El d¨ªa que toda Espa?a mir¨® por fin a Teruel
Teruel existe para elevarse no solo a emblema de la llamada Espa?a vaciada, sino tambi¨¦n para nutrir un movimiento ciudadano que ha evolucionado a fuerza pol¨ªtica. Lo lidera Tom¨¢s Guitarte
Los que se tragaron uno de esos antol¨®gicos atascos de los duros a?os del desarrollismo saben a la perfecci¨®n que, en ocasiones, una identidad (o una autoestima grupal) puede caber en el conciso espacio de la pegatina que decoraba la trasera del coche que uno ten¨ªa delante: ¡°Cuenca es ¨²nica¡±. Lo que puede resultar m¨¢s sorprendente es que, en un espacio a¨²n m¨¢s conciso, se intente ce?ir un problema metaf¨ªsico de no poco calado: ¡°Teruel existe¡±. Afirmaci¨®n esta ¨²ltima sobre cuya certeza jam¨¢s podr¨¢ dudar quien haya digerido un buen ternasco de la regi¨®n o haya sucumbido al embrujo de las sollapas.
Teruel, en efecto, existe y en una escala que desborda los concisos contornos de su Torico para elevarse no solo a emblema de la llamada Espa?a vaciada, sino tambi¨¦n para nutrir un movimiento ciudadano que ha evolucionado a fuerza pol¨ªtica (sin ideolog¨ªa, si es que eso es posible), convirti¨¦ndose finalmente en pieza clave de una investidura por los pelos sustentada sobre heterog¨¦neas generosidades que han hecho de tripas coraz¨®n. Arquitecto con el sue?o ut¨®pico de desviar el AVE para romper con una din¨¢mica demogr¨¢fica alarmantemente sustractiva, Tom¨¢s Guitarte se ha convertido en la cabeza visible del primer partido pol¨ªtico que ha nacido enfrent¨¢ndose a la dial¨¦ctica entre el Ser y la Nada.
Su sentido com¨²n y su actitud de llamar al pan, pan y al vino, vino podr¨ªan emparentarle con la nobleza enraizada de ese se?or Cayo que Miguel Delibes concibi¨® el mismo a?o en que se juraba una Constituci¨®n que por entonces permit¨ªa fantasear con los disputados votos de una vida rural que la democracia dejar¨ªa en barbecho m¨¢s all¨¢ de lo prudente.
Son otros tiempos y Guitarte se ha acabado convirtiendo casi en personaje, a su pesar, de western de Howard Hawks: amenazado, escoltado y protegido durante una larga noche de incertidumbre con el fin de evitar que matones de privatizaci¨®n y/o aguilucho corrompiesen lo que nadie puede negar, su condici¨®n de hombre de palabra.
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