Salman Rushdie: ¡°Dickens ya utilizaba en el siglo XIX la t¨¦cnica de las series de hoy¡±
Referente global de las letras, puente entre el legado de la novela europea y las tradiciones narrativas de Asia Central y la India, su fama trasciende su obra desde que el ayatol¨¢ Jomeini dict¨® una fetua contra ¨¦l por la publicaci¨®n de su obra Los versos sat¨¢nicos. De aquel periodo clandestino dej¨® detalladas huellas en sus memorias. Hoy, bajo el influjo de Cervantes, ha vuelto a recapitular su vida y su obra tomando el Quijote como modelo. Y en esta conversaci¨®n cuenta por qu¨¦ lo ha hecho.
SIR AHMED Salman Rushdie naci¨® en Bombay en junio de 1947, dos meses antes de que el subcontinente indio fuera declarado independiente del Reino Unido, siendo dividido en las naciones de la India y Pakist¨¢n, tema de su novela m¨¢s celebrada, Hijos de la medianoche. En su larga trayectoria como novelista, Rushdie sintetiza con asombrosa destreza el legado de la novela europea con las tradiciones narrativas de Asia Central y la India, mezclando ¨¦pica, f¨¢bula, historia, pol¨ªtica, fantas¨ªa y ficci¨®n como no se hab¨ªa hecho nunca antes. Curs¨® estudios universitarios en el King¡¯s College de Cambridge, especializ¨¢ndose en historia. El logro que supuso Hijos de la medianoche, su segunda obra, fue reconocido con la concesi¨®n del Premio Booker en 1981, a?o en que se public¨®, siendo posteriormente declarada la mejor novela distinguida con el galard¨®n en 1993 y 2008, cuando se cumplieron respectivamente 25 y 40 a?os de la historia del premio. Rushdie se encontraba en la c¨²spide de la fama cuando su carrera dio un giro inesperado por motivos extraliterarios. Su cuarta novela, Los versos sat¨¢nicos, fue declarada una blasfemia contra el islam por el ayatol¨¢ Jomeini, quien decret¨® en 1989 una fetua contra el escritor, poniendo precio a su cabeza y ofreciendo una recompensa a quien lo ejecutara. Rushdie pas¨® los 12 a?os siguientes viviendo en clandestinidad bajo la protecci¨®n de Scotland Yard. Joseph Anton (2012), su libro de memorias, sin duda uno de los mejores que ha escrito, es un documento extraordinario en el que el autor da cuenta con brillantez de esta etapa de su vida, en el contexto de su historia personal. En 2007, la reina Isabel II lo nombr¨® Caballero de la Orden del Imperio Brit¨¢nico por sus servicios prestados a la literatura. El corpus narrativo de Salman Rushdie es variado y desigual. Autor de 14 obras de ficci¨®n, dos de ellas para ni?os (Har¨²n y el Mar de las Historias, 1990, y Luka y el fuego de la vida, 2011), algunas de sus novelas m¨¢s celebradas son El ¨²ltimo suspiro del Moro (1995), El suelo bajo sus pies (1999), Shalimar el payaso (2005) o La encantadora de Florencia (2008). El pasado mes de septiembre, Salman Rushdie sorprendi¨® a sus lectores con la publicaci¨®n de Qui?chotte, libro en el que recapitula su obra y su vida tomando como modelo el Quijote, de Cervantes, y que publicar¨¢ en Espa?a en marzo la editorial Seix Barral.
?Por qu¨¦ el Quijote y Cervantes despu¨¦s de una veintena de t¨ªtulos y m¨¢s de 40 a?os de dedicaci¨®n a la escritura?
En 2016 me pidieron un ensayo sobre Cervantes y Shakespeare con motivo del cuarto centenario de sus muertes, y volv¨ª a leer el Quijote 50 a?os despu¨¦s de la primera vez, cuando estudiaba en Cambridge. Su lectura me conmocion¨® de un modo que me ha sucedido con muy pocos libros. Por aquel entonces estaba escribiendo La decadencia de Ner¨®n Golden y llevaba bastante tiempo d¨¢ndole vueltas a la idea de escribir una novela de carretera que empezar¨ªa con la salida del protagonista de Nueva York. Cuando le¨ª el Quijote, vi c¨®mo hacerlo.
?Qu¨¦ descubri¨® cuando contrast¨® las imaginaciones de Cervantes y Shakespeare?
