Tiempo tasado

El plazo de 48 horas concedido al Parlament por la Junta Electoral de Barcelona para que el presidente de la Generalitat, Quim Torra, devuelva el acta de diputado y corra la lista de su partido ha desembocado en una extra?a situaci¨®n de facto. El presidente de la C¨¢mara, Roger Torrent, ha instado a Torra a que cumpla con la resoluci¨®n de la Junta Electoral respaldada por la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo. Torra, por su parte, no la ha devuelto, pero tampoco particip¨® en ninguna de las cuatro votaciones que tuvieron lugar en la tarde de ayer, por m¨¢s que, para no arriesgarse a un nuevo proceso judicial por desobediencia o por no contaminar las decisiones del Parlament, hiciese arropar su ausencia por la totalidad de los diputados de su grupo.

En principio, la situaci¨®n de Torra no ser¨¢ abordada por el Parlament hasta la pr¨®xima semana, si bien est¨¢ previsto que el Govern apruebe ma?ana los Presupuestos acordados por los partidos independentistas y En Com¨² Podem. La inc¨®gnita es si, una vez lleguen al Parlament, podr¨¢n ser tramitados con normalidad. Lo que las cuentas de la Generalitat para el a?o en curso ponen en juego no es solo la salida de la par¨¢lisis presupuestaria en la que Catalu?a lleva sumida desde 2017, afectando a servicios p¨²blicos esenciales, sino tambi¨¦n el precario equilibrio pol¨ªtico tras el que se vislumbraba una posibilidad de que, adem¨¢s, el Gobierno de S¨¢nchez pudiera aprobar sus propios Presupuestos. Es contra la normalidad que podr¨ªa empezar a establecerse en la totalidad del pa¨ªs contra lo que pretenden ir Torra y su partido, poniendo al servicio de la estrategia del cuanto peor mejor la presidencia de la Generalitat, as¨ª como todas y cada una de las instituciones catalanas que se encuentran bajo su control.

A pesar de estos nuevos episodios de gesticulaci¨®n, que se pueden prolongar algunos d¨ªas o, a lo sumo, algunas semanas, lo cierto es que la presidencia de Torra se encuentra definitivamente en direcci¨®n al fin. Y con ella, muchos de los reiterados esl¨®ganes de los que han abusado los partidos independentistas hasta provocar el hast¨ªo de los ciudadanos de Catalu?a, como la unidad de acci¨®n para alumbrar una nueva rep¨²blica. Como qued¨® de manifiesto ayer en el Parlament, la ¨²nica unidad que el independentismo ha sido capaz de fraguar desde que el expresident Puigdemont se dio a la fuga, abandonando a sus m¨¢s directos colaboradores tras el fracaso de la declaraci¨®n unilateral de independencia, ha sido la contraria: la unidad para sumir a Catalu?a en la par¨¢lisis pol¨ªtica, econ¨®mica y social, responsabilizando al Estado con argumentos cada vez m¨¢s inveros¨ªmiles.

Tambi¨¦n esta permanente dejaci¨®n de responsabilidades que ha practicado el independentismo en su conjunto ha perdido la eficacia movilizadora que tuvo en el pasado. Las escaramuzas pol¨ªticas y legales que todav¨ªa puede protagonizar un presidentque se declar¨® vicario de un pr¨®fugo tienen el tiempo tasado, como tambi¨¦n lo tienen unas formas de hacer pol¨ªtica que, despu¨¦s de dar innumerables vueltas, no se ha movido del sitio. Catalu?a est¨¢ infinitamente peor que cuando comenz¨® la sinraz¨®n que Torra ha encarnado mejor que ning¨²n otro l¨ªder. Prolongarla no es ya una salida, ni para ¨¦l ni para nadie.