¨²blicas y los debates normales de las democracias que asumen con normalidad la alternancia y los cambios de coalici¨®n gubernamental. Aunque este debate poco a poco perdi¨® presencia en los discursos de los portavoces, que decidieron entrar a discutir las duras acusaciones de la oposici¨®n.
Era esperable que la actual coalici¨®n de Gobierno y sus apoyos generaran un incremento de la polarizaci¨®n entre partidarios y opositores. Era previsible ver un recrudecimiento de las actitudes y ciertos movimientos de unos y otros para visualizar las diferencias entre bloques y disimular las diferencias dentro de estos mismos bloques. Sin embargo, es importante que estos cruces de acusaciones se limiten a la bondad o no bondad de las distintas propuestas. Que no cuestionen las legitimidades de ninguna de las voces, ni las instituciones que las sustentan. Volver el debate a la arena de la normalidad y las pol¨ªticas p¨²blicas es tarea de todos. Y para ello ser¨¢ importante que tanto Gobierno como oposici¨®n se comprometan con mantener un debate en el campo de la normalidad.
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