Cuidar con imaginaci¨®n
No es dif¨ªcil sospechar por qu¨¦ los ni?os no desean quedarse solos con la noche, en la oscuridad
Los ni?os no vienen con manual de instrucciones¡±, dice la sabidur¨ªa popular, imagino que con la intenci¨®n de subrayar lo particular de la crianza de cada ni?o, las dudas y los esfuerzos de cada padre y cada madre. La Gu¨ªa sobre trastornos del comportamiento de ni?os y adolescentes que acaba de publicar el hospital Ni?o Jes¨²s intenta ofrecer ese manual de instrucciones: sus autores saben y deben instruir a los padres sobre lo que han de hacer cuando un ni?o (cualquier ni?o) no come, no duerme, est¨¢ triste, se enfada, etc¨¦tera. El resultado es un documento plagado de planteamientos conductistas en el que aparecen mezclados trastornos psicopatol¨®gicos con reacciones emocionales cotidianas como los celos o las rabietas, o con problemas sociales y familiares tal como la separaci¨®n de los padres o el acoso escolar. Los s¨ªntomas que se mencionan son sistem¨¢ticamente vaciados de contenido ps¨ªquico: el ni?o deja de ser una persona a la que le ocurren cosas, fundamentalmente en su relaci¨®n con los otros ¡ªcosas sobre las que debemos reflexionar¡ª, para convertirse en un cuerpo que hay que entrenar y controlar.
El apartado de la gu¨ªa que m¨¢s cr¨ªticas ha suscitado es el dedicado al sue?o. Las recomendaciones para los ni?os que sufren insomnio (definido, err¨®neamente, como la incapacidad de dormirse solo), resumidas en dejarles llorar y no calmarles con nuestra presencia, han provocado una reacci¨®n que ha llevado a sus autores a redactar una segunda versi¨®n rebajando el tono de algunas de estas indicaciones. Sin embargo, la reflexi¨®n deber¨ªa ir m¨¢s all¨¢. Quiz¨¢ lo esencial a la hora de afrontar los conflictos de la crianza sea la imaginaci¨®n. La imaginaci¨®n permite conectar con lo que le pasa al ni?o. Como no podemos leer la mente de los otros, el ¨²nico modo que tenemos de acceder a ella es a trav¨¦s de nuestra propia capacidad de representaci¨®n. Cuanto m¨¢s hayamos le¨ªdo y pensado, cuantas m¨¢s historias atesore nuestra memoria, cuantas m¨¢s reflexiones acerca de c¨®mo mira y siente un ni?o, mejor lo entenderemos.
La literatura infantil est¨¢ llena de iron¨ªa, juegos de palabras, monstruos atroces y ni?os valerosos. Si la leemos a menudo con nuestros hijos, inunda nuestra vida cotidiana, y no nos libera de los conflictos, pero nos da armas para afrontarlos. En relaci¨®n con los despertares nocturnos infantiles, me atrevo a hacer una recomendaci¨®n: Una cama para tres,de la escritora colombiana Yolanda Reyes, donde se narra la historia de un ni?o que no quiere irse a dormir. Todas las noches le ruega a su madre que se quede a su lado en la cama y le cuente un cuento tras otro, hasta que la madre, exhausta, le grita que no puede m¨¢s y se marcha (porque las madres se cansan a veces de estar con sus ni?os, eso tambi¨¦n lo muestra la literatura). Entonces, ¡°Andr¨¦s se quedaba solo. Solo con la noche, temblando de miedo¡±.
Creo que no deber¨ªa ser dif¨ªcil para nadie imaginar por qu¨¦ los ni?os no desean quedarse solos con la noche, por qu¨¦ buscan nuestra presencia en la oscuridad. Andr¨¦s se despierta todos los d¨ªas gritando, hablando del drag¨®n que habita en sus pesadillas. El padre le repite que los dragones no existen. La madre le lleva a una ¡°profesora experta en pesadillas¡± que le recomienda que no le haga caso para que no se malacostumbre, ante lo que ella piensa, quejosa: ¡°Se nota que esta profesora solo sabe dar clases. La cosa no es tan sencilla¡±. El problema persiste hasta que una noche el padre cede y deja a Andr¨¦s meterse en su cama, y ¨¦l se va solo a la habitaci¨®n del ni?o. Entonces, el drag¨®n se mete en el laberinto de las pesadillas del padre, quien se despierta gritando y pidiendo, ahora s¨ª, que duerman los tres juntos. El drag¨®n, que se hab¨ªa quedado solo en la habitaci¨®n de Andr¨¦s, tiene fr¨ªo y se acaba marchando con ellos, as¨ª que en la estampa final aparecen juntos los cuatro.
?Qu¨¦ nos muestra esta historia? ?Que los padres tienen que dormir con sus hijos en la misma cama? No, por suerte, no es una gu¨ªa, y hasta los ni?os m¨¢s peque?os saben que lo que sucede en los cuentos no se puede trasladar tal cual a la realidad. A los padres les reconforta saber que ¡°las cosas no son tan sencillas¡±, que a menudo los consejos estereotipados se chocan de bruces con complejas redes de relaciones afectivas y con el hecho de que los ni?os tienen una mente, por absurdo que parezca tener que recordarlo. A los ni?os les hace mucha gracia ver que el pap¨¢ tambi¨¦n puede tener miedo al drag¨®n; pero, sobre todo, les tranquiliza saber que sus padres reconocen su miedo a la noche. Esta historia tan simple nos sit¨²a frente a la complejidad, y tiene la virtud de entrar en la mente de Andr¨¦s, de su padre y de su madre, mostrando los deseos y contradicciones de todos ellos.
Los ni?os no se merecen menos. Me permito sugerir a la Comunidad de Madrid que, en lugar de invertir en gu¨ªas llenas de consejos, compre algunos libros infantiles para las consultas de pediatr¨ªa: para que los lean los m¨¦dicos, para que los lean los padres, para que se los lean a los ni?os.
Elisa Mart¨ªn Ortega es profesora de Literatura en la Facultad de Educaci¨®n de la Universidad Aut¨®noma de Madrid y escritora.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.