Venezuela: ?optimistas an¨®nimos?
El empresario venezolano, Alberto Vollmer, ve claro que el pa¨ªs est¨¢ maduro (no es un juego de palabras) para adoptar el llamado ¡°modelo chino¡±
Un empresario venezolano, el se?or Alberto Vollmer, quien est¨¢ al frente de una destiler¨ªa de rones a?ejos, fundada en el s.XVIII, ve claro que el pa¨ªs est¨¢ maduro (no es un juego de palabras) para adoptar el llamado ¡°modelo chino¡±.
La interpretaci¨®n que hace Vollmer de lo que puede traer el ¡°modelo chino¡± a Venezuela sugiere que el fin del control del mercado de divisas, la dolarizaci¨®n de la econom¨ªa, la liberaci¨®n de precios y el despliegue emprendedor de los talentos criollos en procura de la prosperidad puede convivir, por ejemplo, con la incesante violaci¨®n a los derechos pol¨ªticos de los venezolanos expresada en la persecuci¨®n, encarcelamiento o destierro forzado de decenas de representantes de oposici¨®n leg¨ªtimamente elegidos.
No es, ciertamente, novedad que alguien quiera ver oportunidades para la iniciativa privada donde las mayor¨ªas venezolanas solo padecen hambre y mengua hospitalaria, experimentando de paso el terror sin t¨¦rmino que supone el despliegue permanente de las bandas armadas de la FAES que tan solo en los ¨²ltimos dos a?os asesinaron en nuestras barriadas a m¨¢s de 7.000 venezolanos, seg¨²n cifras responsablemente documentadas por la ONU y media docena de oeneg¨¦s. La democracia, en verdad, surgi¨® siglos antes que el capitalismo y no es forzoso que vayan de la mano.
Una de las paradojas del socialismo del siglo XXI ha sido haber criado centenares de empresarios, algunos de ellos v¨¢stagos de eso que antes se llamaba ¡°familias de pro¡±, cuyas fortunas invariablemente se escriben hoy con muchos d¨ªgitos seguidos de nueve ceros.
Sin embargo, sonr¨ªo invariablemente cuando leo que ¡°un empresario¡± venezolano ha sido detenido en Houston o Miami o Nueva York por un asunto de lavado de d¨®lares desviados de los fondos de Petr¨®leos de Venezuela. Pienso que las agencias har¨ªan mejor en decir que ha sido detenido un defraudador, un traficante de influencias y capitales, en lugar de despachar mal el cuento diciendo que se trata de un empresario.
Ll¨¢menme ingenuo pero la voz ¡°empresario¡± me remite a Henry Ford, a Carl Siemens y, por deriva de ideas, a Schumpeter o a Drucker, nunca a un sujeto que vende con sobreprecios una planta termoel¨¦ctrica invisible a un gobierno de p¨ªcaros y precipita con ello una crisis de energ¨ªa el¨¦ctrica en la que mueren cientos de personas. Luego de este rodeo, me apresuro a decir que, hasta donde alcanza uno a ver, el se?or Vollmer no es un oficiante m¨¢s del saqueo de Venezuela sino cabeza de una empresa familiar fundada hace 200 a?os.
Un singular programa de acci¨®n social, echado adelante por su destiler¨ªa hace casi veinte a?os, logr¨® hacer de una conflictiva invasi¨®n de tierras en su hacienda azucarera la ocasi¨®n de actuar comunitariamente en favor de varios centenares de familias.
La pieza m¨¢s celebrada del programa es el plan ¡°Alcatraz¡± que logr¨® cooptar peligrosos jefes de bandas criminales, alojados en c¨¢rceles venezolanas, para la acci¨®n comunitaria. El rugby, rudo deporte de contacto al que Vollmer es aficionado, es parte del plan de estudios y, muy famosamente, se ha avenido bien con el talante de los malhechores. Ya se han celebrado en la hacienda varios torneos internacionales de rugby. Y aqu¨ª cesa el clip sobre responsabilidad social de la empresa licorera como atracci¨®n tur¨ªstica.
El saludo de Vollmer al modelo chino acompa?¨® el anuncio de que ha vendido un mill¨®n de acciones de su licorera. La oferta p¨²blica de acciones es la primera operaci¨®n de ese tipo registrada en la fenecida Bolsa de Valores de Caracas en m¨¢s de 11 a?os.
Vollmer evoc¨® la apertura de la Bolsa de Shang¨¢i en 1990, otorg¨¢ndole un valor predictivo a su comentario. La licorera aspira a vender 6 millones de acciones y recaudar tres millones de d¨®lares para sus planes de expansi¨®n. Un reporte de la agencia Reuters dice que Vollmer ?forma parte de un grupo que se define como ¡°optimistas an¨®nimos¡± y desde hace meses re¨²ne a 39 hombres de negocios, banqueros e inversionistas venezolanos con un punto de vista diferente al de buena parte de los portavoces de las asociaciones del sector privado?.
Me imagino una comparecencia del grupo de optimistas an¨®nimos ante la prensa. ?Llevar¨ªan pasamonta?as, como los caballeros de industria del ELN? Lo cierto es que todos ellos coinciden en que el giro ¡°a la china¡± es inexorable.
Una de las diferencias que los optimistas sostienen ante sus pares del mundo empresarial se refiere a las sanciones impuestas por Washington a los capos de la dictadura. Son sanciones que en muchos casos afectan a empresas transnacionales en tratos con Maduro. Siempre seg¨²n Reuters, Vollmer y los 39 optimistas (m¨¢s un se?or Velutini, presidente de un fondo de inversiones inmobiliarias) ? han tenido reuniones informales con autoridades estadounidenses por el impacto de las sanciones, est¨¢n dispuestos a hablar con el Departamento del Tesoro porque las medidas -impuestas para asfixiar al Gobierno de Maduro-, est¨¢n afectando al sector privado formal que ha sobrevivido estos a?os duros y quiere subsistir?.
El modelo chino, ?eh? Conque optimistas que prefieren el anonimato al vaticinar un indetenible giro liberal en la pol¨ªtica econ¨®mica de la dictadura. Interesante idea. Ojal¨¢ aboguen solo en pro del ¡°sector formal¡± y no tambi¨¦n, inadvertidamente, por el bienestar financiero de gentuza como Diosdado Cabello. Eso ser¨ªa efecto no deseado de una loable iniciativa. Confiemos, con el verso de Antonio Machado, en que no ser¨¢ verdad nada de lo que sabemos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.