Oficios de ni?os
En lo que a educaci¨®n se refiere, sigue separ¨¢ndose lo intelectual de lo manual. Me irrita
Arturo Barea era hu¨¦rfano de padre, hijo de lavandera, gracias a sus t¨ªos recibi¨® una educaci¨®n primaria, pero la fidelidad a su origen lo devolvi¨® a la calle, donde fue ni?o repartidor de peri¨®dicos y recadero en una tienda de tejidos. Por eso no puedo evitar imagin¨¢rmelo como uno de los protagonistas de este libro incre¨ªble que tengo en las manos: Lo que cuentan los ni?os. Entrevistas a ni?os trabajadores (1930-1931), aunque los chavalillos que aqu¨ª aparecen vivieron su infancia dos d¨¦cadas despu¨¦s. Las entrevistas las realiz¨® Elena Fort¨²n para el semanario infantil Gente Menuda.Tuvo la genial idea de dar a conocer a sus lectores, hijos de clase acomodada, a esos otros chiquillos que, habiendo abandonado la escuela, ayudaban en casa con un sueldecito y aprend¨ªan a la vez un oficio. Son criaturas de la gran ciudad, a veces llegan del pueblo y han de aprender r¨¢pido de lo que ven y oyen. No parecen infelices en un sentido dickensiano, pero pasan el d¨ªa callejeando. Hay una casta?era, un botones, un diminuto trompeta, una aprendiz de modistilla, otro de cajista, un caramelero, un vendedor de peri¨®dicos como el peque?o Barea, hasta un cocinero hay en las p¨¢ginas de esta curiosa recopilaci¨®n en la que Fort¨²n da cuenta del buen o¨ªdo que ten¨ªa para el habla y del acopio de ingenio que hac¨ªa para animar a esos ni?os a que contaran su trabajo y sus sue?os. Sin pretenderlo, Fort¨²n narra c¨®mo se formaban en los oficios los ni?os de clase humilde. Seguro que los peque?os burgueses le¨ªan estas entrevistas y so?aban con ser traperos, taberneros, carpinteros, porque, contadas por sus protagonistas, sus vidas estaban hechas a medida de los sue?os infantiles, ya que se omiten el cansancio, los sopapos, la dureza.
Es algo habitual que los ni?os imaginen su vida como trabajadores de oficios en los que se tocan materiales, se construyen objetos, se experimenta la acci¨®n. Luego, el propio sistema educativo, en el que se descarta injustamente lo art¨ªstico y lo manual, va desplazando esas habilidades y fomentando la idea de lo que es prestigioso y lo que est¨¢ por debajo en el escalaf¨®n social. Pero la infancia ama los oficios. Escucho en la radio a Isabel Cela¨¢, ministra de Educaci¨®n, hacer una defensa de la Formaci¨®n Profesional. En los comentarios de los tertulianos al respecto hay una involuntaria condescendencia. Escucho c¨®mo sigue separ¨¢ndose lo intelectual de lo manual. Me irrita. Como si se tratara de compartimentos estancos que no establecieran comunicaci¨®n mental. No s¨¦ c¨®mo creen que un carpintero construye una estanter¨ªa sin imaginarla en el espacio, sin contar con su conocimiento de los materiales. Y as¨ª todo, hablamos de oficios entre los que hoy se encuentran las nuevas tecnolog¨ªas, el cuidado de los bosques, el de la tierra, las plantas, el funcionamiento de m¨¢quinas y motores, la alimentaci¨®n, la belleza, el dise?o, la sanidad. ?En qu¨¦ lado me coloco yo, en el de los intelectuales? A m¨ª me gusta reivindicar mi actividad como un oficio. Pienso en c¨®mo me fui formando desde los 19 a?os. Aprend¨ª a trabajar trabajando. Justo este oficio m¨ªo gana mucho saliendo a la calle, tratando de entender el ruido del mundo, siempre confuso. No es posible hacerlo bien si te quedas en lo especulativo. Se queda en pura palabrer¨ªa. Observar es un oficio de acci¨®n y reflexi¨®n. Y mi habitaci¨®n propia, el taller donde construyo esta columna.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.