Una vagina de madera contra la mutilaci¨®n genital femenina
Esta pr¨¢ctica est¨¢ prohibida en Kenia, pero se sigue ejecutando de forma oculta y clandestina
Diciembre y agosto son meses muy especiales en muchas partes del mundo por la celebraci¨®n de la Navidad y por las vacaciones; los m¨¢s remotos rincones se llenan de luces, de celebraci¨®n, de regalos, o de playa y piscina. Pero en algunos lugares de Kenia, desde hace ya unos cuantos a?os, se llenan tambi¨¦n de esperanza, de vida y de futuro, futuro para las ni?as y las mujeres a trav¨¦s de la educaci¨®n.
Para Vilden y Ramses Simaloi, dos hermanas mas¨¢i que viven en una remota aldea en la regi¨®n de Narok, en el Valle del Rift, en Kenia, esos dos son los meses de sus vacaciones escolares, en los que regresan a sus aldeas para convivir con sus familias, tras meses de estudio internas. Lo que se supone que ser¨ªan semanas de alegr¨ªa y descanso, son tambi¨¦n para Vilden y Ramses, de 12 y 13 a?os respectivamente, los d¨ªas m¨¢s arriesgados de su vida: se encuentran en un elevado riesgo de ser mutiladas genitalmente. Sus familias, aprovechan su estancia en casa para cumplir con la tradici¨®n.
Una pr¨¢ctica que, a pesar de estar prohibida en Kenia, se sigue ejecutando de forma oculta y clandestina con la creencia de estar realizando el "bien" para las ni?as, pues el corte demuestra que est¨¢n preparadas para casarse. Si una ni?a mas¨¢i no es cortada, es repudiada por todo su entorno, y ning¨²n hombre querr¨¢ casarse con ella, por lo que tendr¨¢ que marcharse para siempre. Siete de cada diez mujeres mas¨¢i en Kenia pasan por esta radical ceremonia de paso.
Vilden bien lo sabe, pues vio como a su hermana mayor le pas¨®: "Raparon su cabeza el d¨ªa de antes, la sujetaron, no pod¨ªa gritar, y le cortaron con una cuchilla afilada. Durante d¨ªas estuvo oculta, hasta que la herida comenz¨® a cicatrizar". Ramses tambi¨¦n lo vivi¨®, y sin embargo afirma que su madre lo hizo porque las quiere enormemente: "Si no te cortan, te tienes que marchar; huir por nuestras tierras en las que te encuentras con leones, elefantes, rinocerontes, leopardos... Mam¨¢ no podr¨ªa protegernos m¨¢s".
Y es que claramente la mam¨¢ de Vilden y Ramses no sabe que los dolores continuados cada vez que orinaba desde el corte, los desgarros en sus relaciones sexuales, los problemas tremendos a la hora de los partos, el fallecimiento de alguno de sus beb¨¦s, los quistes, las f¨ªstulas, y otros tantos problemas que le ocurrieron, fueron consecuencia de haber sido mutilada genitalmente. La falta de informaci¨®n es la culpable de no relacionar causa y consecuencia, por lo tanto, ella cree hacer lo mejor para sus hijas: tenerlas protegidas en su aldea.
Ni la prohibici¨®n por ley, ni la reciente declaraci¨®n p¨²blica del presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, oponi¨¦ndose claramente a esta pr¨¢ctica, han conseguido erradicar esta vulneraci¨®n tan radical de los derechos humanos, que tiene que combatirse con educaci¨®n. Y es justo esa apuesta por la educaci¨®n la que est¨¢ funcionando, la que est¨¢ teniendo resultados en la disminuci¨®n de la prevalencia de la MGF en Kenia. Por eso, la ONG espa?ola Wanawake Mujer apoya la realizaci¨®n de los ritos de pasaje alternativo a la MGF (ARP, en sus siglas en ingl¨¦s). Una apuesta de la ONG local Tasaru Ntomonok, que significa "Rescate a la mujer", que desde hace d¨¦cadas trabaja para erradicar la MGF y los matrimonios forzados de ni?as. Esta entidad est¨¢ liderada por Agnes Pareyio, una de las activistas sociales m¨¢s reconocidas a nivel internacional, nombrada Mujer del A?o por la ONU y m¨¢xima representante del Gobierno en Kenia en la lucha frente a estas pr¨¢cticas. El trabajo conjunto supone una apuesta clara por la educaci¨®n de las ni?as y de la comunidad como transformadora de realidades que socavan los derechos m¨¢s b¨¢sicos de las mujeres.
