Y era profec¨ªa
El fin de legislatura catalana nos indica que toca cerrar al periodo de bloqueo y excepci¨®n
Si Quim Torra se hubiese dejado llevar por lo que le ped¨ªa el cuerpo, hubiese mandado a sus socios de Esquerra Republicana a paseo y hubiera convocado elecciones ya. Al negarse Esquerra a seguir el juego de las ¡°desobediencias in¨²tiles¡±, el president Torra se sinti¨® desautorizado y desafiado en su estrategia de confrontaci¨®n, convencido de que toda provocaci¨®n, por peque?a que sea, suma. Sin embargo, por una vez, ha atendido a los peque?os intereses del d¨ªa a d¨ªa, por m¨¢s que le puedan parecer menores frente al destino supremo de la patria. Una encuesta reciente del CEO (el CIS catal¨¢n) cifra en el 61% los ciudadanos que piensan que el Gobierno catal¨¢n no es capaz de resolver sus problemas. Dejar en el aire los presupuestos que el vicepresidente Pere Aragon¨¦s hab¨ªa pactado y que, por fin, permit¨ªan salir de la maldici¨®n de las pr¨®rrogas, situaba en muy delicada posici¨®n a los suyos. Elecciones s¨ª, pero con las cuentas aprobadas.
Ha costado dos largos a?os de estancamiento, con evidentes costes tanto para Catalu?a como para Espa?a, que las fabulaciones que pretend¨ªan hacer normal la anormalidad empezaran a decaer. La crisis estall¨® el lunes, pero pod¨ªa haber sido en cualquier momento. Simplemente se ha puesto de manifiesto lo que, si se me permite parafrasear irreverentemente al poeta Foix, todo el mundo sab¨ªa y era profec¨ªa: que la unidad del independentismo era una ficci¨®n y que el mandato de implantar la Rep¨²blica que Torra se?alaba como objetivo de la legislatura era pura fantas¨ªa. Y si hab¨ªa diferencias estrat¨¦gicas entre los dos socios es porque Esquerra, en su papel de fuerza tranquila, ya se hab¨ªa situado en una l¨®gica de largo plazo, priorizando sacar rendimiento de apuestas posibles, mientras que Junts per Catalunya, un barullo de personalidades y grupos en l¨ªo permanente, necesitaba mantener vivas las expectativas para no romperse, agarrados a Carles Puigdemont, el ¨²nico icono de la casa que nadie osa desafiar.
Como a cada tropiezo del independentismo oiremos solemnes proclamaciones de la derrota del proceso, como viene ocurriendo c¨ªclicamente desde 2012. Y como ya ha advertido Pablo Casado la derecha seguir¨¢ practicando el recurso permanente al juzgado de guardia, que parece ser hoy su gran horizonte ideol¨®gico. Sin embargo, el fin de legislatura catalana nos indica que toca cerrar al periodo de bloqueo y excepci¨®n. Si ahora se solemniza que los reyes magos no existen y la independencia unilateral no est¨¢ al alcance del independentismo, tambi¨¦n deber¨ªa servir para reconocer (y probablemente las elecciones lo confirmen) que el independentismo est¨¢ ah¨ª y la idea de su derrota definitiva forma del pensamiento m¨¢gico. Toca volver a la pol¨ªtica ¡ªes decir, a la complejidad de lo real¡ª y abandonar las adhesiones inquebrantables propias de la cultura pol¨ªtica de trinchera. Se abre una nueva etapa para todos. De alg¨²n modo la ha anticipado al Gobierno de Pedro S¨¢nchez al apostar por el reconocimiento al independentismo y por la mesa de negociaci¨®n. Por ah¨ª se empieza.
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