Maduro resistente

Nicol¨¢s Maduro sigue ajeno a los sufrimientos de su pa¨ªs y al destrozo institucional que est¨¢ ocasionando su autoritarismo, que ha convertido a Venezuela en un Estado fallido, con su econom¨ªa colapsada, sus c¨¢rceles llenas, una cuarta parte de la poblaci¨®n huida del pa¨ªs y la inseguridad instalada en sus calles, especialmente cuando se trata de pol¨ªticos de la oposici¨®n o de periodistas. En el momento en que se cumple un a?o de que Juan Guaid¨® fuera elegido presidente de la Asamblea, se proclamase presidente encargado de Venezuela y fuera reconocido por unos 60 pa¨ªses, el Gobierno de Maduro ha organizado un nuevo golpe de mano para impedir su renovaci¨®n y situar en su lugar a un tr¨¢nsfuga y conocido corrupto, Luis Parra, que ni siquiera ha conseguido una votaci¨®n en forma y la mayor¨ªa simple de los diputados.

Venezuela est¨¢ pues sumida en un caos institucional: Maduro ejerce el poder; la Asamblea Nacional renov¨®, con votos y qu¨®rum verificados, a Guaid¨® como presidente encargado, que sigue reconocido por numerosos pa¨ªses en Europa y Am¨¦rica, mientras Parra encabeza una fantasmal junta directiva alternativa en la Asamblea que nadie, excepto el chavismo y sus aliados, reconoce. A ello hay que sumar la ileg¨ªtima e ilegal Asamblea Constituyente, organizada fraudulentamente por el r¨¦gimen y dedicada ¨²nicamente a restar legitimidad a la Asamblea Nacional, controlada por la oposici¨®n. Esta es una de las caracter¨ªsticas m¨¢s descaradas de los reg¨ªmenes autoritarios. No cumplen ni siquiera sus propias reglas de juego. O solo las cumplen cuando van a su favor. Cuando fingen utilizarlas para dinamitarlas desde dentro, como ha hecho Maduro con la elecci¨®n y juramento fraudulentos de un presidente de la Asamblea Nacional, Luis Parra, con el ¨²nico objetivo de desposeer a Guaid¨®.

El r¨¦gimen bolivariano se halla exhausto. Aun as¨ª, el sucesor de Ch¨¢vez siempre consigue sacarse un ¨²ltimo recurso de la chistera bolivariana, m¨¢s propio del repertorio mafioso que de cualquier idea cercana a la de las instituciones de una democracia, con tal de seguir manteni¨¦ndose en pie, aun sin contar con ning¨²n horizonte ni estrategia realista. La comunidad internacional, y especialmente la iberoamericana, deben terminar con esta resistencia cruel, que hace estragos en la sociedad venezolana, que llena de refugiados econ¨®micos los pa¨ªses vecinos y que constituye un foco de inestabilidad insoportable para la regi¨®n. Resulta imperativo establecer las bases para una salida negociada a esta cat¨¢strofe. Y, pese a todos sus aspavientos, Maduro debe comprender que no tiene alternativa alguna viable.