Salario y examen
La izquierda ha perdido el aprecio por lo com¨²n. Al menos lo com¨²n espa?ol, porque, parad¨®jicamente, en teor¨ªa es partidaria de lo com¨²n europeo
Dec¨ªamos ayer que la izquierda ha perdido el aprecio por lo com¨²n. Al menos lo com¨²n espa?ol, porque, parad¨®jicamente, en teor¨ªa es partidaria de lo com¨²n europeo. Un amigo ley¨® mi columna y admiti¨® que la tesis no era absurda, pero me hizo notar un contraejemplo de pol¨ªtica p¨²blica en que la izquierda s¨ª rechaza el fraccionamiento por territorios: el salario m¨ªnimo interprofesional, cuya subida hasta los 950 euros se discute estos d¨ªas. Cierto: la ministra de trabajo ha descartado la fijaci¨®n de salarios m¨ªnimos diferenciados y auton¨®micos; conducir¨ªa, aduce, a la existencia de ciudadanos de primera y de segunda. Aunque lo cierto es que, en Espa?a, pa¨ªs que redistribuye poco la renta territorialmente, ya existe esa dualidad: la financiaci¨®n per c¨¢pita en sanidad o educaci¨®n en territorios forales puede llegar a duplicar la de otras comunidades.
Pero dejemos de lado el silenciado debate sobre la solidaridad interterritorial y volvamos al salario m¨ªnimo. El SMI es una pol¨ªtica p¨²blica destinada a garantizar a todos los ciudadanos los medios para existir, y existir, dijo Robespierre, es el primer derecho. Como tal, su existencia en un estado social es sensata. Como es sensato que su cuant¨ªa no sea tan elevada como para desincentivar la contrataci¨®n. Con esto es f¨¢cil estar de acuerdo; se discute el umbral ¨®ptimo capaz de aportar protecci¨®n material sin perjudicar la ocupaci¨®n. El ministro de Agricultura ha admitido que, sin ser el elemento clave, la reciente subida puede haber condicionado la actividad en el campo. Eso nos lleva a pensar que un SMI modulable por territorio y sector es algo a estudiar. De hecho, m¨¢s que una cuant¨ªa fija y uniforme, podr¨ªa consistir en una f¨®rmula com¨²n que tuviera en cuenta el coste de la vida en la provincia, el salario mediano del sector o incluso la edad del trabajador, como defiende entre nosotros Marcel Jansen. Tambi¨¦n podr¨ªa estudiarse su supresi¨®n a cambio de alg¨²n tipo de renta b¨¢sica: el Estado cumplir¨ªa su papel proveedor de seguridad evitando interferir en la libertad econ¨®mica de las empresas.
Estos d¨ªas en que debatimos los efectos del alza del salario m¨ªnimo tambi¨¦n se polemiza por un posible traspaso de la competencia del MIR a Catalu?a. Como es sabido, el MIR es el examen estatal que permite competir por una plaza de m¨¦dico especialista en hospitales de toda Espa?a. Es un sistema de formaci¨®n sanitaria especializada alabado en Europa y que algo tiene que ver con el excelente rendimiento de nuestra sanidad p¨²blica. Una cl¨¢usula poco clara del acuerdo de PSOE y Podemos ha hecho que la profesi¨®n m¨¦dica tema su desmembramiento. El Ministerio de Sanidad ha salido al paso de los rumores, neg¨¢ndolo. Sin duda, el ministro Illa, que es federalista, har¨¢ bien en conservar un examen federal que funciona. Porque de eso se trata, de centralizar o descentralizar no por man¨ªa o capricho identitario, sino atendiendo a criterios de racionalidad.
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