Una semana despu¨¦s del divorcio
La unanimidad europea frente al Brexit toca su fin y ahora empiezan los codazos entre los 27 por llenar el hueco que deja el Reino Unido
Si el Brexit es un misterio, otro misterio es el rumbo que va a tomar la Uni¨®n Europea a partir de ahora. Tantos a?os de vida en com¨²n crean un sistema en el que todas las piezas encajan en una geometr¨ªa lentamente construida. En cuanto se quita una pieza, todo el sistema se descompone y se mueve en busca de un nuevo equilibrio, un nuevo sistema.
En los tres a?os y medio tempestuosos y err¨¢ticos transcurridos desde el refer¨¦ndum del Brexit, todo el chaparr¨®n ha ca¨ªdo sobre Londres mientras brillaba el buen tiempo en Bruselas. Ni siquiera las peleas por las cuotas de inmigrantes o las derivas iliberales de Hungr¨ªa y Polonia han obstaculizado el mantenimiento hasta este pasado 31 de enero de una pasmosa unanimidad de los 27 en su relaci¨®n con Londres.
Pero el fracaso de los esfuerzos brit¨¢nicos por dividir en el pasado a los socios europeos en la negociaci¨®n del divorcio no es garant¨ªa alguna de id¨¦ntico fracaso en la negociaci¨®n de la relaci¨®n futura. Al contrario, el hueco que deja el Reino Unido ha empezado a suscitar movimientos de los principales pa¨ªses europeos, cada uno concentrado en sus propios intereses e impulsos geopol¨ªticos. Adem¨¢s de la improbable unanimidad en la negociaci¨®n sobre el futuro, habr¨¢ con seguridad codazos entre los 27 por acomodarse en el nuevo hogar europeo com¨²n sin los brit¨¢nicos.
Francia y Alemania, las dos mayores potencias continentales y enemigos beligerantes en tres guerras europeas, siempre han aspirado a constituirse en un directorio sobre los s¨®lidos fundamentos de su reconciliaci¨®n y de su relaci¨®n bilateral, de forma que las potencias de segundo rango, Italia y Espa?a, pero tambi¨¦n Polonia, se vean obligadas a resignarse al papel de socios menores. Durante los ¨²ltimos 47 a?os, esta aspiraci¨®n quedaba compensada por una triangulaci¨®n de alianzas que, esquem¨¢ticamente, un¨ªa a franceses y brit¨¢nicos alrededor de la seguridad y a alemanes y brit¨¢nicos de la libertad de mercado.
Este equilibrio se ha roto. Macron ha exhibido esta semana la excepci¨®n francesa de su bomba nuclear, el paraguas de seguridad que solo Francia puede ofrecer al resto de los europeos ante la partida de Londres y la permanente incertidumbre del trumpismo. Pero es un favor que contiene un gesto de dominaci¨®n, y as¨ª lo han le¨ªdo Espa?a e Italia, que no se conforman con sumarse sumisamente al t¨¢ndem franco-alem¨¢n y reclaman voz y personalidad propia en la nueva Europa posterior al Brexit. Solo ha pasado una semana y esto no ha hecho m¨¢s que empezar.
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