Mientras trabajaba en el ensayo averig¨¹¨¦ que Shakespeare hab¨ªa escrito una comedia titulada Cardenio. La historia de Cardenio es un episodio del Quijote cuya trama es parecida a las de las historias que le gustaba utilizar a Shakespeare: amores cruzados, personajes confundidos, equ¨ªvocos¡ As¨ª son Mucho ruido y pocas nueces, Bien est¨¢ lo que bien acaba, El sue?o de una noche de verano¡ Shakespeare a¨²n viv¨ªa cuando se public¨® una traducci¨®n al ingl¨¦s de la primera parte del Quijote, de modo que es muy posible que la leyera y decidiera adaptar la historia de Cardenio al teatro. La existencia de la obra est¨¢ documentada y hay testimonios de sus representaciones. Lamentablemente, el texto se perdi¨®.
?Por qu¨¦ el t¨ªtulo en franc¨¦s, Quichotte?
Para crear un grado adicional de distancia con el original. Est¨¢ tomado de la ¨®pera de Massenet sobre el personaje de Cervantes. Es una broma personal m¨ªa.
Esta es una novela radicalmente distinta a cuanto ha escrito anteriormente. El juego de espejos cervantino entre realidad y ficci¨®n se traslada a nuestro tiempo. En lugar de perder la raz¨®n leyendo obras malas, el protagonista se vuelve loco viendo la televisi¨®n y los elementos de fantas¨ªa presentes en muchas de sus novelas se disparan, en un vuelco tecnol¨®gico reflejo del momento que vivimos.
Mientras la escrib¨ªa, la idea de que el fin del mundo es algo cercano se hizo literal. Dada la cat¨¢strofe ecol¨®gica que estamos viviendo, la hip¨®tesis no es muy disparatada. Por otra parte, este libro es una meditaci¨®n sobre la muerte; tanto el protagonista como su autor imaginario reflexionan constantemente acerca de la inminencia de su propio final. La met¨¢fora del fin del mundo se puede interpretar como una representaci¨®n simb¨®lica de la desintegraci¨®n de la cultura tal como la entendemos. O como una imagen del escritor que reflexiona acerca de su propia desaparici¨®n. Quichotte pierde el sentido de la realidad viendo series y programas de televisi¨®n basura. En cuanto a la fantas¨ªa, siempre me ha interesado la ciencia-ficci¨®n y en la novela recurro a ella en muchos momentos. Hay situaciones fuera de lo normal, objetos que hablan con el protagonista: un arma cargada, la pantalla de televisi¨®n, la estatua de Hans Christian Andersen que hay en Central Park¡
La novela parece escrita con urgencia. En varios momentos se recalca la idea de que lo ¨²nico importante era terminarla. ?Le daba miedo no poder conseguirlo?
Tengo 72 a?os, y cuando se cobra conciencia de que la vida que tenemos por delante es menos de la que se ha dejado detr¨¢s, es importante no perder el tiempo. Lo he puesto todo en este libro; en cierto modo se puede decir que es un resumen de mi vida y de mi obra. He puesto en ¨¦l todo lo que s¨¦ sobre literatura y sobre la vida. Con ¨¦l se cierra el par¨¦ntesis que se abri¨® con Hijos de la medianoche. Cuando publiqu¨¦ aquella novela ten¨ªa 29 a?os y la visi¨®n del mundo que se tiene a esa edad es muy distinta de la que se tiene pasados los 70. Tard¨¦ dos a?os en escribir Quichotte, lo cual para m¨ª es ultrarr¨¢pido. Normalmente me lleva cinco a?os escribir una novela.
?C¨®mo se sinti¨® cuando la acab¨®?
Vac¨ªo, literalmente. Me volqu¨¦ en la novela y cuando la termin¨¦ me dije: Ya est¨¢, el dep¨®sito est¨¢ totalmente vac¨ªo [risas]. Es una obra total. Mi intenci¨®n era escribir un libro que atrapara la totalidad de la vida, de modo que puse en ¨¦l todo lo que sab¨ªa. Me supuso un gran esfuerzo escribirlo. Cuando termin¨¦ pens¨¦ que quiz¨¢s no me quedaran fuerzas para hacer nada m¨¢s, pero ¨²ltimamente he empezado a pensar que todav¨ªa me quedan algunas cosas por hacer y estoy trabajando en ellas.
Desde que empez¨® hasta hoy, ?ha cambiado mucho como escritor?
