Demanda social
La regulaci¨®n de la eutanasia responde a necesidades nuevas que hay que atender
Tras dos intentos fallidos en 2018 y 2019, el proyecto de ley org¨¢nica de regulaci¨®n de la eutanasia ha sido de nuevo admitido a tr¨¢mite y esta vez tiene muchas posibilidades de salir adelante porque cuenta con un amplio apoyo parlamentario. Solo dos fuerzas pol¨ªticas, el PP y Vox, que suman 140 de los 350 diputados, se oponen. El hecho de que esta sea la primera proposici¨®n de ley de la nueva legislatura indica la importancia que se le quiere dar. Presentada por el PSOE, supone el reconocimiento de un nuevo derecho individual y satisface lo que desde hace d¨¦cadas es una clara y sostenida demanda social. Diferentes y sucesivas encuestas han mostrado que m¨¢s del 70% de la poblaci¨®n apoya regular la eutanasia y resulta muy significativo que ese apoyo supera el 60% entre los cat¨®licos, pues el principal obst¨¢culo formal hasta ahora ha sido la oposici¨®n de la jerarqu¨ªa de la Iglesia.
La ley prev¨¦ la posibilidad de recibir ayuda para morir en casos de enfermedad grave incurable o enfermedad cr¨®nica grave e invalidante que cause un sufrimiento intolerable, siempre que medie la petici¨®n expresa, reiterada en el tiempo, e informada del paciente. El proyecto excluye la posibilidad de practicar la eutanasia a personas que no tengan capacidad para decidir, excepto cuando lo hayan dispuesto previamente en un testamento vital. Tambi¨¦n reconoce el derecho a la objeci¨®n de conciencia por parte del personal sanitario.
Editoriales anteriores
Las mejores condiciones de vida y el ¨¦xito de la propia medicina hacen que cada vez se alargue m¨¢s la vida y aumente la supervivencia de personas con patolog¨ªas graves e invalidantes que cursan con dolor. Prolongar la vida puede suponer en estos casos alargar una agon¨ªa insoportable. En tales circunstancias pueden entrar en colisi¨®n diferentes principios constitucionales que la ley pretende armonizar. Por un lado, el derecho fundamental a la vida y a la integridad f¨ªsica y moral, y por otro, los principios de dignidad, libertad y autonom¨ªa de la persona. Con la regulaci¨®n de la eutanasia se trata de reconocer una ¨²ltima y crucial libertad: la de poner fin a la vida cuando la ¨²nica expectativa es un padecimiento insoportable que no puede ser aliviado por otros medios, como los cuidados paliativos. En definitiva, cuando, de acuerdo con sus valores, la persona afectada considera que la vida que le queda no es digna de ser vivida.
La progresiva secularizaci¨®n de la sociedad espa?ola y los cambios que han experimentado los valores dominantes exigen dar respuesta a estas nuevas necesidades. Algunos sectores han expresado su temor a que la ley pueda propiciar una especie de pendiente resbaladiza que lleve a utilizar la eutanasia para deshacerse de ancianos y personas desvalidas. Son temores leg¨ªtimos que nacen de la compasi¨®n y la empat¨ªa, pero no deben combatirse con inmovilismo, sino con controles eficaces, y la ley prev¨¦ mecanismos suficientes para garantizar que eso no ocurra. Muy diferente es la oposici¨®n, que ya se est¨¢ organizando, basada en la idea de que la vida no pertenece a la persona sino a Dios. Tal creencia es muy respetable, pero los que la invocan no pueden pretender imponerla a quienes no la comparten. Ser¨ªa muy deseable que el principal partido de la oposici¨®n evitara caer en argumentos miserables, como afirmar que es una ley pensada para ahorrar costes sanitarios. La sociedad espa?ola se merece un debate de m¨¢s altura.
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