¡°Ya no se le puede echar la culpa a la colonizaci¨®n¡±
Figura emblem¨¢tica, Golbert Diagne, de 79 a?os, fund¨® en 1996 la primera radio privada de Saint Louis (Senegal) y durante medio siglo ha locutado, escrito y grabado cada cambio socioecon¨®mico y pol¨ªtico de esta ciudad africana
El desayuno que iba a acompa?ar la entrevista se anula. Golbert Diagne, de 79 a?os, ha tenido que ir a hacerse unos an¨¢lisis ¡°sin importancia¡± a primera hora de la ma?ana y la vuelta se demora. Su vida a estas alturas, cuenta, se desarrolla entre su casa y las visitas al hospital. Ser¨¢ despu¨¦s de comer cuando ¡ªcustodiado por Dada Fall, su mujer de 38 a?os, y una m¨¢quina de ox¨ªgeno¡ª?reciba con gusto al periodista. Comparte profesi¨®n y, seg¨²n enfatiza, ¡°el mismo lenguaje universal¡± que otorga el oficio.
Con respuestas de cadencia pausada y un cansancio en las pupilas que se mitiga en cuanto sale a relucir su pasado, Diagne habla sin mirar el reloj, a pesar de haber dejado caer que no pod¨ªa dedicarnos mucho tiempo. Menos, teniendo una pel¨ªcula cl¨¢sica esper¨¢ndole en el canal TCM de su televisi¨®n. Al final roza la hora de conversaci¨®n: se necesitar¨ªan unas cuantas m¨¢s para repasar su trayectoria, sus an¨¦cdotas, sus reflexiones.
Golbert Diagne es una figura emblem¨¢tica en Saint Louis. Aparte de haber fundado su primera emisora privada de radio, Teranga FM, ha locutado, escrito y grabado cada cambio pol¨ªtico, econ¨®mico o social de esta ciudad de unos 400.000 habitantes (contando el ¨¢rea metropolitana) situada al norte de Senegal. Ha viajado por casi toda Europa, gran parte del occidente africano y por el mundo ¨¢rabe en su condici¨®n de reportero. Su popularidad, impulsada por sus apariciones en la televisi¨®n o sus reuniones con la c¨²pula administrativa del pa¨ªs, es total: basta con preguntar a cualquier persona de un puesto callejero o de una oficina para saber d¨®nde est¨¢ su casa, en el barrio de Balacoss.
Toda esa admiraci¨®n popular, que se extiende desde los altos cargos hasta el cantante Youssou N¡¯Dour, le sirve ahora mismo para hacer recuento y llegar a ¡°la conclusi¨®n m¨¢s importante¡±: que ha cumplido con la verdad y que nunca ha abandonado su independencia. Eso ha sido, advierte, su mayor logro. ¡°Cuando te haces periodista no buscas la riqueza. La pasi¨®n por comunicar se te pega a la piel y es la que te gu¨ªa, porque te conviertes en un surcador de la verdad, en un servidor de la naci¨®n¡±, apunta desde un sof¨¢ colocado en el pasillo de un humilde bloque de pisos. ¡°Cuando ganas credibilidad en tu discurso, te conviertes en incontrolable para el poder. Aparte de lo que hayas aprendido en clase, de la deontolog¨ªa o de la ¨¦tica, hay un motor que te responsabiliza con ser libre¡±, sentencia.
Mi carrera me ha permitido ser libre, cre¨ªble, independiente y con la certeza de que mis ideas son m¨ªas
Pone como prueba su propia experiencia. Diagne presume de haberse comprometido con las causas que le parec¨ªan positivas sin fines partidistas. Desde la tribuna que le brindaba el cargo ha abogado por el desarrollo de Saint Louis en parcelas de salud, higiene o igualdad de g¨¦nero. Adem¨¢s, jam¨¢s se ha desligado de esta ciudad, aunque le hayan surgido oportunidades de dejarla. Aqu¨ª, enumera, naci¨®, se cri¨®, estudi¨®, ejerci¨® de lo que m¨¢s le gustaba y, ¡°dios lo quiera¡±, morir¨¢.
Desde joven empez¨® a colaborar con varios medios. Diagne recuerda con nostalgia y orgullo esos primeros a?os de aprendizaje en que le hac¨ªan pulir sus cr¨®nicas hasta la extenuaci¨®n. ¡°Llegaba con una hoja escrita o una pieza de audio y me tocaba repetirlas 25 veces. Eso me hizo darme cuenta de la importancia de lo que hac¨ªa. Porque nos llamamos periodistas, pero tal palabra no es m¨¢s que un t¨ªtulo: en realidad quiere decir que somos responsables de la comunicaci¨®n ante los dem¨¢s. Y desde tal posici¨®n tienes dos opciones: considerarlo un tr¨¢mite para alcanzar cierto nivel econ¨®mico o decir la verdad¡±, cavila, antes de asegurar que ¡°un buen periodista es el que toma conciencia¡±.