Cuando escrib¨ª Hijos de la medianoche era un obseso de la t¨¦cnica. Lo fundamental para m¨ª era la arquitectura del relato, que ten¨ªa que ser de una perfecci¨®n absoluta. La estructura de la novela ten¨ªa que estar resuelta antes de ponerme a escribir la primera l¨ªnea. Con el tiempo ha dejado de ser as¨ª. Ahora cuando escribo, improviso m¨¢s, de manera parecida a como hacen los m¨²sicos de jazz. Mientras voy creando, espero a ver qu¨¦ pasa. Cuando la t¨¦cnica deja de ser un problema, no es necesario pensar en ella y se crea con mucha m¨¢s libertad. Me empez¨® a pasar cuando escrib¨ªa El ¨²ltimo suspiro del Moro. No era yo quien tomaba las decisiones, sino que esperaba a ver qu¨¦ pasaba en la p¨¢gina y lo ?disfrutaba.
La publicaci¨®n de Los versos sat¨¢nicos marc¨® su carrera y su vida. Fue condenado a muerte, vi¨¦ndose obligado a llevar una existencia clandestina durante 12 a?os. El libro hizo de usted una figura c¨¦lebre fuera y dentro de la literatura. Ahora que hace tiempo que se levant¨® la fetua y puede llevar una vida normal, ?c¨®mo ve aquel episodio?
Lo ir¨®nico de Los versos sat¨¢nicos es que ni quienes me condenaron a muerte por haber escrito el libro ni los fan¨¢ticos que estaban dispuestos a ejecutar la sentencia lo hab¨ªan le¨ªdo. Reconozco que era una obra pol¨¦mica, pero tambi¨¦n lo eran mis novelas anteriores. Recuerdo que cuando le ense?¨¦ el manuscrito a Edward Said, el gran cr¨ªtico palestino, profesor de Columbia University y muy amigo m¨ªo, me dijo: ¡°Este libro va a hacer ruido¡±. A lo que contest¨¦: ¡°?No es esa una de las funciones de la literatura, provocar debates p¨²blicos?¡±. Pero lo que ocurri¨® con Los versos sat¨¢nicos fue distinto. El revuelo que se caus¨® como consecuencia de la fetua, atentados, asesinatos, disturbios, hizo que resultara imposible hablar del libro como tal. Tuvo que pasar mucho tiempo, pero ahora resulta por fin posible hablar de Los versos sat¨¢nicos como lo que es, es decir, un libro que la gente puede leer. Se sigue editando, se estudia en las universidades. Que guste o no es lo de menos. Lo importante es que por fin es lo que ten¨ªa que haber sido desde el principio: un libro.
Quichotte es una novela enga?osa. Se lee con facilidad, hay humor, pero por debajo de la aparente sencillez se plantean cuestiones muy profundas. Es un libro que pide una segunda lectura.
Creo que fue Nabokov quien dijo que si no vale la pena leer un libro una segunda vez, no val¨ªa la pena haberlo le¨ªdo la primera. En cuanto al humor, es un ingrediente fundamental de la buena literatura, como dej¨® sentado Cervantes.
La sombra de Nabokov se proyecta sobre algunos momentos de la novela.
Mientras la escrib¨ªa ten¨ªa muy presente Lolita por la ruta de los moteles que se sigue en la novela. Creo que la parte de Lolita que es un viaje por carretera es lo mejor del libro. Ten¨ªa en mente los moteles de Humbert Humbert cuando escrib¨ªa acerca de los m¨ªos.
?Qu¨¦ escritores han influido m¨¢s en usted?
Dickens m¨¢s que nadie, porque¡ ?ltimamente hay una pol¨¦mica acerca de si el arte de contar historias es algo distinto de la literatura¡ Para m¨ª son cosas inseparables. Todo es lenguaje. Cuando abro un libro quiero que me cuenten una historia, ver c¨®mo los personajes se mueven por el mundo. Antes hablamos de Lolita. Sin ella no hay historia. Dickens entiende mejor que nadie la funci¨®n narrativa de las historias, por eso es capaz de desplegar tantos planos narrativos que se entrecruzan sin jam¨¢s confundir al lector. Es la misma t¨¦cnica que utilizan las series de televisi¨®n hoy. Solo que Dickens ya lo hac¨ªa en el siglo XIX. En sus novelas hay arzobispos y asesinos, tenderos y putas, nada queda fuera de su alcance. Doy clases de escritura creativa y lo primero que digo a mis estudiantes es que lo m¨¢s importante es tener una buena historia que contar.
Lo ir¨®nico de Los versos sat¨¢nicos es que ni quienes me condenaron a muerte ni los fan¨¢ticos dispuestos a ejecutarla lo hab¨ªan le¨ªdo
Usted es un personaje p¨²blico que trasciende los l¨ªmites de la literatura. Ha ganado numerosos premios de prestigio y la pr¨¢ctica totalidad de sus libros han sido best sellers. Mucha gente sabe qui¨¦n es pese a no haber le¨ªdo jam¨¢s un libro suyo. Salman Rushdie es una celebridad que se ha relacionado con todo tipo de celebridades. Bono, por ejemplo, utiliz¨® una letra suya en una de sus canciones, y usted incluso sali¨® en una ocasi¨®n al escenario con U2.
