Todos quieren posar en la escalera de Joker en el Bronx y los vecinos no entienden nada: "Con todo lo que hay para ver"

El baile fren¨¦tico y destartalado que el actor Joaquin Phoenix se marca en unas interminables escaleras del Bronx neoyorquino se ha convertido en la escena cinematogr¨¢fica m¨¢s ic¨®nica de 2019. Es el momento de la catarsis del Joker de Todd Phillips. El protagonista sube los pelda?os abatido por la enfermedad mental hasta llegar a su apartamento. Una vez all¨ª, se enfunda el traje rojo y el maquillaje circense antes de volver a bajarlas entregado a la locura. Su interpretaci¨®n de Arthur Fleck, el villano m¨¢s emblem¨¢tico de Batman, est¨¢ a punto de darle este domingo el primer Oscar de su carrera, despu¨¦s de que haya arrasado en los premios que anteceden a la gran noche de Hollywood.

El primer ¨¦xito de la pel¨ªcula fue otro. Su estreno el pasado mes de octubre produjo una peregrinaci¨®n de cientos de fans al barrio de Highbridge, al norte de la avenida Grand Concourse, en Nueva York, repleta de edificios art d¨¦co y art moderne, as¨ª como construcciones de estilo Tudor, renacentista y colonial. El turismo de Instagram ignor¨® estas maravillas e invadi¨® las escaleras del Joker ante la estupefacci¨®n de los vecinos poco acostumbrados a las visitas. Pero el Bronx tiene muchas joyas arquitect¨®nicas que bien valen una visita.

El Campus del Community College

Quiz¨¢s lo m¨¢s sorprendente es descubrir los cinco edificios del movimiento moderno que el arquitecto y dise?ador industrial h¨²ngaro Marcel Breuer construy¨® entre 1959 y 1970 en el campus del Bronx Community College. La pieza m¨¢s destacada es el auditorio Begrisch Hall con capacidad para 250 personas, declarado patrimonio de la ciudad de Nueva York en 2002. La reacci¨®n m¨¢s com¨²n ante esta obra de Breuer es un "?qu¨¦ es eso?". Su forma escult¨®rica confunde. Se trata de una estructura brutalista en trapecio de hormig¨®n armado que desaf¨ªa la gravedad con dos voladizos inclinados apoyados en dos patas triangulares y una escalera central.

Acabadas las obras, Breuer conduc¨ªa un d¨ªa desde su oficia de la calle 57 camino a su famosa casa en New Canaan (Connecticut) cuando desde el asiento del conductor de su Jaguar not¨® un error en una losa que cubr¨ªa los muros de contenci¨®n. Hizo un peque?o dibujo de c¨®mo deb¨ªa de ser y se lo entreg¨® Bernard Marson, arquitecto y secretario de las obras, que se disculp¨® y se ofreci¨® a cambiarla. "No, eso es historia", le contest¨® el arquitecto. Ah¨ª sigue.

Es un ejemplo de los experimentos de Breuer con el hormig¨®n armado que anticiparon estructuras posteriores como la del primer Museo Whitney de la Avenida Madison, que tiene un error similar en su escalera.

El auditorio est¨¢ conectado por un puente al edificio Tech II, conocido como el Meister Hall, cuyas paredes blancas texturizadas en tri¨¢ngulos, trapecios y rect¨¢ngulos recuerdan a su ¨¦poca racionalista anterior. Su fachada es perfecta para una buena foto. Tambi¨¦n tiene un pasado cinematogr¨¢fico. Los hermanos Cohen lo convirtieron en la embajada de Rusia en su pel¨ªcula Quemar despu¨¦s de leer (2008).

Las cinco estructuras tienen una relaci¨®n de interdependencia. Lo que Breuer llam¨® edificios "binucleares", que permiten a los estudiantes pasar de uno a otro sin salir a la calle a trav¨¦s de pasarelas. El Tech I o Polowczyk Hall mezcla materiales como el suelo de terrazo, soportes de hormig¨®n y paredes de mosaicos. Y tiene un p¨®rtico de hormig¨®n acampanado en la entrada, que los estudiantes llaman "la patata frita", muy similar al acceso de la sede de la Unesco en Par¨ªs, tambi¨¦n de Breuer.

El Colston Hall, antes Silver Hall, concebido como un dormitorio mixto, es una losa en forma de V o bumer¨¢n, cuya altura de siete pisos est¨¢ parcialmente oculta por su posici¨®n al pie de una colina. El Community Hall completa el conjunto que contrasta con el resto de edificios neocl¨¢sicos del campus pensados por el arquitecto Stanford White, declarados patrimonio nacional.

El juzgado de 'The Irishman'

A dos manzanas del Estadio de los Yankees, est¨¢ el imponente Palacio de Justicia del Bronx, tambi¨¦n conocido como el edificio Mario Merola, en honor al pol¨ªtico e implacable fiscal del distrito entre 1972 y 1987. Construido en 1934 por los arquitectos de origen europeo Max Hausel y Joseph H. de estilo art d¨¦co. Cuenta con nueve pisos, estructura de acero y una fachada de granito y piedra caliza decorada con obras del escultor neoyorquino Charles Keck.

Una vez completada su construcci¨®n, el Herald Tribune lo calific¨® como un excelente ejemplo del "estilo americano del siglo XX", por su combinaci¨®n de caracteres neocl¨¢sico y moderno popular en Europa en los a?os veinte y treinta. Su interior, repleto de m¨¢rmol y c¨²pulas abovedadas con adornos en bronce, es el escenario del juicio contra el m¨ªtico mafioso Jimmy Hoffa, interpretado por Al Pacino, en la pel¨ªcula The Irishman, de Martin Scorsese, que compite por 10 Oscars.

El gran tramo de escaleras que conduce al p¨®rtico de entrada con columnas es protagonista tambi¨¦n en la serie de televisi¨®n Gotham, donde se cuentan los primeros d¨ªas del comisario James Gordon de Batman en el Departamento de Polic¨ªa de la ciudad de Gotham. Su gran aportaci¨®n a la industria del entretenimiento es haber sido la comisar¨ªa de la m¨ªtica serie Ley y Orden, que se emiti¨® entre 1990 y 2010.

La oficina de Correos

Otra joya escondida en el Bronx es la Oficina Central de Correos finalizada en 1937 y dise?ada por el arquitecto estadounidense Thomas Harlan. Se trata de un edificio rectangular de ladrillo gris que casi se camufla con el paisaje urbano de estilo cl¨¢sico moderno (modern classic) muy com¨²n en las obras p¨²blicas de la era del New Deal.

Los grandes ventanales con arcos de m¨¢rmol recorren la fachada de arriba abajo. Su exterior fue declarado patrimonio de la ciudad en 1975, mientras que el interior tuvo que esperar hasta 2013, donde destacan los 13 grandes murales inspirados en el poema de Walt Whitman I Hear America Singing del matrimonio de pintores Ben Shahn y Bernarda Bryson Shahn.

El edificio se vendi¨® en 2014 a un comprador privado, y acaba de ser renovado. Sigue ejerciendo como oficina de correos en un lateral, desde la cual se pueden ver los murales del vest¨ªbulo, mientras que el resto de su interior contin¨²a a la espera de inquilino. El pasado verano abri¨® en la terraza el restaurante Zona de Cuba, que cada fin de semana se convierte en una pasarela del poder latino del Bronx. Fue la se?al definitiva de que la gentrificaci¨®n ha llegado a este barrio, arrasado por la delincuencia durante los a?os setenta y ochenta.