A ¨¦l, este trabajo le ha forjado un criterio firme sobre los efectos de la colonizaci¨®n en Senegal o sobre los escollos para el progreso. Adem¨¢s, le ha dado la posibilidad de estar cerca de la gente, de cultivar y descubrir las relaciones personales. ¡°El buen periodista es el que se mezcla con el otro¡±, arguye, valorando por encima de cualquier otra faceta el acceso al latir ciudadano. Y eso, insiste, es el n¨²cleo del oficio, sin importar su localizaci¨®n. ¡°El periodismo no tiene nacionalidad, creencias o ideolog¨ªas. No existe un periodismo franc¨¦s, senegal¨¦s o espa?ol, como tampoco lo hay capitalista, comunista o socialista. La verdad no tiene colores¡±, matiza.
Lo que le preocupa en torno a esta actividad es el auge de las fake news. ¡°Todo ha cambiado¡±, se?ala. ¡°Muchas cosas de las que se hacen ahora no son periodismo. Los j¨®venes se f¨ªan de unos bulos que van en paralelo a los medios tradicionales, aunque estos a veces se intoxiquen. Es un problema para las nuevas generaciones, pero no es para alarmarse: tienen un tanto a su favor y es la edad, la vida por delante¡±, sopesa, mostr¨¢ndose ¡°muy optimista¡± con el futuro despu¨¦s de una existencia atravesada por periodos mejores y peores: Diagne naci¨® bajo la tutela francesa, vio la costosa emancipaci¨®n de Senegal ¡ªpara ¨¦l, temprana y plagada de errores¡ª?y ha seguido de la mano cada acontecimiento.
¡°Saint Louis es una ciudad apasionante. La mejor para vivir. En solo tres siglos de diferencia han pasado portugueses, ¨¢rabes o franceses. Aqu¨ª se firm¨® el primer contrato comercial del pa¨ªs y se levantaron la primera iglesia y la primera mezquita. Gracias a ese auge se surti¨® de polic¨ªas, m¨¦dicos y profesores. Ahora est¨¢ en declive y por eso los gobernantes deben apostar por la sanidad, por la educaci¨®n, por la libertad de expresi¨®n y por el respeto¡±, expresa, con la convicci¨®n de ¡°tener el coraz¨®n jubiloso¡± al haber sido part¨ªcipe de este devenir y recetando dos l¨ªneas de actuaci¨®n: ¡°Ya no se le puede echar la culpa a la colonizaci¨®n. Ahora hay que sumergirse en dos planos: la cultura y la agricultura. La primera sirve para pensar, y la segunda para comer. Y no se puede pensar sin comer¡±.
Una receta que le vale para todo el continente africano, del que Saint Louis vale como reflejo. ¡°Todos sus pa¨ªses y habitantes tienen un alma com¨²n¡±, deduce Diagne. ¡°Nuestro suelo es rico y tenemos un futuro esperanzador, porque hay mucha juventud¡±, insiste, criticando la falta ¡°de uni¨®n, de igualdad y de colaboraci¨®n norte-sur y sur-sur¡±. ¡°Ninguna fuerza del mundo puede impedir que ?frica se convierta en la mayor potencia del mundo¡±, sentencia con seguridad. Y a?ade que las nuevas generaciones han cortado el cord¨®n umbilical con ciertas tradiciones y se adelantan a nuevos retos: ¡°Existe la tentaci¨®n por el dinero, pero el verdadero desaf¨ªo es mantener la dignidad y el trabajo¡±, espeta.
Algo que Diagne defiende con vehemencia. ?l cree haberlo conseguido. Por eso se siente en paz y sin melancol¨ªa por las andanzas pret¨¦ritas. ¡°No echo de menos nada. Creo que he sido un buen periodista y mi carrera me ha permitido ser libre, cre¨ªble, independiente y con la certeza de que mis ideas son m¨ªas. Mont¨¦ una radio a mi gusto y he empleado a 96 periodistas. Pod¨ªa haber sido millonario, pero no he querido. Solo me ha interesado encontrar los recursos necesarios para crear un medio y hablar de temas importantes¡±, divaga ahora. Considerado algo m¨¢s que un redactor: en las referencias biogr¨¢ficas se le define como comediante, pensador o incluso como icono. ?Con qu¨¦ se queda? ¡°Gracias a mis estudios, he sido periodista. Eso me ha llevado a pensador. Y el tiempo, a icono¡±, resuelve.
Sus d¨ªas ya no tienen el pulso que sol¨ªan tener como director de radio o reportero, pero no se dejan vencer por la apat¨ªa. ¡°Me levanto temprano, a eso de las siete, tomo un buen desayuno, leo los peri¨®dicos y, si estoy en buen estado de salud, doy una vuelta por Saint Louis o atiendo a los medios de comunicaci¨®n¡±, explica a unos metros de la pared del sal¨®n donde cuelgan fotos suyas en celebraciones oficiales o junto al presidente franc¨¦s Enmanuel Macron, que en febrero de 2018 visit¨® la ciudad. ¡°Me siento muy querido y cuidado por mi esposa, mi familia y mis amigos¡±, enfatiza antes de despedirse cari?osamente y lamentar haberse ausentado previamente por cuestiones de salud: ¡°La vida tiene un l¨ªmite; el periodismo y la eternidad, no¡±, concluye.