Bueno, lo que pas¨® es que cuando termin¨¦ mi sexta novela, El mundo bajo sus pies, cuyo trasfondo es el mundo de la m¨²sica rock, quer¨ªa asegurarme de que no hab¨ªa cometido ning¨²n error est¨²pido al describir aquel ambiente, as¨ª que le envi¨¦ el manuscrito a algunos m¨²sicos c¨¦lebres, entre ellos, Bono. En la novela hay un personaje que escribe una canci¨®n titulada El suelo bajo sus pies. Cuando Bono ley¨® la novela decidi¨® componer una canci¨®n usando mi letra y me invit¨® a subir al escenario con su grupo en una de sus actuaciones.
?C¨®mo fue la experiencia?
No hay palabras para describir una cosa as¨ª. Fue en el estadio de Wembley, en Londres. Nunca hab¨ªa estado delante de una multitud as¨ª, una bestia de 100.000 cabezas. Desde el escenario no se ve nada, te ciega la luz, pero oyes a la gente rugir. Muy extra?o. No sab¨ªa bien qu¨¦ deb¨ªa hacer y me limit¨¦ a imitar lo que hac¨ªan los m¨²sicos del grupo.
En diversos momentos de su obra habla de m¨²sicos de rock, como Frank Zappa o¡
Pertenezco a la generaci¨®n del rock and roll, y soy amigo de muchos artistas, no solo de Bono¡ Soy amigo de Mick Jagger, Mark Knopfler y muchos otros. Eso s¨ª, soy absolutamente negado para cantar o tocar un instrumento.
Aunque aparece fugazmente en un videoclip de El mundo bajo sus pies.
[Risas] ¡ S¨ª, con Milla Jovovich. Es un v¨ªdeo de U2 dirigido por Wim Wenders. Se puede ver en YouTube.
Hablando de celebridades, usted es una de las pocas personas que pueden dar fe de que Thomas Pynchon, el m¨¢s elusivo de los escritores vivos, existe. Sus obras no las escribe un genio oculto ni un escritor famoso que esconde su nombre, como se ha llegado a decir, sino un ser humano de carne y hueso. Usted lo lleg¨® a conocer.
Cen¨¦ una vez con ¨¦l en casa de su editor [risas]. Hab¨ªa escrito una rese?a de Vineland para The New York Times y, cuando Pynchon la ley¨®, mostr¨® inter¨¦s por conocerme. Al principio me pareci¨® que era muy t¨ªmido, pero luego se fue animando y acab¨® hablando por los codos. Result¨® ser exactamente lo contrario de la leyenda. Era muy alto y ten¨ªa el pelo blanco a lo Einstein y dientes de Bugs Bunny. Estuvimos conversando hasta muy entrada la noche. Le interesa mucho la historia americana. Cuando nos despedimos pens¨¦: vaya, me he hecho amigo de Pynchon. Cre¨ª que nos ver¨ªamos de vez en cuando, pero hasta hoy.
La idea de que el fin del mundo est¨¢ cerca se ha hecho literal. Dada la cat¨¢strofe ecol¨®gica, la hip¨®tesis no es disparatada¡±
Si alguien que jam¨¢s ha le¨ªdo nunca un libro suyo le pidiera que le recomendara uno, ?cu¨¢l ser¨ªa?
Hay dos que me han marcado: Hijos de la medianoche, que hizo de m¨ª el escritor que soy, y Los versos sat¨¢nicos, por razones muy distintas, pero los libros por los que siento m¨¢s debilidad son los que escrib¨ª para mis hijos, Har¨²n y el Mar de las Historias y Luka y el fuego de la vida. El caso de Har¨²n es muy especial. Un escritor se puede considerar afortunado si uno de sus libros, uno solo, llega a tocar el coraz¨®n de la gente de verdad. Que te admiren, que te respeten, ser famoso¡, todo eso est¨¢ muy bien, pero que la gente ame de verdad una obra tuya¡ no suele suceder, y eso es lo que me ha pasado a m¨ª con Har¨²n y el Mar de las Historias. Se public¨® hace casi 30 a?os y siempre que estoy de gira con un libro nuevo se presentan lectores con un ejemplar de Har¨²n. Hay gente que me cuenta que lo conoce porque se lo leyeron sus padres siendo ni?os y ahora se lo leen ellos a sus hijos. Me parece fascinante que una novela pueda pasar as¨ª de generaci¨®n en generaci¨®n.
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