El futuro
El mundo occidental empieza a darse cuenta de que su modo de vida est¨¢ aniquilando el planeta
San Mart¨ªn Tilcajete, un modesto pueblo de Oaxaca, M¨¦xico, ofrece a quien lo visita, si observa con atenci¨®n, la inquietante idea de que nuestra especie ha equivocado el rumbo, una idea que resuena, cada vez con m¨¢s fuerza, en las cumbres del clima y en la legi¨®n de activistas que hoy encabeza Greta Thunberg.
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Un gran porcentaje de la emisi¨®n de gases de efecto invernadero, del cambio clim¨¢tico, se debe a la huella de carbono que dejan los alimentos, que es el saldo de poluci¨®n que producen estos desde que eran brote, o cr¨ªa, hasta que llegan a la mesa del consumidor. El grupo social de los climatarians combate esa huella consumiendo los alimentos que produce su comunidad, y utilizando los enseres y servicios que provee su entorno. El proyecto de los climatarians puede implementarse en una peque?a colectividad, pero es dif¨ªcil de aplicar a gran escala porque implica la reconfiguraci¨®n de los sistemas de producci¨®n, de transporte y de buena parte de la econom¨ªa del planeta que se ech¨® a andar con la Revoluci¨®n Industrial.
El climatarian no compra productos en empaques de pl¨¢stico, cuando va a hacer la compra lleva sus canastas y sus recipientes de vidrio al mercado. Comprar en estas condiciones es mucho m¨¢s complicado, y requiere m¨¢s tiempo y m¨¢s esfuerzo; se trata de un sistema que va a contrapelo de la modernidad, donde todo es cada vez m¨¢s r¨¢pido y m¨¢s f¨¢cil.
En el tiempo y el esfuerzo que invierte un climatarian en su batalla contra el cambio clim¨¢tico est¨¢ uno de los conflictos de este modo de vida, que se extiende desde luego m¨¢s all¨¢ del ¨¢mbito alimenticio; ?qui¨¦n est¨¢ dispuesto a hacer ese esfuerzo, a invertir ese tiempo, y el dinero que cuesta la producci¨®n de alimentos a peque?a escala, para salvar al planeta?
Y en el plano industrial, ?qu¨¦ Estado u organismo va a desmontar las granjas, los establos y los plant¨ªos deslocalizados, y las redes de distribuci¨®n internacional de todos los alimentos que producen huella de carbono? Es probable que los climatarians terminen como los jipis, sensibilizando al planeta, concientiz¨¢ndolo para que todo siga exactamente igual.
El pueblo de San Mart¨ªn Tilcajete nos ense?a a los habitantes de Occidente que otra forma de vida es posible, que el tiempo no es necesariamente una flecha que corre de enero a diciembre a toda velocidad, que la urgencia con la que vive el habitante del siglo XXI, que todo lo necesita, y lo obtiene, de manera inmediata, no era el ¨²nico camino hacia el futuro.
La productividad y el progreso tienen en ese pueblo de Oaxaca, que se dedica a la producci¨®n artesanal de alebrijes, otra direcci¨®n y otra manera de manifestarse. El alebrije es una figura de madera, producto de la asombrosa imaginaci¨®n oaxaque?a, compuesta a partir de la s¨ªntesis de dos animales de distinta especie, que coincide con el concepto que estableci¨® Andr¨¦ Breton para definir al objeto surrealista: la aproximaci¨®n de dos realidades distintas, cuanto m¨¢s distintas sean, m¨¢s rica ser¨¢ la realidad que producen. Cito a Breton porque su concepto se ajusta al alebrije, sin perder de vista que el surrealismo es una corriente art¨ªstica del siglo XX, mientras que el arte oaxaque?o es la expresi¨®n milenaria de un pueblo.
El artesano de San Mart¨ªn Tilcajete tarda varios meses en crear un alebrije, consigue un trozo de madera de los ¨¢rboles que crecen alrededor de su casa, le quita la corteza y luego empieza a escarbar y a tallar la combinaci¨®n de animales que ha imaginado, un jaguar-serpiente, un mono-lagarto. Una vez que le ha dado forma al alebrije comienza a pintarlo, a un ritmo prohibitivo, y ya desconocido, para la industria occidental, con los colores que salen de los elementos que encuentra alrededor de su casa, cochinilla, a?il, miel, lim¨®n, c¨¢scara de naranja o de granada; estas pinturas no llevan sustancias conservadoras, se descomponen r¨¢pidamente, lo cual obliga al artesano a ir haciendo los colores conforme los va necesitando.
La pieza que sale de ese largu¨ªsimo proceso ha sido creada con los elementos que el artesano ha encontrado alrededor de su casa, en ese entorno que tambi¨¦n provee lo que come y lo que viste, lo cual nos lleva a considerar lo siguiente: el mundo occidental, despu¨¦s de siglos de progresar solo hacia adelante, empieza a darse cuenta de que ese sistema de vida va a terminar aniquilando al planeta y a sus habitantes; en las cumbres del clima y en los discursos de Greta Thunberg resuena la idea de que para revertir los estragos del calentamiento global hay que vivir de los elementos que produce nuestro entorno, se nos invita, en suma, a adoptar la forma de vida de la gente de San Mart¨ªn Tilcajete que, hoy venimos a darnos cuenta, ha vivido siempre a la vanguardia de la civilizaci¨®n. Quiz¨¢ el futuro no queda hacia adelante, como hab¨ªamos cre¨ªdo siempre, sino hacia atr¨¢s, hacia el pasado.
Jordi Soler es escritor. Su ¨²ltimo libro publicado es Mapa secreto del bosque (Debate).
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