El succionador de cl¨ªtoris del que todo el mundo habla
Ha sido uno de los dispositivos electr¨®nicos m¨¢s comprados durante las ¨²ltimas Navidades. Y su sola menci¨®n provoca reacciones inmediatas en cualquier reuni¨®n.
Al principio, succionar era un verbo. La acci¨®n de chupar, extraer alg¨²n jugo o cosa an¨¢loga con los labios, dice el Diccionario de la lengua espa?ola.
No es lo mismo que lamer. No es tan dulce como libar. No hace tantas cosquillas como soplar. Succionar implica algo m¨¢s. En los ¨²ltimos tiempos, solamente escuchar el verbo provoca una reacci¨®n inmediata en el respetable. Las mujeres esbozan una sonrisa; los hombres se ponen en alerta. Compru¨¦benlo, por favor. Mencionen el succionador de cl¨ªtoris o Satisfyer en su pr¨®xima reuni¨®n, y disfruten.
El artilugio no se parece ni de lejos a unos labios. No succiona ning¨²n jugo. Su magia radica en las vibraciones en las que te envuelve. Y, en este caso, lo que envuelve es un pellizco de pulpa que se adentra en nuestras carnes. Un cacho de carne dise?ado solo para que gocemos. 8.000 terminaciones nerviosas condensadas en 14 cent¨ªmetros de los que apenas vemos la puntita. El doble de terminaciones que tiene el glande, con la importancia que le damos a este ¨²ltimo. Las vibraciones que transmite el aparato son tan aceleradas, potentes y apabullantes que nadie, ni ejercit¨¢ndose, podr¨ªa conseguir la misma sensaci¨®n con sus labios y la lengua. Te derrites.
Dejamos que las m¨¢s j¨®venes se entretuvieran con la tecnolog¨ªa y, en esas, hicieron gala de su sororidad: en vez de callarse, como hicimos otras, se contaron lo bien que se lo estaban pasando. Los hombres se tocan el sexo desde que nacen, pero a las ni?as nunca las educamos para que supieran el tremendo tesoro que tienen entre las piernas. El cl¨ªtoris no aparece en los libros educativos: nadie habla de nuestro placer, as¨ª que dejamos su descubrimiento a la improvisaci¨®n. Hasta que lleg¨® el Satisfyer, o sus dem¨¢s versiones comerciales. Los detalles sobre su uso y disfrute adornan cualquier tertulia. Es tema de conversaci¨®n a todas las edades y contextos sociales. No pasaba algo parecido desde que nos presentaran el iphone.
Las vibraciones que transmite el aparato son tan aceleradas, potentes y apabullantes que nadie, ni ejercit¨¢ndose, podr¨ªa conseguir la misma sensaci¨®n con sus labios y la lengua
Era cuesti¨®n de tiempo que la generaci¨®n m¨¢s enganchada a la tecnolog¨ªa descubriera un aparatito con el que autocomplacerse. Se mejora la especie, recuerden. Agradezcamos que en vez de mantener el secreto se lo contaran las unas a las otras, aunque fuera a golpe de like. Bast¨® que lo convirtieran en trending topic para que se hablara de ¨¦l hasta en el telediario.
As¨ª que 2019 ha sido el a?o en el que reventaron todas las previsiones de masturbaciones femeninas. Al menos es lo que se deduce de las ventas de estimuladores de cl¨ªtoris: Espa?a ha sido el pa¨ªs europeo con r¨¦cord absoluto de ventas. El Satisfyer fue uno de los tres dispositivos tecnol¨®gicos m¨¢s vendidos en Amazon durante la pasada campa?a navide?a: el de la marca sueca Lelo aument¨® sus ventas, dicen, un 440% en los ¨²ltimos meses.
Imagino que lo hemos convertido en el amante perfecto porque en menos de un minuto y medio, literalmente, te arranca el orgasmo. Que cada una calibre si es necesario un cl¨ªmax as¨ª de inmediato, pero llevamos tanto tiempo creyendo que los orgasmos son cosa de ellos que, en cuanto hemos aprendido a tenerlos, dejamos de fingirlos.
Lo que no se entiende es que haya hombres que puedan ofenderse si el regalo cae en manos de sus parejas. Caballeros que ven peligrar su poder¨ªo porque su se?ora, por fin, duerme igual de satisfecha que ellos. No conozco ninguna mujer que se ofendiera si aparece un masturbador capaz de conseguir lo que a cualquiera de nosotras nos cuesta, m¨ªnimo, 15 minutos. M¨¢s bien intentar¨ªa incluirlo en su repertorio de juguetes amatorios y hasta lo llevar¨ªa en el bolso; por seguridad.
Ojal¨¢ m¨¢s hombres lo vean como lo que es: un perfecto aliado, y m¨¢s a¨²n para ese 20% de espa?oles que padecen disfunci¨®n er¨¦ctil. La tecnolog¨ªa est¨¢ para facilitarnos la vida; al fin y al cabo, no me voy a enamorar de un aparato. A ver si las pr¨®ximas Navidades tenemos suerte y el tema de conversaci¨®n es la de veces que convencimos a nuestra pareja de que se viniera a la cama¡ ?con el bicho!?
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