Stuart Mill escribe a Vox
Las censuras familiares hoy carecen de eficacia, a menos que deseen privarles tambi¨¦n del acceso a internet o la televisi¨®n
Dear Vox,
Me disculpo por entrometerme desde el pasado en una cuesti¨®n que en principio no deber¨ªa afectarme. Me refiero a ese extra?o dispositivo que quieren incorporar en las escuelas para evitar que los alumnos tengan acceso a determinados contenidos por su da?o potencial para la moral de los j¨®venes. Mi primera perplejidad deriva del hecho de que puedan pensar que su formaci¨®n b¨¢sica sea algo que est¨¦ solo en manos del sistema educativo. ?Menudo optimismo y qu¨¦ ingenuidad! En este tiempo suyo, aquellos se educan mucho m¨¢s a trav¨¦s de la propia vida, del mundo de sus relaciones sociales y de toda esa fanfarria de series y pel¨ªculas que consumen con avidez. Y todo este entramado est¨¢ fuera de su control. Las censuras familiares hoy carecen de eficacia, a menos que deseen privarles tambi¨¦n del acceso a internet o la televisi¨®n.
Pero eso no es m¨¢s que la constataci¨®n de un hecho. Lo importante es la premisa normativa que subyace a esta b¨²squeda de la vigilancia parental. Porque lo que venden como un intento por evitar su adoctrinamiento lo que en realidad oculta ¡ªy les fastidia¡ª es que no sean adoctrinados en los mismos valores que ustedes sostienen. Lo que de verdad les preocupa es que puedan llegar a elegir una concepci¨®n del bien que no sea la que Vox defiende, cuando el objetivo de la ense?anza es, precisamente, que accedan por s¨ª mismos al tipo de vida que m¨¢s les convenza. Su actitud se corresponde, pues, con eso que siempre se ha visto como el miedo a la libertad, la exposici¨®n al pluralismo de opiniones, valores y formas de vida, algo que ya no tiene vuelta atr¨¢s.
Cuando tuve que abordar estas cuestiones en mi ¨¦poca llegu¨¦ a una conclusi¨®n relativamente sencilla. El sistema educativo ideal es el que consigue hacer realidad esa m¨¢xima greco-romana de ense?arnos a pensar por nosotros mismos, a acceder a nuestras propias opiniones, a problematizarlo todo. Por eso la llamaron ¡°educaci¨®n liberal¡±, por palo seco las convicciones heredadas, que su fin era hacernos libres, no seguir aya fueran estas las de los padres o las de la comunidad. Para ello, sin embargo, se nos deb¨ªa familiarizar con todo el abanico de opciones posibles y con los instrumentos cognitivos y los conocimientos necesarios para garantizar el m¨¢ximo despliegue de las actitudes racionales. A partir de ah¨ª, que cada cual elija. Caiga quien caiga. La tarea de las instituciones p¨²blicas debe ser el proporcionarnos esos instrumentos y el velar porque desarrollemos una actitud ciudadana; es decir, respetuosa con las reglas de juego que hacen que esto sea posible. Pero deben permanecer neutrales ante las diferentes concepciones del bien. El ¡°mercado de las opiniones¡± ya se encargar¨¢ de colocar a cada cual en su sitio.
En esto consiste b¨¢sicamente ese ¡°consenso liberal¡±, que ustedes adjetivan como ¡°progre¡±. Lamento decir que no son sus ¨²nicos enemigos. Est¨¢n tambi¨¦n los otros tribalismos ideol¨®gicos o identitarios, esa curiosa devoci¨®n por ubicar ¡°lo nuestro¡± m¨¢s all¨¢ de la raz¨®n y del bien y del mal y el desprecio por cualquier disidencia.
Yours Sincerely.
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