Un barrio modelo en una ciudad desordenada
Balacoss, en Saint Louis (Senegal), es un barrio distinto a los colindantes: las casas est¨¢n en buen estado, las nuevas construcciones respetan la armon¨ªa del espacio, la evacuaci¨®n de aguas no presenta mayores problemas
A?os cincuenta. A¨²n bajo dominio franc¨¦s, la ciudad senegalesa de Saint Louis estaba en plena efervescencia. Capital del ?frica Occidental Francesa, por las calles de la isla y de los nuevos barrios de Sor que bordeaban el r¨ªo Senegal desfilaban decenas de hombres trajeados al servicio de la administraci¨®n colonial: ense?antes, militares, funcionarios.
Sophie Sylla recuerda perfectamente aquella ¨¦poca. Sentada en el patio de su casa familiar, en el barrio de Balacoss, cuenta hoy las historias de su infancia a sus nietos. ¡°Despu¨¦s de ir al colegio nos ¨ªbamos corriendo a ba?ar al r¨ªo. Como no hab¨ªa luz, ten¨ªamos que volver corriendo cuando ca¨ªa el sol para que no nos ri?eran¡±, cuenta. Sylla se siente a gusto en Balacoss: ¡°Somos los vecinos de toda la vida, es un barrio familiar, la gente no ha cambiado. Se van sumando miembros, pero somos los mismos¡±, r¨ªe mirando al ¨²ltimo de sus nietos, Mohammed, de apenas un a?o. Sylla vive acompa?ada de tres de sus hijos, sus c¨®nyuges y una decena de chiquillos que corretean por la casa, que cuenta con un extenso jard¨ªn donde cultivan cebolla, tomates, berenjenas y varios ¨¢rboles frutales.
Su hijo mayor, Cheikh Diallo, es director de un centro escolar en la comuna aleda?a de Diama, a unos 15 kil¨®metros de casa, y aunque, le lleva una buena hora el desplazamiento hasta su lugar de trabajo, no se plantea mudarse. Su hermana mediana, Awa Diallo, es t¨¦cnica en una ONG internacional americana, especializada en el ¨¢mbito de la salud. Aunque su marido vive en Dakar, tampoco considera cambiar de domicilio: ¡°Aqu¨ª se vive bien, es un buen barrio para que crezcan los ni?os y as¨ª acompa?amos a mam¨¢¡±, dice. Este es aun ahora el perfil de habitantes del barrio: funcionarios o trabajadores profesionalizados, con cabezas de familia que a veces no residen todo el a?o all¨ª por razones laborales, pero con un anclaje identitario al barrio muy fuerte. La tasa de escolarizaci¨®n de ni?os y ni?as est¨¢ en un 95%, seg¨²n los datos locales.
Cheikh Diallo pasa muchas horas al d¨ªa fuera, sin embargo, cuando vuelve de sus clases, dedica parte de su tiempo libre a labores comunitarias. Desde hace tres a?os forma parte del Consejo de Barrio, una estructura que trabaja por el desarrollo local. En Saint Louis, hay 17 y trabajan estrechamente con asociaciones y grupos activos en el barrio, por un lado, y con los servicios municipales, por otro, intermediando y haciendo llegar las propuestas populares a los mandatarios de la ciudad. Adem¨¢s, es tesorero de la asociaci¨®n de padres y madres de alumnos y miembro de la asociaci¨®n deportiva y cultura de su sector. ¡°Trabajamos para que no haya tensiones sociales, para que los problemas que puedan surgir como lugares inseguros o desbordes de fosas, se arreglen lo antes posible¡±, explica mientras pasea por las anchas calles de arena saludando a unos y otras. ¡°Yo considero que es mi deber y alg¨²n d¨ªa me gustar¨ªa llegar a ser el jefe del barrio¡±, asegura.
El gran reto actual del jefe de barrio es poner en marcha un sistema de fiscalidad local, proyecto piloto del que Saint Louis ser¨¢ pionera en el pa¨ªs
Hoy ese cargo lo ocupa Habibou Moustapha Ndiaye, su vecino de final de la calle. Es una tarea que antiguamente era designada por el alcalde de Saint Louis, que eleg¨ªa a sus hombres de confianza a dedo. Ahora, cuando el puesto queda vacante (normalmente al fallecer el ocupante), se pueden presentar los residentes que as¨ª lo consideren, tanto hombres como mujeres. Los ¨²nicos criterios son los de residir en una casa de su propiedad, su recorrido profesional y su moralidad, investigada por la polic¨ªa a trav¨¦s de una entrevista y una encuesta popular. La ¨²ltima palabra la sigue teniendo el alcalde. Ndiaye es la quinta persona (todos hombres) en ocupar el cargo desde su creaci¨®n en 1925. Con una media de 18 a?os en el puesto, parece que Cheikh Diallo tendr¨¢ que esperar para cumplir su sue?o.
Ndiaye describe el barrio como ¡°tranquilo y familiar¡±. Lleva siete a?os ejerciendo esta responsabilidad y su m¨¢ximo orgullo es haber conseguido pavimentar algunas de las calles principales del barrio y poner alumbrado p¨²blico, aunque considera que es insuficiente. Su gran reto actual es poner en marcha un sistema de fiscalidad local, proyecto piloto del que Saint Louis ser¨¢ pionera en el pa¨ªs. ¡°Para ello estamos ya haciendo un censo exhaustivo de las familias y de su capacidad de pago, porque hay que tener en cuenta que la gente debe primero cubrir sus necesidades b¨¢sicas para entender el sentido de pagar impuestos¡±. Este trabajo tit¨¢nico ha comenzado ya con sesiones de sensibilizaci¨®n populares.
Siguiendo el paseo, se aprecia la singularidad del barrio respecto a sus colindantes. Las casas est¨¢n en buen estado, las nuevas construcciones respetan la armon¨ªa del espacio, la evacuaci¨®n de aguas no presenta mayores problemas, ni siquiera en ¨¦pocas de lluvias. En ¨¦l viven unas 9.000 personas, seg¨²n Ndiaye. Cada familia paga 1.000 francos al mes (lo equivalente a un euro y medio, aproximadamente) para que un grupo autoorganizado, bajo el nombre de Gie Cetom, recoja los desechos de sus casas y los lleve al cami¨®n de la basura que los traslada al vertedero municipal. Hay grupos organizados tambi¨¦n para supervisar los posibles robos de animales en las casas antes de las fechas se?aladas como la Tabaski (fiesta del cordero), un consejo de sabios sobre la moralidad y la cultura, un equipo que se encarga de buscar salidas laborales a los j¨®venes en edad de trabajar para que no caigan en la delincuencia¡. Balacoss es, seg¨²n sus vecinos, un barrio modelo.
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