En estado calamitoso
En los a?os setenta George Steiner mostr¨® la dimensi¨®n religiosa del marxismo o del psicoan¨¢lisis
Hacia finales del XIX y a lo largo del siglo XX hubo un tiempo en que las religiones, con sus teolog¨ªas que todo lo explican y con sus iglesias que organizan el tr¨¢nsito por el mundo, quedaron obsoletas. Nietzsche, de hecho, se adelant¨® a anunciar la muerte de Dios. En 1974, sin embargo, el cr¨ªtico literario George Steiner ¡ªque el lunes muri¨® a los 90 a?os¡ª observaba que hab¨ªa en ese momento m¨¢s que nunca hambre de ¡°explicaciones totales¡±, y un anhelo profundo de ¡°una profec¨ªa con garant¨ªas¡±. Sus consideraciones sobre este asunto las desarroll¨® en cinco conferencias que se reunieron en Nostalgia del absoluto.
Steiner arrancaba se?alando que las verdades religiosas andaban achacosas y explicaba que hab¨ªan surgido, para sustituirlas, distintas mitolog¨ªas; se refer¨ªa al marxismo, al psicoan¨¢lisis y a la antropolog¨ªa de L¨¦vi-Strauss. ¡°Son sistemas de creencia y razonamiento que pueden ser ferozmente antirreligiosos, que pueden postular un mundo sin Dios y negar la otra vida, pero cuya estructura, aspiraciones y pretensiones respecto del creyente son profundamente religiosas en su estrategia y en sus efectos¡±, escribi¨®. ¡°Una mitolog¨ªa describe el mundo en t¨¦rminos de ciertos gestos, rituales y s¨ªmbolos esenciales¡±, dec¨ªa, y de eso hab¨ªa mucho detr¨¢s de la promesa de una sociedad sin clases de Marx, del intento continuo de Freud por ¡°reconciliar al hombre con una realidad sin Dios¡± y de las recomendaciones del autor de Tristes tr¨®picos para obligar al ¡°depredador occidental¡± a ¡°volverse sobre s¨ª mismo¡± tras haber asolado lo poco que quedaba del jard¨ªn del Ed¨¦n.
Dios no hab¨ªa muerto, solo se disfrazaba. Steiner se ocupaba tambi¨¦n de otras mitolog¨ªas, de menor consistencia acad¨¦mica, y trataba de aquellas que hablaban de unos ¡°hombrecillos verdes¡± que vendr¨ªan del exterior a arreglar nuestras cuitas o de las pseudociencias y sus ofertas de conexi¨®n astral o de algunas gangas cargadas de orientalismo. ¡°Los chicos de las flores dirigieron sus pasos a Katmand¨²¡±, apunt¨®.
?Qu¨¦ ocurre hoy, 45 a?os despu¨¦s de aquellas reflexiones del gran cr¨ªtico literario? Igual son las mitolog¨ªas las que ahora resultan obsoletas (o no tanto, las cosas van por barrios), pero lo que s¨ª es evidente es que muchos prefieren el original a la copia y han vuelto a las religiones con renovada energ¨ªa. Dios presenta un aspecto envidiable y las viejas iglesias colaboran a ganar elecciones. Los nacionalismos, tan fuertes en estos momentos, suelen adem¨¢s tener l¨ªnea directa con las alturas.
Al final, y ante tanta mitolog¨ªa, Steiner se preguntaba si ten¨ªa alg¨²n futuro la verdad. El Evangelio nos ha ense?ado que es la verdad la que nos har¨¢ libres, recordaba, y eso fue ¡°un art¨ªculo esencial del racionalismo secular y del liberalismo pol¨ªtico¡±. La ciencia moderna no parece tan convencida, se?alaba despu¨¦s y citaba a Bertrand Russell cuando se ocupa del segundo principio de la termodin¨¢mica: ¡°Hasta donde llega el conocimiento cient¨ªfico, el universo se ha deslizado a trav¨¦s de lentas etapas hasta un resultado un tanto lastimoso en esta Tierra y se deslizar¨¢ por etapas todav¨ªa m¨¢s lastimosas hasta la condici¨®n de la muerte universal¡±. ?D¨®nde estamos, pues? De Russell y Steiner a hoy hemos dado una zancada, y del estado lastimoso hemos pasado al directamente calamitoso. ?nimo.
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