Los lobos que sab¨ªan jugar con los humanos
Un experimento con lobeznos que entienden indicaciones sugiere que esa capacidad pudo propiciar la domesticaci¨®n de los perros
Piense en una escena tan sencilla como la de lanzar una pelota y que un perro la traiga de vuelta. Aunque parece simple, es una acci¨®n de una gran complejidad que muestra de golpe toda la complicidad evolutiva que une a personas y perros. El animal entiende la intenci¨®n del humano, interpreta sus gestos e indicaciones, asume la finalidad l¨²dica del comportamiento: est¨¢n jugando juntos. Esa capacidad de leer las acciones de las personas est¨¢ grabada en los perros; no en vano, los perros fueron el primer animal domesticado por la humanidad. Tras hacerlo, ambas especies cosieron sus destinos en una relaci¨®n que las ha moldeado mutuamente durante los ¨²ltimos 15.000 a?os por lo menos. Pero los lobos, la especie de la que vienen los perros, no saben interpretar las acciones de los humanos; esa capacidad apareci¨® en los perros despu¨¦s de haberlos domesticado, porque la necesitan para relacionarse con las personas.
"Nuestro hallazgo es sorprendente porque no se espera que los lobos tengan la capacidad de los perros para interpretar a los humanos", asegura Hansen
Al menos, eso se pensaba hasta que un equipo de cient¨ªficos de la Universidad de Estocolmo (Suecia) comenz¨® a tirarles una pelota de tenis a unos lobeznos de ocho semanas (en el v¨ªdeo que encabeza este art¨ªculo). "Cuando vi al primer cachorro de lobo recuperando la pelota, literalmente se me puso la piel de gallina", recuerda Christina Hansen Wheat, que publica su hallazgo en iScience. El lobezno entra en una sala con una persona que no conoce de nada, que lanza la pelota y le hace indicaciones y llamadas para que se la lleve. Ni m¨¢s ni menos. Fue tan inesperado que inmediatamente tuvo claro lo que pod¨ªa significar: si esa capacidad de entender a los humanos se da en algunos lobos, es una cualidad que pudo ser determinante en la domesticaci¨®n de los primeros ejemplares que se acercaron hace milenios a aquellos cazadores-recolectores.
"Nuestro hallazgo es sorprendente porque la capacidad de los perros para interpretar el comportamiento social-comunicativo expresado por los humanos ha sido ampliamente sugerido como un rasgo novedoso que ocurri¨® despu¨¦s de que se iniciara la domesticaci¨®n. Por lo tanto, no se espera que ocurra en lobos", asegura Hansen en un correo electr¨®nico. Es interesante que solo tres lobeznos de un grupo de 13 siguieron el juego, por lo que los investigadores creen que es una capacidad que solo aparece en pocos ejemplares, que habr¨ªan sido los m¨¢s propicios para ser domesticados de entre las poblaciones ancestrales de aquellos depredadores que se acercaron a los grupos humanos.?"Los cachorros de lobo que muestran un comportamiento enfocado a los humanos podr¨ªan haber tenido una ventaja selectiva en las primeras etapas de la domesticaci¨®n del perro", resume la cient¨ªfica. Los perros podr¨ªan venir, por tanto, de aquellos lobos que sab¨ªan leernos.
Es una cualidad muy llamativa: ni siquiera los chimpanc¨¦s o los bonobos, primos evolutivos de los humanos, son capaces de leer nuestros gestos e indicaciones con tanta destreza como lo hacen los perros. Los fieles compa?eros de la humanidad han integrado en sus cerebros nuestra gestualidad, de tal manera que son capaces de atendernos con el mismo inter¨¦s que un ni?o peque?o. De ah¨ª que sea interesante saber si todo eso lo interiorizaron despu¨¦s de ser domesticados o si ya hab¨ªa alg¨²n rasgo de complicidad en sus ancestros lobos.
"El ¨¦xito de los perros surge de la supervivencia de los m¨¢s amigables. Los humanos habr¨ªan matado a los lobos que fueran valientes para acercarse, pero agresivos", asegura Hare
Hansen y el profesor Hans Temrin llevan un lustro criando perros y lobos casi desde su nacimiento, cuando ni siquiera han abierto los ojos. Los cogen antes de cumplir diez d¨ªas para estudiar si pueden observar diferencias intr¨ªnsecas en su comportamiento aunque los hayan criado exactamente igual. Y en esas pruebas fue donde surgi¨® este hallazgo casual. Por eso, aunque todo el mundo le pregunta sobre las diferencias entre lobos y perros, Hansen prefiere resaltar las similitudes. "Son mucho m¨¢s interesantes porque nos pueden decir algo sobre el origen del comportamiento que vemos en nuestros perros, sobre los rasgos que nuestros antepasados seleccionaron para crear al perro hace al menos 15.000 a?os", explica.
