Gatos, perros y caballos que viven mejor que t¨²
Renombrados arquitectos y dise?adores idean viviendas para mascotas, una tipolog¨ªa ingenua e ingeniosa, ocurrente y contradictoria, que retrata la sociedad del siglo XXI.
DE ANIMAL DE trabajo a mascota. El siglo XX fue testigo de c¨®mo la relaci¨®n de los humanos con los animales vari¨® sustancialmente, reflejo de los profundos cambios sociales. El siglo XXI parece dispuesto a indicar en qu¨¦ consiste el aburguesamiento de los perros y los gatos cuando cada vez m¨¢s arquitectos y dise?adores trabajan en planos de casas para mascotas.
El antrop¨®logo Brian Hare, profesor en la Universidad de Duke ¡ªen Carolina del Norte¡ª, asegur¨® en la revista Science que la ¡°domesticaci¨®n de los perros fue uno de los hechos m¨¢s extraordinarios de la historia de la humanidad¡±. Lo hizo en un n¨²mero de la publicaci¨®n que desvelaba uno de los mayores misterios de la historia de las mascotas: sus inicios. Cu¨¢ndo y d¨®nde los perros y las personas comenzaron a ser amigos ha hecho correr r¨ªos de tinta y ha costado d¨¦cadas de investigaciones.
Con todo, hoy parece que hay acuerdo en que los restos f¨®siles provenientes de Irlanda, Mongolia y China dejan ver que la domesticaci¨®n canina sucedi¨® a la vez en estos tres escenarios. Tambi¨¦n hay acuerdo en que ocurri¨® hace, como mucho, 15.000 a?os y, como poco, hace 12.000. Lo que no dejan tan claro las indagaciones es c¨®mo sucedi¨®. ?C¨®mo pudo un carn¨ªvoro que compet¨ªa con los humanos en la b¨²squeda de alimento convertirse en el mejor amigo del hombre? ?C¨®mo lleg¨® a entrar en su casa? Aunque parezca poco cient¨ªfico, cada vez m¨¢s teor¨ªas apuestan a que fue por una cuesti¨®n de simpat¨ªa: los m¨¢s sociables entraron en las casas. Y bajo cobijo, alteraron su naturaleza y sus h¨¢bitos. A cambio de techo, comida y conocimiento ¡ªlos perros resuelven problemas, pero buscan el auxilio de sus amos ante cuestiones m¨¢s complejas¡ª, muchos canes pasaron a ofrecer compa?¨ªa y seguridad: sus legendarios servicios como guardianes de ganado o viviendas. Eso les cambi¨® el car¨¢cter. Y hasta el f¨ªsico.
La historia de los gatos, capaces de matar serpientes y por eso convertidos en dioses en el antiguo Egipto, define otro tipo de animal m¨¢s contradictorio: faldero y hura?o a la vez a pesar de la convivencia. O precisamente por ella. As¨ª, aunque conviene distinguir entre animales que parecen libres y aparentan vivir voluntaria y hasta amorosamente en el interior de una vivienda ¡ªlos perros o los gatos¡ª y especies que solo pueden convivir enjauladas o encerradas ¡ªcomo los p¨¢jaros o los peces¡ª, que las casas y jaulas para mascotas se hayan convertido en una tipolog¨ªa del siglo XXI habla tanto de la arquitectura como de la sociedad.
Por eso, cuando el mundo carece de viviendas para un tercio de la poblaci¨®n, y cuando se ha bautizado como ¡°comodificaci¨®n¡± la arquitectura levantada no como servicio sino como bien de inversi¨®n, la idea de que un animal dom¨¦stico pase a tener un domicilio fijo, una habitaci¨®n dentro de una casa, hasta una escalera propia ¡ªcomo en la vivienda vietnamita dise?ada por Joe Chikamori¡ª o un habit¨¢culo modular, mullido, flexible y extensible delata, por lo menos, la diversidad de valores del mundo.
En este perplejo marco, el escritor brit¨¢nico especializado en temas de dise?o Tom Wainwright ha reunido m¨¢s de 200 ejemplos de esos sorprendentes habit¨¢culos para mascotas en su libro Pet-tecture, Design for Pets, publicado por la editorial Phaidon. Por las p¨¢ginas de ese volumen desfilan peceras con sat¨¦lite, casetas descapotables, muebles-jaula, tipis como guaridas, sof¨¢s agujereados y hasta colmenas arquitect¨®nicas.
Al dise?ar para mascotas, algunos de los grandes arquitectos del momento, como el japon¨¦s Sou Fujimoto, parecen hacer simplemente un cambio de escala. Con un mecano pintado de blanco, construyen el cobijo de su perro sin paredes, pero repleto de cub¨ªculos que funcionan como estanter¨ªas para ubicar las pertenencias del can, dando a entender que se trata de un animal muy domesticado y a la vez civilizado.
Gatos, perros, peces, p¨¢jaros, tortugas, abejas, conejos y hasta medusas han obtenido la atenci¨®n de muchos de los m¨¢s renombrados dise?adores del planeta y varios de los arquitectos m¨¢s famosos del mundo para que les dise?en un habit¨¢culo capaz de unir el juego y el descanso, el movimiento y la permanencia, el confort y el riesgo. El brasile?o Marlon de Azambuja construye escult¨®ricas jaulas para p¨¢jaros con la silueta de edificios muy reconocibles, como el Museo Guggenheim de Frank ?Lloyd Wright, el de arte de S?o Paulo que proyect¨® Lina Bo Bardi o el New Museum de Nueva York que ide¨® la japonesa Kazuyo Sejima.
Son muchos los arquitectos que desfilan por las p¨¢ginas de este curioso libro. El estudio noruego Sn?hetta, los holandeses MVRDV o la propia Sejima ¡ªautora de un mullido traje de algod¨®n blanco y rizado como vivienda para un caniche¡ª se cuentan entre los proyectistas capaces de imaginar una vida alternativa, y glamurosa, para las mascotas. Los japoneses Nendo y Kenya Hara lideran el grupo de los dise?adores. Y entre todos, es mucho el ingenio, y el humor, vertido en la construcci¨®n de estas miniarquitecturas. Se podr¨ªa decir que estas guaridas alegran, intrigan, acogen, sorprenden y hasta incomodan a los animales igual que muchas de las obras de la vanguardia arquitect¨®nica orientan y desorientan a los ciudadanos. Tambi¨¦n cabr¨ªa la tentaci¨®n de deducir que, en muchos hogares del mundo, y en buena parte de las ciudades del planeta, los perros han dejado de tener vida de perros para vivir en alojamientos dise?ados por los mejores creadores del siglo XXI. La pregunta que queda entonces por responder es entonces doble: ?a qui¨¦n corresponde ahora la legendaria vida de perro? y ?llegaremos los humanos a disfrutar de viviendas tan ingeniosamente dise?adas como las de algunas de nuestras mascotas??
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