Vilden y Ramses
Fue en el ¨²ltimo ARP, celebrado entre el 8 y el 13 de diciembre, donde el equipo de Wanawake conoci¨® a las hermanas Vilden y Ramses, protagonistas de esta historia. "Agnes Pareyio acudi¨® a nuestra aldea y habl¨® con nuestros padres", afirma Vilden, que acude de la mano de su hermana hasta la escuela donde se celebra, con su peque?a maleta, y caminando. "Agnes ha visitado nuestro poblado muchas veces este a?o. Al principio no era bienvenida, pues ven¨ªa a hablarnos de las buenas tradiciones para la cultura de nuestro pueblo, pero tambi¨¦n de las malas, como la mutilaci¨®n. Pero, poco a poco, se ha ido ganando la confianza de los m¨¢s mayores, pues hemos ido entendiendo muchas cosas que antes no sab¨ªamos"
"Estamos aqu¨ª porque vamos a aprender con otras 48 ni?as mas¨¢i durante una semana las tradiciones m¨¢s importantes para las mujeres en nuestra cultura, de la mano de mujeres muy respetadas en nuestras aldeas, las God Mothers. Ellas son las que mejor las protegen y las ense?an; adem¨¢s nuestros padres est¨¢n contentos porque durante una semana vamos a comer bien, y volveremos con regalos como ropa y material escolar", comenta Ramses.
Raparon su cabeza el d¨ªa de antes, la sujetaron, no pod¨ªa gritar, y le cortaron con una cuchilla afilada. Durante d¨ªas estuvo oculta, hasta que la herida comenz¨® a cicatrizar
No solo aprenden las tradiciones, tambi¨¦n las acompa?an durante esa semana hombres y mujeres especialistas en temas tales como la salud, los derechos humanos, las leyes, etc¨¦tera. Son conocidos como "facilitadores". Hablan a las ni?as de sus derechos, de sexualidad, de la higiene, de la prevenci¨®n de enfermedades de transmisi¨®n sexual como el VIH.
Este a?o, como novedad, Wanawake Mujer ha participado en la formaci¨®n del ARP con un programa de deporte como herramienta para la prevenci¨®n de la violencia de g¨¦nero y fomento de la igualdad. Las ni?as realizaron gincanas, entrenamientos funcionales y todo tipo de actividades f¨ªsicas y, a la vez, aprendieron valores importantes que favorecen su convivencia en igualdad, en una firme apuesta del deporte como herramienta eficaz para la transmisi¨®n de valores. Mientras pasaban el bal¨®n, Ramses gritaba "nosotras somos fuertes", mientras Vilden saltaba, aseveraba "yo puedo, yo s¨¦ lo que quiero".
A Ramses, sin duda, la clase que m¨¢s le ha marcado es la que le ha impartido la propia Agnes. Con una vagina de madera y cuatro moldes como arma, Agnes les explica a las ni?as claramente en qu¨¦ consiste la MGF. "Nunca me hab¨ªan explicado lo que me iban a hacer exactamente; ni siquiera sab¨ªa lo que era el cl¨ªtoris. Ahora s¨¦ que es c¨®mo si me cortaran una pierna, un ¨®rgano que tiene que estar". Vilden ahora sabe que la ablaci¨®n es solo un tipo de mutilaci¨®n y no el m¨¢s grave. "La infibulaci¨®n consiste en el corte no s¨®lo del cl¨ªtoris, sino tambi¨¦n de labios menores y labios mayores, para despu¨¦s coser toda la zona y solo dejar un orificio para la salida de la orina. Por suerte, esa mutilaci¨®n no se la hicieron a mi hermana."
Las ni?as viven con mucha emoci¨®n todo lo aprendido. Consiguen adquirir herramientas eficaces para enfrentarse al corte. Se preparan para expres¨¢rselo a toda su comunidad. Sin embargo, "solo son unas ni?as, necesitan apoyo", asevera Agnes. Por eso, la semana de formaci¨®n finaliza con una gran celebraci¨®n: la graduaci¨®n.
A dicha fiesta acuden los padres y madres de las ni?as, pero tambi¨¦n representantes de la sociedad keniana de relevancia: representantes de la oficina del menor, dirigentes del gobierno local, tambi¨¦n nacional, personal sanitario, miembros de la comunidad educativa, acompa?an a las God Mothers y los facilitadores en la puesta de largo de las ni?as. De forma sint¨¦tica, reciben la formaci¨®n en derechos y las consecuencias de la mutilaci¨®n, que las ni?as ya han aprendido durante toda la semana.