"Se trata de una observaci¨®n muy interesante", apunta Brian Hare, uno de los mayores expertos en cognici¨®n de los perros, "ser¨¢ interesante ver si los lobos contin¨²an mostrando el comportamiento a medida que maduran y si se pueden ejecutar controles para descartar otras explicaciones". El morro chato, las orejas ca¨ªdas y el pelaje agradable de los perros surgieron con la domesticaci¨®n. Del mismo modo, Hare cree que las capacidades cognitivas de los perros ligadas a los humanos aparecieron despu¨¦s de domesticarlos. Pero el hallazgo de Hansen encajar¨ªa bien con otra de sus ideas: para que se produjera esa alianza entre dos depredadores, aquel primer lobo que se acerc¨® a una persona debi¨® de ser valiente, pero sobre todo amigable. Porque, seg¨²n explica, siempre se reduce la evoluci¨®n al concepto de supervivencia de los fuertes frente a los d¨¦biles que perecen. "Pero el ¨¦xito de los perros surge de la supervivencia de los m¨¢s amigables. Los humanos habr¨ªan matado a los lobos que fueran valientes, pero agresivos", asegura Hare, de la Universidad de Duke, en EE UU.
Autodomesticados
Seg¨²n estas teor¨ªas, no habr¨ªan sido los humanos los que domesticaron a los perros, sino que estos se habr¨ªan domesticado a s¨ª mismos, ofreciendo cualidades y caracter¨ªsticas que sintonizaran cada vez mejor con la compa?¨ªa humana. Por ejemplo, cuando cambiaron sus h¨¢bitos alimenticios y multiplicaron la expresi¨®n de una enzima (escasa en lobos) que les permiti¨® digerir almid¨®n, muy presente en los cereales de las primeras sociedades agrarias. Aquellos cazadores-recolectores no cog¨ªan lobeznos y los criaban para domesticarlos, sino que los lobos se acercaban a los humanos para asociarse a ellos. Y se iban quedando los m¨¢s aptos. Es lo que opina la directora del Centro de Cognici¨®n Canina de la Universidad de Yale, Laurie Santos, que considera que la historia de las habilidades del perro es la de unas capacidades dirigidas a mantener una estrecha relaci¨®n de cooperaci¨®n con los humanos.
Los especialistas creen que los humanos no domesticaron a los perros, sino que estos se habr¨ªan domesticado a s¨ª mismos, ofreciendo cualidades que sintonizaran cada vez mejor con ellos
Junto a ella investiga Zachary Silver, que considera "bastante sorprendente" este hallazgo de la pelota de tenis y los lobeznos. "Las pruebas presentadas en el art¨ªculo respaldan la idea de que los miembros de especies ancestrales que participaron en juegos con humanos y comportamientos relacionados pueden haber tenido una ventaja evolutiva sobre los individuos que no mostraron estos comportamientos", asegura. Llama la atenci¨®n que sepamos tan poco sobre la domesticaci¨®n del perro, uno de los hechos m¨¢s importantes de la historia de la humanidad, seg¨²n Hare. Algunos especialistas consideran que cuando aquellos humanos descubrieron que se pod¨ªa domar algo tan salvaje como un lobo, la domesticaci¨®n de las plantas se convirti¨® para ellos en el siguiente paso natural, dando paso una revoluci¨®n tan monumental como la que produjo la agricultura en las civilizaciones.
En la ¨²ltima d¨¦cada se han sucedido varios estudios gen¨¦ticos tratando de desentra?ar la madeja de la domesticaci¨®n de los perros, que debi¨® suceder hace por lo menos 15.000 a?os, aunque pudo darse incluso hace m¨¢s de 30.000 a?os, cuando humanos y lobos compet¨ªan con otros depredadores mayores. Y se mantiene la controversia sobre d¨®nde ocurri¨® o incluso si sucedi¨® en m¨¢s de un sitio de forma independiente. Si se domestic¨® al lobo una sola vez, implicar¨ªa que fue un suceso fortuito e improbable que se extendi¨® por todo el mundo por su utilidad. Pero si se dio en m¨¢s de un sitio de forma separada, se tratar¨ªa de un proceso f¨¢cil que solo necesitaba una peque?a ayuda para ocurrir. Y quiz¨¢ el af¨¢n juguet¨®n de estos lobos fuera esa ayuda, la clave para saber c¨®mo se lleg¨® a ese primer momento en que un perro agit¨® su cola al ver a un humano y este le devolvi¨® una caricia.
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