Tenia
Tomamos por an¨¢lisis pol¨ªticos apolog¨ªas de intereses financieros superiores a m¨ª mismo y a toda esta gente que me rodea en el Metro
Dada la cantidad y el talento de las personas que a diario nos explican el mundo, deber¨ªamos entenderlo mejor. Es lo que pienso ahora, mientras recorro la l¨ªnea 5 del metro de Madrid escuchando una tertulia de analistas pol¨ªticos de la radio. Alguien acaba de decir que la medida de regular el precio del alquiler de los pisos es ideol¨®gica e intervencionista. Lo ha dicho como si las ideas y las intervenciones fueran malas en s¨ª mismas, lo que constituye uno de esos disparates verbales a los que nos vamos acostumbrando de manera insensible. Tanto va el c¨¢ntaro a la fuente que al fin se llena (o se rompe, ahora no caigo). Cualquier persona con dos dedos de frente, sea conservadora o progresista, deber¨ªa entender que la vivienda es un bien de primera necesidad en el que conviene poner orden si no se ordena solo. En todo caso, resulta incre¨ªble que hayamos llegado a un punto en el que los t¨¦rminos ¡°intervenci¨®n¡± e ¡°ideolog¨ªa¡± se utilicen como sin¨®nimos de algo perverso, sobre todo cuando se pronuncian en defensa del ultraliberalismo econ¨®mico. Los ultraliberales est¨¢n convencidos de que lo suyo no es tocino, sino velocidad.
Quiz¨¢ las dificultades para comprender el mundo de las que hablaba m¨¢s arriba se deban a que tomamos por an¨¢lisis pol¨ªticos lo que son en realidad apolog¨ªas de intereses financieros superiores. Superiores a m¨ª mismo y a toda esta gente que me rodea y junto a la que recorro los t¨²neles de la l¨ªnea 5 como el gusano que transita por sus galer¨ªas subterr¨¢neas. El convoy carece de portezuelas que diferencien a un vag¨®n de otro, de modo que, observado a lo largo, parece que viajamos en el interior de una tenia, compuesta de segmentos, que nos acaba de tragar y en cuyas entra?as nos vamos deshaciendo.
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