Nantu: el sue?o solar
Este joven tiene una soluci¨®n para evitar la llegada de una carretera a su pueblo en el Amazonas ecuatoriano: conectar con barcas que usen energ¨ªa limpia hasta nueve comunidades del territorio achuar. Su historia es la octava de la serie 'Rainforest Defenders' sobre l¨ªderes que luchan por la conservaci¨®n de la selva
En un paisaje de nubes luminosas que se reflejan en el espejo del agua, propulsada por energ¨ªa el¨¦ctrica, una canoa se desliza silenciosa r¨ªo arriba. A bordo de la embarcaci¨®n va un equipo de j¨®venes ind¨ªgenas achuar. Regresan a casa despu¨¦s de asistir a una capacitaci¨®n en instalaci¨®n y control de paneles solares que tuvo lugar en el Capahuari, afluente del r¨ªo Pastaza en la Amazon¨ªa ecuatoriana, cerca de la frontera con Per¨².
La canoa solar apenas vibra. Se escuchan las voces de proa a popa, y en la confluencia de ambos r¨ªos, unos cuantos delfines de agua dulce emergen para respirar, confiados y cercanos, gracias a que el suave rumor no los auyenta. Esta escena, que parece ficci¨®n, es completamente real. La hacen posible un grupo de j¨®venes valerosos, que defienden la selva y plantan cara al petr¨®leo, que tanto da?o ha causado ya a la Amazon¨ªa ecuatoriana.
Los yacimientos significan la sentencia de muerte de este territorio, como ya pas¨® con los pueblos huaorani, m¨¢s al norte. Junto al petr¨®leo, tambi¨¦n la miner¨ªa, la deforestaci¨®n y la caza ilegal son amenazas abrumadoras para comunidades relativamente aisladas como la de Sharamentsa, compuesta por unos 70 individuos y situada unos 30 kil¨®metros arriba del Capahuari, a la ribera del mismo r¨ªo Pastaza.
Pero en vez de lamentarse del triste destino al que los aboca el extractivismo, resignarse o cerrar los ojos ante lo irremediable, los j¨®venes de esta comunidad est¨¢n despiertos. Est¨¢n de pie, y luchan por defender la selva que encarna su futuro, y el de sus hijos. Saben que con ello les va la vida.
Hacer frente al extractivismo
Nantu, como otros miles de j¨®venes ind¨ªgenas de todo Ecuador, acudi¨® a la llamada de sus l¨ªderes para hacer frente a un Gobierno dispuesto a plegarse a las exigencias del FMI y a abrir, todav¨ªa m¨¢s, las puertas a los intereses de las grandes transnacionales extractivas.
De madrugada, junto a quince compa?eros armados con lanzas y tocados con sus cintas tradicionales, Nantu emprendi¨® un largo y azaroso viaje r¨ªo arriba para luego montarse en un cami¨®n y llegar a Quito, a cientos de kil¨®metros de la comunidad. ¡°En el pa¨ªs hubo un levantamiento ind¨ªgena para hacer frente a los pr¨¦stamos del FMI. Vendieron nuestros recursos. Y est¨¢n expandiendo los pozos de petr¨®leo¡±, dice Nantu. ¡°Nos est¨¢n robando, sin que nos demos cuenta. Por eso nos levantamos, para defender lo que es nuestro: nuestros territorios¡±.
As¨ª, esa expedici¨®n a Quito no fue una movilizaci¨®n puntual ni aislada. No. Nantu (31 a?os), junto a compa?eros de su generaci¨®n, est¨¢ liderando un proyecto de futuro para su comunidad. Tiene muy claro que de lo que hagan ¨¦l y los suyos depende el destino, no solo de un ¨¢rea milagrosamente preservada de la selva ecuatoriana, sino en parte el futuro de la cuenca amaz¨®nica y, en consecuencia, el de uno de los pulmones del planeta hoy m¨¢s amenazados.
Los achuar tienen todav¨ªa una oportunidad de evitar el desastre que vivieron, m¨¢s al norte, sus hermanos huaorani, a quienes diezm¨® el petr¨®leo. Nantu lo sabe. Entiende que, o construye una alternativa, o acabar¨¢ devorado por el inexorable avance de la voracidad de las industrias petrolera, maderera y minera.
Una carretera que parte de Puyo, y que ya ha penetrado decenas de kil¨®metros en el territorio del vecino pueblo shuar, est¨¢ a punto de entrar en territorio achuar. ¡°La carretera es un veneno¡±, dice Jos¨¦, compa?ero de Nantu, quien agrega: ¡°La carretera no nos respeta, nos es impuesta desde la ciudad. Es un medio terrestre muy peligroso para nosotros¡±.