Seg¨²n Loise, facilitador que acompa?a a las ni?as, "con lo que han aprendido est¨¢n preparadas para ser mujeres sin necesidad de ser cortadas, y hoy lo manifiestan y lo expresan delante de toda la comunidad". Ramses se siente segura: "No quiero ser cortada, s¨¦ que no es bueno para m¨ª ni para mi cultura, y hoy me siento respaldada, han venido los elders [grupo de sabios ancianos de las principales aldeas, muy reconocidos en la cultura mas¨¢i] que van a certificar que estoy lista para ser mujer gracias a lo que he aprendido, y no necesito ser cortada. Mis padres a ellos les respetan; para ellos, estos se?ores protegen su cultura, as¨ª que les har¨¢n caso".
Los elders realizan la parte m¨¢s importante de la ceremonia: la imposici¨®n de manos, el certificado de que las ni?as est¨¢n listas, entreg¨¢ndoles un diploma que lo demuestra. De esta forma, los padres se comprometen delante de todos y todas a no cortar a las ni?as. "Si una familia se niega, la ni?a deja de estar bajo su custodia y los padres asumir¨ªan el peso de la ley", afirma Agnes.
Ramses est¨¢ muy contenta. Sabe que hoy se ha salvado, sabe que hoy su vida contin¨²a de una forma diferente. "Ser¨¦ la primera de mi familia que no ser¨¦ cortada; espero que todo contin¨²e bien. Ahora conozco mis derechos y estoy deseando cont¨¢rselo a todas mis amigas". Por cada ni?a formada en un ARP, se estima que otras tres m¨¢s reciben conocimientos b¨¢sicos para protegerse de la mutilaci¨®n y el matrimonio forzado. La ni?a formada se convierte en una semilla para el cambio. Vilden tambi¨¦n muestra su emoci¨®n: "Ahora nuestra tradici¨®n ser¨¢ m¨¢s fuerte, porque est¨¢ apoyada en la educaci¨®n y el conocimiento".
M¨®nica Bat¨¢n es cofundadora de la ONGD espa?ola Wanawake, que tiene entre sus objetivos la erradicaci¨®n de las pr¨¢cticas m¨¢s radicales de la violencia de g¨¦nero, como es la MGF y el matrimonio forzado de ni?as.
Sobre la Mutilaci¨®n Genital Femenina
La Mutilaci¨®n Genital Femenina, es una pr¨¢ctica que, seg¨²n Naciones Unidas, afecta a m¨¢s de 200 millones de ni?as y mujeres en 30 pa¨ªses. La MGF se lleva a cabo cada vez de forma m¨¢s temprana y sus v¨ªctimas son mayoritariamente ni?as, que la sufren en alg¨²n momento de sus vidas entre la infancia y la adolescencia. Unos 44 millones de ni?as mutiladas genitalmente son menores de 14 a?os. Y existen muchos pa¨ªses en los que la mayor¨ªa de las ni?as la sufrieron antes de llegar a los cinco a?os, cuando ellas tienen menos voz.
M¨¢s de tres millones de ni?as cada a?o est¨¢n en riesgo de sufrirla en todo el mundo. Ni?as con nombres y rostros, ni?as con voz que se suman a los cientos de millones que ya han sido v¨ªctimas.
Para los mas¨¢i, la MGF es un ritual, una pr¨¢ctica cultural ancestral que significa el paso de ni?a a mujer y, por tanto, el paso que todas las ni?as han de dar para poder casarse y ser aceptadas socialmente. Esta mentalidad vincula la MGF a otras pr¨¢cticas nocivas, como el matrimonio infantil, precoz y forzado.
Para revertir esta realidad, que supone una vulneraci¨®n de los derechos m¨¢s b¨¢sicos, las entidades de base y la poblaci¨®n local realizan un trabajo en terreno basado en dos pilares: la sensibilizaci¨®n e implicaci¨®n de todos los miembros de la comunidad y el rescate, la atenci¨®n y el acceso a la educaci¨®n de las ni?as
Gracias a su esfuerzo, desde 1984 a 2014, la prevalencia de la MGF en Kenia ha descendido de un 41% a un 11%. En el caso de la poblaci¨®n mas¨¢i, en cambio, el porcentaje sigue siendo elevado, por encima del 70%, por lo que se hace m¨¢s necesario a¨²n el trabajo que realizan las entidades en el terreno.
En Kenia la Mutilaci¨®n Genital Femenina es ilegal, pero la ley no es suficiente para terminar con una pr¨¢ctica cultural arraigada desde hace siglos. A pesar de los esfuerzos internacionales, como la aparici¨®n espec¨ªfica de la erradicaci¨®n de la MGF en 2030 dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, son las entidades locales de base, lideradas mayoritariamente por mujeres, las que comienzan a revertir esta situaci¨®n a trav¨¦s de la educaci¨®n. Sin embargo, las verdaderas agentes de transformaci¨®n son todas y cada una de las ni?as que est¨¢n diciendo "no" a esta pr¨¢ctica, convirti¨¦ndose en referentes para otras menores y mujeres.
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