Gald¨®s en Gran V¨ªa
Benito P¨¦rez Gald¨®s explay¨® su imaginaci¨®n sobre un entramado que retrataba fielmente las costumbres y las conciencias de su tiempo
Para iniciar los merecidos festejos por el Centenario de Benito P¨¦rez Gald¨®s podr¨ªamos imaginarlo como cronista de libreta en ristre, plum¨ªn como adarga y un galgo que corriera tras ¨¦l en busca de una noticia o bien, pasar en silencio por la acera de la calle de Hilari¨®n Eslava en el barrio de Arg¨¹elles e imaginar que a¨²lla de llanto un viejo perro que se ha quedado solo en el balc¨®n. Podr¨ªamos leer cada uno de sus Episodios Nacionales y todas sus novelas en voz alta y para todo el a?o o bien, se me ocurre empezar los festejos con una sincron¨ªa rara, un azar tan claro como el agua que los hijos del nuevo milenio llaman sinergia. Hablo de una novelita de D. Benito que parece clonarse con una nouvelle del mexicano Manuel Guti¨¦rrez N¨¢jera, coet¨¢neos que muy probablemente vistieron el mismo traje de tweed con leontina en chaleco, polainas y bigotes de manubrio.
Pocos lectores han reparado en las afinidades y sincron¨ªas que unen La novela del tranv¨ªa, de Manuel Guti¨¦rrez N¨¢jera, con La novela en el tranv¨ªa, de Benito P¨¦rez Gald¨®s. En tanto no surja un detective filol¨®gico que establezca todas las caracter¨ªsticas del entuerto, no ser¨¢ m¨¢s que conjetura imaginar que cualquiera de los dos escritores tuvo noticia, o bien ley¨®, la versi¨®n de su semejante en el espejo. M¨¢s all¨¢ de que ambos relatos deben su inspiraci¨®n y trama a la ¨²til y placentera costumbre de viajar en tranv¨ªas, las dos novelas en espejo honran al sentimiento paralelo de dos escritores que vivieron sus respectivas ciudades como viajeros, ¨¢vidos por absorber las muchas vistas que deambulaban por sus respectivos escenarios, resueltos a no limitar sus respectivas imaginaciones.
Benito P¨¦rez Gald¨®s (1843-1920) es uno de los m¨¢s grandes, le¨ªdos y queridos escritores de Espa?a. C¨¦lebre por sus muchas novelas, no pocos suscribir¨ªan el inmenso valor historiogr¨¢fico de los textos que reuni¨® bajo el t¨ªtulo de Episodios Nacionales. Due?o de una prosa magistral, donde el uso del lenguaje se volv¨ªa una filigrana imperceptible en beneficio de la lectura, Gald¨®s explay¨® su imaginaci¨®n sobre un entramado que retrataba fielmente las costumbres y las conciencias de su tiempo. Part¨ªcipe activo en la vida de su tiempo, Gald¨®s combinaba la lenta cocci¨®n de sus novelas y cuentos, con la inmediatez efervescente de la vida period¨ªstica; en ese contexto, escribi¨® La novela en el tranv¨ªa, mezcla de relato puro y cr¨®nica directa, entre la narraci¨®n de una historia y el retrato de un recorrido fidedigno por las calles de Madrid.
Manuel Guti¨¦rrez N¨¢jera (1859-1895) es uno de los m¨¢s entra?ables poetas y cuentistas mexicanos del final del siglo XIX. Conocido tambi¨¦n como el Duque Job, Guti¨¦rrez N¨¢jera goza de no haberse petrificado en el pante¨®n de nuestras letras por el apego agradecido de sus lectores, quienes lo mantienen vivo en numerosas referencias asignadas al imaginario colectivo; en particular, la ciudad de M¨¦xico sigue siendo un escenario fiel de los paisajes narrados por Guti¨¦rrez N¨¢jera. Fue un escritor exquisito, habitante del Porfiriato, que deambulaba sobre los adoquines de la ahora calle de Madero como quien recorre un bulevar parisino; un poeta notablemente influido por aromas afrancesados que a su vez inspir¨® ¨¢nimos y tendencias en Amado Nervo o Enrique Gonz¨¢lez Mart¨ªnez. Su cuento La novela del tranv¨ªa es un resultado de la intensa devoci¨®n con la que Guti¨¦rrez N¨¢jera habit¨® la Ciudad de M¨¦xico, vidente de la llaga en el pavimento al tiempo que asiduo comensal de sus barandales, viajero cotidiano que extend¨ªa los cortos recorridos en trayectos de luenga imaginaci¨®n, con notable talento y gran habilidad literaria.
Evoco aqu¨ª ambos relatos, titulados novelas siendo cuentos del tranv¨ªa de P¨¦rez Gald¨®s y Guti¨¦rrez N¨¢jera como tentaci¨®n para quien redacta su vida en Metro ¨Cde Madrid o Ciudad de M¨¦xico¡ªde Indios Verdes a Moncloa y de Puerta del Sol a Coyoac¨¢n, como ¨ªntimo homenaje a la calidad literaria de Gald¨®s (y tambi¨¦n de Guti¨¦rrez N¨¢jera), gui?o agradecido a los azares que depara la bibliofilia y confirmaci¨®n de las muchas bondades que nos ofrece la literatura que emana del transporte sobre rieles, la que leemos hoy en d¨ªa en lo que dura un trayecto de Gald¨®s en Gran V¨ªa¡ como si fuera un tranv¨ªa intemporal a trav¨¦s de la cultura que nos sustenta y nos une.
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