El lobo de Wall Street, el estafador estafado
Jordan Belfort, que defraud¨® m¨¢s de 180 millones de euros, demanda a los productores de la pel¨ªcula alegando que le mintieron y enga?aron
Que la realidad supera la ficci¨®n se cumple una y otra vez. Jordan Belfort es el ¨²ltimo personaje a quien se puede aplicar esta m¨¢xima que ha dado mucho juego para mayor gloria del cine y la literatura. A lo mejor el nombre de Belfort no se relaciona a la primera con nada que incite a profundizar en el asombro que produce que este personaje haya presentado una demanda por enga?o, pero si se aclara que es el personaje real en qui¨¦n se inspir¨® la pel¨ªcula El lobo de Wall Street, la cosa cambia.
El histri¨®nico corredor de bolsa que encarn¨® en el cine Leonardo DiCaprio estaba inspirado en un hombre real: Jordan Belfort, un empresario estadounidense que en la actualidad tiene 57 a?os, que en el momento ¨¢lgido de su carrera presum¨ªa de ganar hasta 9,5 millones de euros al d¨ªa y que acab¨® acusado en 1998 de fraude, blanqueo de dinero y manipulaci¨®n del mercado de valores y provoc¨® p¨¦rdidas de m¨¢s de 180 millones de euros a los inversores. Belfort adem¨¢s de fanfarronear sobre su riqueza se convirti¨® en leyenda de los excesos que ha conocido Wall Street, porque su historia reun¨ªa todos los elementos posibles: prostitutas, drogas y bacanales de todo tipo en las que igual se utilizaban enanos para jugar a la diana como chimpanc¨¦s para repartir el correo en el trabajo y pasar por ocurrente.?
Acab¨® condenado a 22 meses de encierro en una prisi¨®n federal despu¨¦s de colaborar con el FBI y despu¨¦s de salir de la c¨¢rcel sigui¨® fascinando a muchos con su capacidad para reinventarse: escribi¨® dos libros autobiogr¨¢ficos que inspiraron la pel¨ªcula dirigida por Martin Scorsese y se dedica a dar charlas, por cantidades considerables, para quien quiere o¨ªr en directo las historias de este hombre que afirma haberse reformado.?
La paradoja es que el estafador ahora ha presentado una demanda contra la productora de la pel¨ªcula, Red Granite Pictures y su consejero delegado, Riza Aziz, precisamente por fraude, alegando que no sab¨ªa que la pel¨ªcula se financi¨® irregularmente con dinero del Fondo de Inversi¨®n del Gobierno de Malasia a trav¨¦s de funcionarios corruptos y de financieros. Un esc¨¢ndalo que est¨¢ siendo investigado desde septiembre de 2015 por el Departamento de Justicia de Estados Unidos. La demanda de Belfort hace hincapi¨¦ en que el esc¨¢ndalo pol¨ªtico en el que Riza Aziz est¨¢ envuelto, contamina los derechos de la historia que vendi¨® a Red Granite para hacer El lobo de Walt Street y que le est¨¢ provocando cuantiosas p¨¦rdidas.??
Supuestamente Aziz malvers¨® m¨¢s de 225 millones de euros de un fondo de desarrollo administrado por el gobierno de Malasia y Belfort asegura que este hecho le est¨¢ impidiendo conseguir m¨¢s dinero por los derechos de autor de sus libros, adem¨¢s de lo que ya le pag¨® la productora, alrededor de 1,5 millones de euros.?
Seg¨²n unos documentos que public¨® TMZ, Jordan Belfort alega que desde el momento en que comenz¨® la investigaci¨®n sobre Riza Aziz, Red Granite se ha "negado a explotar la mina de oro de un activo en beneficio de Belfort, a pesar de sus obligaciones contractuales". El estafador estafado afirma que le "sorprendi¨® completamente" enterarse de la supuesta conexi¨®n de Aziz con estas actividades irregulares y que si lo hubiera sabido nunca habr¨ªa vendido su historia a Red Granite. Evidentemente, la demanda no tiene solo una finalidad?aleccionadora y Belfort reclama una indemnizaci¨®n que se acerca a los 273 millones de euros.?
Jordan Belfort, que pasa por ser un hombre nuevo que nada tiene que ver con el que tim¨® a los inversores que confiaron en su empresa, cre¨® otra al salir de la c¨¢rcel,?Global Motivation Inc, que es la que gestiona sus charlas motivacionales. Seg¨²n una sentencia de 2003 Belfort est¨¢ obligado a restituir el dinero a los 1.513 clientes que fueron v¨ªctimas de su estafa. Seg¨²n algunos medios solo ha devuelto un 10% de lo que debe en concepto de indemnizaciones y la mayor parte de esta cantidad procede de las propiedades que le fueron decomisadas en su momento. Aunque Belfort afirm¨® que el 100% de los ingresos que obtuviera por sus derechos de autor y la pel¨ªcula de Scorsese ir¨ªa destinado a parar a las personas que estaf¨®, portavoces de la Fiscal¨ªa Federal de Estados Unidos afirmaron en 2014 que aunque Belfort hab¨ªa recibido dinero por estos conceptos, apenas hab¨ªa continuado haciendo frente a sus indemnizaciones.
A lo mejor la demanda actual, contra quien ¨¦l considera le convirti¨® a ¨¦l en enga?ado, persigue esa finalidad y no la de seguir lucr¨¢ndose personalmente. Belfort fue el ¨²ltimo propietario del lujoso yate Nadine (el nombre de sus segunda esposa), que perteneci¨® a Coco Chanel y se hundi¨® cerca de Cerde?a por la imprudencia temeraria de su propietario. En la actualidad se confiesa limpio de todas sus adicciones ¡ªse public¨® que se gast¨® decenas de millones de d¨®lares en drogas¡ª, pero nunca ha negado sus excesos, esos que quedaron reflejados en la famosa pel¨ªcula de Scorsese pero que estaban basados en hechos reales que el propio Belfort hab¨ªa publicado en sus libros autobiogr¨¢ficos.?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.