Pol¨ªtica desprestigiada, pol¨ªticos desencantados

Hasta no hace mucho, era infrecuente ver a un pol¨ªtico en activo abandonar su vida p¨²blica con la intenci¨®n de pasar a una actividad privada algo menos azarosa. Los ceses sol¨ªan ser fundamentalmente por la extinci¨®n del periodo de tiempo para el que hab¨ªan sido elegidos. Borja S¨¦mper ha sido el ¨²ltimo que, ¡°por motivos personales¡± y sin ¨¢nimo de que se hagan otras interpretaciones, ha dado el paso de abandonar el servicio p¨²blico. Solo ha manifestado que le ¡°incomoda mucho el actual clima de confrontaci¨®n pol¨ªtica¡±. Y es que la preocupaci¨®n de los ciudadanos por las formas osadas que nuestros representantes exhib¨ªan en el Congreso o el Senado hace tres o cuatro a?os, ha dejado paso a la preocupaci¨®n por el fondo. S¨¦mper no reh¨²ye la discrepancia pol¨ªtica ¡ªque le parece necesaria¡ª sino la falta de respeto, solicitando volver a ¡°prestigiar la pol¨ªtica¡±. Nada m¨¢s cierto. El poder ¡ªqu¨¦ duda cabe¡ª es apetecible; la pol¨ªtica puede polarizarse entre ¡°derechas¡± e ¡°izquierdas¡±; pero los acuerdos, el progreso y la gesti¨®n p¨²blica no pueden estar continuamente salpicados de subterfugios personales, partidistas e ideol¨®gicos.

Luis A. Rodr¨ªguez Arroyo. Santo Tom¨¢s de las Ollas (Le¨®n)