Alternativa energ¨¦tica
Ante esta conciencia l¨²cida, la implicaci¨®n de Nantu, desde hace ya varios a?os, en el desarrollo de canoas propulsadas por energ¨ªa solar es fundamental para tener argumentos capaces de detener el avance de esta carretera letal.
El proyecto, ideado por la Fundaci¨®n Kara Solar, con sede en Quito, es de una gran ambici¨®n: conectar con barcas que usen energ¨ªa limpia de transporte colectivo hasta nueve comunidades del territorio achuar. Se trata de un proyecto con un fuerte componente de investigaci¨®n y desarrollo que tiene una proyecci¨®n revolucionaria para la regi¨®n amaz¨®nica, especialmente para los territorios ind¨ªgenas.
Su visi¨®n es la de una Amazon¨ªa poblada por canoas solares que sustituir¨¢n potencialmente a decenas de miles de embarcaciones que andan quemando miles y miles de metros c¨²bicos de gasolina cada a?o en motores de explosi¨®n.
Como cualquier proyecto de I+D, las dos canoas solares que hoy existen han presentado problemas t¨¦cnicos, accidentes y contratiempos en este territorio hostil. El r¨ªo es bravo, presenta crecidas y decrecidas peri¨®dicas
Sustituir esa tecnolog¨ªa, que es por lo menos tan antigua como la de los motores el¨¦ctricos a base de magnetos, pero que depende de un ciclo econ¨®mico insensato y totalmente ineficiente, es el sue?o que impulsa Kara Solar. Oliver Utne, su fundador, lo resume en una frase: ¡°Las colaboraciones sostenidas y verdaderamente interculturales pueden crear soluciones tecnol¨®gicas que sirvan a las comunidades ind¨ªgenas, en lugar de destruirlas¡±.
Es incontestable que el ciclo de la gasolina es absurdo. El petr¨®leo se extrae gracias a una formidable inversi¨®n en carreteras de acceso y transporte de maquinaria pesada de extracci¨®n hacia la selva que contiene los grandes yacimientos. Se construyen kilom¨¦tricos oleoductos que canalizan el hidrocarburo f¨®sil hacia la costa, y lo embarca en superpetroleros propulsados por diesel hacia refiner¨ªas situadas miles de kil¨®metros al norte, en California.
Una vez refinado, se transporta de vuelta a puerto ecuatoriano, se almacena en grandes tanques de combustible para su posterior distribuci¨®n en camiones cisterna, tambi¨¦n propulsados por diesel, hacia las gasolineras. Desde ah¨ª se carga en bidones y se transporta en camiones y autos hacia avionetas o canoas propulsadas por motores Yamaha de dos o cuatro tiempos, o peque-peques Honda de cola larga. El hidrocarburo va de regreso a la selva, al lugar desde donde se extrajo en primer lugar.
Nantu comprende que este proceso no se detiene sino es con una defensa cerrada del territorio y construyendo una alternativa. Trabaja, por ejemplo, en un proyecto que instalar¨¢ sistemas de energ¨ªa alternativos, mucho m¨¢s amables con una econom¨ªa verde y circular, de proximidad y subsistencia. La armon¨ªa de cualquier desarrollo con el ecosistema actual es, para ¨¦l, imprescindible.
En la selva, que Nantu conoce a fondo, hay recursos suficientes para que la comunidad viva tranquila y en equilibrio. Ah¨ª hay frutas, ra¨ªces, fibras, caza, pesca y plantas medicinales. Contiene tierra f¨¦rtil donde abrir peque?as huertas de subsistencia para el cultivo de lo esencial. Maderas para casas, canoas, combustible para cocinar.
¡°La selva es vida para nosotros¡±, afirma. Un bosque tan f¨¦rtil y preservada como el del suroeste ecuatoriano provee generosamente. ¡°Es el mercado y la farmacia¡±, sentencia, ¡°tambi¨¦n es el pulm¨®n y la fuente¡±.
Es el lugar de Arutam, la entidad sagrada que mora en las cascadas, que engloba las distintas fuerzas que integran la cosmovisi¨®n de estos ind¨ªgenas, para los que el sol, el agua, la fertilidad y la propia selva gobiernan la vida espiritual y proveen la subsistencia material de un pueblo que era n¨®mada hasta hace pocas d¨¦cadas.
