La educaci¨®n popular
S¨®lo cuando uno sabe, se acepta o elige; y el que no sabe, ni se acepta ni elige
Un d¨ªa, principios de los a?os 30, el pintor Urbano Lugr¨ªs particip¨® en un espect¨¢culo de las Misiones Pedag¨®gicas en Valencia de Alc¨¢ntara (C¨¢ceres). Lugr¨ªs era un tipo grandull¨®n que se expresaba de una forma un tanto peculiar, y eso acab¨® provocando la burla de una parte del p¨²blico. Aquello lo consider¨® intolerable el escritor Rafael Dieste, que se subi¨® al escenario para interceder por su amigo y poner al p¨²blico en su sitio con un discurso que hizo que todo el mundo callase. En primera fila estaba una profesora que daba clases en el pueblo, Carmen Mu?oz. En 1980, el escritor Luis Rei la entrevist¨® para una biograf¨ªa sobre Dieste (A traves¨ªa dun s¨¦culo, Edici¨®s do Castro, 1987). Rei le pregunt¨® cu¨¢ndo fue la primera vez que vio a Rafael Dieste, y ella le cont¨® esa historia ocurrida medio siglo antes en las Misiones Pedag¨®gicas. Termin¨® de hablar dirigi¨¦ndose a Dieste, su marido, que estaba a su lado escuch¨¢ndola. ¡°Ese d¨ªa, Rafael, me qued¨¦ con la boca abierta. Y no se me ha vuelto a cerrar¡±.
Las Misiones Pedag¨®gicas se pusieron en marcha en 1931 con el auspicio del Gobierno de la Rep¨²blica y la Instituci¨®n Libre de Ense?anza. Se trataba de llevar el conocimiento y la cultura a pueblos y aldeas de toda Espa?a. Entre los misioneros -unos 600 durante cinco a?os- estaban Lugr¨ªs y Dieste (encargado de un teatro de gui?ol), pero tambi¨¦n Mar¨ªa Zambrano, Ram¨®n Gaya, Mar¨ªa Moliner, Luis Cernuda, Alejandro Casona o Maruja Mallo. Se cuenta al detalle en el libro de Alejandro Tiana Las Misiones Pedag¨®gicas. Educaci¨®n Popular en la Segunda Rep¨²blica (Catarata, 2016), donde se replica el famoso discurso de Manuel Bartolom¨¦ Coss¨ªo, alma mater de las Misiones: "Somos una escuela ambulante que quiere ir de pueblo en pueblo. Pero una escuela donde no hay libros de matr¨ªcula, donde no hay que aprender con l¨¢grimas, donde no se pondr¨¢ a nadie de rodillas como en otro tiempo. Porque el Gobierno de la Rep¨²blica que nos env¨ªa, nos ha dicho que vengamos, ante todo, a las aldeas, a las m¨¢s pobres, a las m¨¢s escondidas y abandonadas, y que vengamos a ense?aros algo, algo que no sab¨¦is por estar siempre tan solos y tan lejos de donde otros lo aprenden, y porque nadie hasta ahora ha venido a ense?¨¢roslo; pero que vengamos tambi¨¦n, y lo primero, a divertiros".
Se crearon m¨¢s de 5.500 bibliotecas, hubo cientos de representaciones teatrales e instalaci¨®n de museos itinerante. Ni eso pudo con la oposici¨®n de la Espa?a que finalmente acab¨® destruyendo las Misiones y que, desde el Parlamento, v¨ªa CEDA, trataba de dinamitar las partidas destinadas. Bartolom¨¦ Coss¨ªo advirti¨®, frente a los ataques, que la ¨²nica salvaci¨®n que ten¨ªa Espa?a le vendr¨ªa por la educaci¨®n. Muri¨® un a?o antes de escuchar la respuesta de sus adversarios, que lleg¨® el 18 de julio de 1936.
?l entend¨ªa que al lujo de que alguien te ense?e algo que no sabes, se responde con gratitud, pues cuando eso ocurre uno dispone de la informaci¨®n para tener un criterio propio y poder ser quien es. Que s¨®lo cuando uno sabe, se acepta o elige; y el que no sabe, ni se acepta ni elige. Coss¨ªo tambi¨¦n dijo: "El mundo entero debe ser, desde el primer instante, objeto de atenci¨®n y materia de aprendizaje para el ni?o, como lo sigue siendo m¨¢s tarde para el hombre. Ense?arle a pensar en todo lo que le rodea y a hacer activas las facultades racionales es mostrarle el camino por donde se va al verdadero conocimiento, que sirve despu¨¦s para la vida. Educar antes que instruir; hacer del ni?o, en vez de un almac¨¦n, un campo cultivable".
Lo dijo en un pa¨ªs que, como Rafael Dieste pero en sentido contrario, es capaz de dejarte con la boca abierta, y hasta hoy.
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