El reto de la cooperaci¨®n iberoamericana
El di¨¢logo se incrementa y enriquece de manera continuada cuando se produce en torno a aquello que m¨¢s nos une: la educaci¨®n, la ciencia y la cultura
En Iberoam¨¦rica han sucedido en 2019 acontecimientos sociales y pol¨ªticos que podemos pensar que son consecuencia de lo que ocurri¨®, o mejor a¨²n, de lo que no ocurri¨® durante d¨¦cadas precedentes. En ellas coexistieron en la regi¨®n dos bloques de pa¨ªses cuyas orientaciones pol¨ªticas estaban perfectamente diferenciadas, mientras que se vivieron algunos momentos de fuerte crecimiento econ¨®mico. A?os, en fin, en los que ni cuando se disfrut¨® de la mayor bonanza econ¨®mica se super¨® el penoso atributo de ser la regi¨®n m¨¢s desigual del mundo.
Morir por cerrar los ojos es el t¨ªtulo de una obra del autor emblem¨¢tico del exilio espa?ol Max Aub. Este t¨ªtulo es perfectamente aplicable a lo ocurrido durante los ¨²ltimos a?os en Iberoam¨¦rica, donde se cerraron muchos ojos, o se evitaron miradas cr¨ªticas, ante situaciones persistentes de injusticia, desigualdad, pobreza, corrupci¨®n o violencia. S¨ª, es cierto, millones de personas salieron de la pobreza. Las mejoras en asuntos tan capitales como la educaci¨®n, la salud o la seguridad han sido notables, m¨¢s en t¨¦rminos cuantitativos de cobertura que de calidad y equidad en el acceso a estos servicios b¨¢sicos. Sin embargo, ca¨ªmos en lo que la Comisi¨®n Econ¨®mica para Am¨¦rica Latina y el Caribe (CEPAL) denomina la trampa de la renta media, que nos ha llevado a competir en desventaja en una econom¨ªa global donde somos una regi¨®n con muy baja productividad porque seguimos dependiendo de la venta de materias primas o de mano de obra barata. Y seguimos obsesionados con buscar soluciones locales a problemas comunes. En consecuencia, continuamos siendo, permanentemente y hasta el hast¨ªo, la regi¨®n del futuro. De un futuro que, como el horizonte ut¨®pico de Galeano, cuantos m¨¢s pasos damos hacia ¨¦l, m¨¢s se aleja.
Las consecuencias de lo ocurrido e insistimos, de lo no ocurrido, se est¨¢n manifestando en ocasiones a trav¨¦s de votos que provocan cambios de Gobiernos con orientaci¨®n pol¨ªtica radicalmente opuesta en algunos pa¨ªses y, en otros, como son los casos de Chile, Colombia o Ecuador, con movilizaciones en las calles, que en ocasiones son violentas. No ayuda a aliviar esta situaci¨®n el comportamiento ostentoso y prepotente que en muchos casos manifiesta la minor¨ªa iberoamericana m¨¢s adinerada.
Las pol¨ªticas que se han llevado a cabo, con una inversi¨®n en el ¨¢rea social que no supera el 9% frente al m¨¢s del 21% en los pa¨ªses de la OCDE, no aseguran mejores expectativas de futuro para la regi¨®n. As¨ª ocurre, a t¨ªtulo de ejemplo, con los 30 millones de estudiantes de educaci¨®n superior que hoy hay en Iberoam¨¦rica, procedentes de esas nuevas familias de clase media reci¨¦n salida de la pobreza en las que jam¨¢s ninguno de sus predecesores pis¨® un aula universitaria. Un logro hist¨®rico en nuestra regi¨®n que amenaza con convertirse en una frustraci¨®n m¨¢s si el 70% de esos nuevos universitarios no encuentran gracias a sus estudios satisfacci¨®n a sus expectativas.
Apelar al di¨¢logo en estas circunstancias no es un lugar com¨²n, sino una imperiosa necesidad que choca con la gran debilidad, incluso incomparecencia, de buena parte de las entidades de concertaci¨®n pol¨ªtica que durante los ¨²ltimos decenios se crearon en la regi¨®n. Algunas como ALBA o UNASUR son casi solo un recuerdo; las exclusiones y vetos justifican esta situaci¨®n.
No obstante, hay que persistir en la b¨²squeda de ese di¨¢logo, m¨¢s necesario que nunca, identificando nuevos interlocutores y espacios que lo hagan posible y contribuyan de manera efectiva a consolidar la democracia y salir de la citada trampa de la renta media y de otras asociadas a ella, como son la debilidad de las instituciones o la crisis medioambiental.
La Organizaci¨®n de Estados Iberoamericanos para la Educaci¨®n, la Ciencia y la Cultura (OEI) quiz¨¢s pueda servir como referencia para visualizar que es posible mantener el di¨¢logo a trav¨¦s de una entidad que lo hace posible y, adem¨¢s, contribuir al desarrollo. La OEI, la organizaci¨®n de cooperaci¨®n multilateral que con sus 70 a?os es la decana de la regi¨®n, es la que cuenta con mayor presencia territorial gracias a sus 18 oficinas en otros tantos pa¨ªses y su sede central en Madrid. Tiene interlocuci¨®n directa con todos los Gobiernos iberoamericanos, universidades y otras organizaciones internacionales. Ha demostrado que el di¨¢logo no solo es posible, sino que se incrementa y enriquece de manera continuada cuando se produce en torno a aquello que m¨¢s nos une a la comunidad iberoamericana: la educaci¨®n, la ciencia y la cultura, con el veh¨ªculo com¨²n de dos lenguas en las que nos entendemos, el espa?ol y el portugu¨¦s, que compartimos 800 millones de personas, adem¨¢s de cientos de lenguas originarias cuya diversidad nos enriquece.
Desde su fundaci¨®n en 1949 la OEI no ha cesado de crecer, tanto en sedes en la regi¨®n y actividad cooperadora sobre el terreno como en acuerdos con gobiernos y otras entidades internacionales y de la sociedad civil. Gracias a ello, ha desarrollado cientos de proyectos que han beneficiado a millones de personas, ha alfabetizado a 2.300.000 personas, ha reunido en programas de formaci¨®n a m¨¢s de 100.000 docentes de diferentes pa¨ªses y ha convocado decenas de reuniones de ministros y altos responsables de educaci¨®n, educaci¨®n superior y ciencia, demostrando con ello que el di¨¢logo es necesario, posible y que contribuye al desarrollo de Iberoam¨¦rica. Porque, como afirm¨® el escritor y pol¨ªtico cubano Jos¨¦ Mart¨ª, la mejor manera de decir es hacer.
Mariano Jabonero es secretario general de la Organizaci¨®n de Estados Iberoamericanos para la Educaci¨®n la Ciencia y la Cultura (OEI)
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