Apropiaci¨®n ind¨ªgena de la tecnolog¨ªa
Como cualquier proyecto de I+D, las dos canoas solares que hoy existen han presentado problemas t¨¦cnicos, accidentes y contratiempos en este territorio hostil. El r¨ªo es bravo, presenta crecidas y decrecidas peri¨®dicas, experimenta una corriente considerable que las canoas deben ser capaces de remontar. Adem¨¢s, presenta remolinos que superar, junto a obst¨¢culos como ¨¢rboles semihundidos, bancos de arena y, m¨¢s arriba, suelo rocoso, impredecible.
Hay que optimizar la superficie del toldo de la canoa para que pueda albergar la m¨¢xima superficie de c¨¦lulas fotovoltaicas sin que se ponga en peligro su estabilidad. Hay que mejorar la durabilidad y capacidad de almacenaje de las bater¨ªas, hacerlas m¨¢s ligeras, sustituir el plomo por litio, idealmente, sin que ello dispare los costes¡
La lista es larga, pero el proceso est¨¢ bien avanzado. En la fase siguiente del desarrollo se contempla, por ejemplo, instalar estaciones solares de recarga a lo largo del itinerario de las canoas. De ah¨ª la importancia de capacitar a los siete j¨®venes achuar que participan en el programa de Kara Solar. Se trata de conseguir que se apropien de la tecnolog¨ªa, que desarrollen su propia manera de gestionar el sistema. Son programas de capacitaci¨®n interculturales impartidos entre pares, que son instruidos tambi¨¦n por t¨¦cnicos ind¨ªgenas. Esto resulta clave para el r¨¢pido aprendizaje y para el aterrizaje adaptado de las t¨¦cnicas a los territorios.
Es esta combinaci¨®n entre tecnolog¨ªas verdes en desarrollo y sociedades que conservan una cosmovisi¨®n decolonizada y un sistema de vida totalmente integrado en el ecosistema de un territorio pr¨¢cticamente virgen, lo que hace de este proyecto algo excepcional.
Los achuar conservan una manera asamblearia de tomar decisiones. Se re¨²nen en grandes casas comunitarias, y mantienen ritos como el de tomar chicha (una bebida alimenticia a base de yuca masticada y fermentada) todos juntos, o beber wayusa en com¨²n ¡ªuna infusi¨®n que provoca el v¨®mito, purifica y fortifica para d¨ªas duros de trabajo, antes de que salga el sol¡ª.
Preocupados por el futuro de una poblaci¨®n en aumento, poco a poco la comunidad est¨¢ introduciendo en Sharamentsa alguna diversificaci¨®n en t¨¦rminos de actividad econ¨®mica que apunta a su sostenibilidad m¨¢s all¨¢ de la autosuficiencia. Ya existe un proyecto de ecoturismo, con dos cabinas con capacidad total para 24 visitantes, gestionado por la comunidad, y un proyecto de alimentaci¨®n que usa una planta de energ¨ªa solar en construcci¨®n. Pero la principal e inminente amenaza es, sin duda, la proximidad de la carretera.
Nantu tiene una queja directa frente al gobierno de Quito: ¡°Yo le dir¨ªa al Gobierno que no realice proyectos sin preguntar a las nacionalidades. Que realice proyectos consultando a los pueblos, que son los due?os de los territorios. Que deje de expandir fronteras petroleras, que deje de expandir carreteras que lleguen hasta los rincones de la Amazon¨ªa. Eso es s¨²per peligroso para nosotros¡±.
En un momento vital de plenitud Nantu lidera, junto a su generaci¨®n, una comunidad joven, equilibrada, en evoluci¨®n. Es consciente de que los cambios que se est¨¢n dando en el clima y c¨®mo el calentamiento global afecta al territorio, y al mundo. ¡°Hay variaci¨®n de actividad aqu¨ª en la selva. El ciclo de floraci¨®n ha cambiado de fecha, estamos hablando de uno a dos meses. Las lluvias son demasiado intensas, y el sol, demasiado fuerte¡±.
El joven Nantu tiene una visi¨®n para el futuro de sus cinco hijos. Se imagina una Amazon¨ªa capaz de ser autosuficiente econ¨®micamente, con centros de turismo comunitario gestionados por los mismos ind¨ªgenas, con canoas solares manejadas por los propios achuar, con estaciones de recarga a lo largo del r¨ªo. Una Amazon¨ªa sin m¨¢s carreteras, capaz de proteger la selva virgen, el agua limpia, el aire puro. Para ¨¦l, para los suyos, y para toda la humanidad.
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Este reportaje pertenece a una serie sobre defensores de los bosques que comenz¨® en Brasil y ahora sigue en Ecuador. Es un proyecto de openDemocracy/democraciaAbierta y ha sido realizado con el apoyo del Rainforest Journalism Fund del Pulitzer Center.
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