De Gauss al S¨®nar, dos siglos de mensajes a ET
Un libro repasa los esfuerzos de la ciencia para comunicarse con hipot¨¦ticas civilizaciones extraterrestres
En plena Guerra Fr¨ªa se produjo una tregua muy especial. Cincuenta acad¨¦micos de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, de Estados Unidos y Europa se reunieron en 1971, en el Observatorio Biurakan, en Armenia, para debatir sobre c¨®mo deb¨ªa ser la ¡°comunicaci¨®n con una inteligencia extraterrestre¡±. Durante cinco d¨ªas departieron en franca camarader¨ªa personalidades como los premios Nobel Francis Crick, Charles Hard Townes y Vitaly Ginzburg, el f¨ªsico Freeman Dyson o los astr¨®nomos Carl Sagan y Frank Drake. Las discusiones se suced¨ªan entre reuniones y encuentros improvisados en las torres de los telescopios, unas moles de cemento que guardan un sorprendente parecido con los dalek, aquellos robots procedentes del espacio en la serie de televisi¨®n Doctor Who. En 1972, un a?o despu¨¦s de la conferencia de Biurakan, Sagan y Drake instalaron en la sonda Pioneer de la NASA el primer mensaje f¨ªsico destinado a explicar la Tierra y la humanidad a hipot¨¦ticos vecinos gal¨¢cticos.
La reuni¨®n de Biurakan fue el precedente de lo que hoy se conoce como METI, las siglas en ingl¨¦s de Enviar Mensajes a Inteligencia Extraterrestre. Si el SETI se encarga de buscar vida en otros planetas, el METI se ocupa de la transmisi¨®n de informaci¨®n, con la esperanza de que alguien al otro lado la reciba y, adem¨¢s, que la pueda descifrar. Todo ello lo explica Extraterrestrial languages (MIT Press), un nuevo libro del periodista Daniel Oberhaus que sintetiza dos siglos de esfuerzos de grandes mentes de la ciencia por comunicarse con ET.
No fueron ni los sovi¨¦ticos ni los estadounidenses los primeros en poner sobre la mesa la necesidad de contactar con seres de otros mundos. El honor es del matem¨¢tico alem¨¢n Carl Friedrich Gauss, quien propuso en 1820 reproducir a escala gigante, en la tundra rusa, el tri¨¢ngulo rect¨¢ngulo del teorema de Pit¨¢goras. La l¨®gica del experimento era aplastante para Gauss: los seres que ¨¦l cre¨ªa que habitaban la Luna y Marte distinguir¨ªan aquellas figuras geom¨¦tricas y descubrir¨ªan que la Tierra est¨¢ poblada por seres inteligentes. El plan de Gauss no se llev¨® a cabo, como tampoco lleg¨® a realizar otro proyecto suyo, enviar se?ales de luz a la Luna con un sistema de espejos. Los espejos gigantes como herramienta para comunicarse con extraterrestres tuvieron su momento ¨¢lgido durante la segunda mitad del siglo XIX con el inventor Charles Cross y el astr¨®nomo Camille Flammarion.
Nicola Tesla y Guglielmo Marconi dieron un golpe de tim¨®n a principios del siglo XX para centrar el METI en la transmisi¨®n de mensajes con se?ales de radio. Fue Marconi el que m¨¢s empe?o puso, teorizando que solo las matem¨¢ticas eran v¨¢lidas para entenderse con alien¨ªgenas: ¡°Debemos transmitir mensajes como 'dos y dos son cuatro' y repetirlos hasta que recibamos una respuesta que pueda significar 's¨ª'¡±. Marconi provoc¨® un debate tan encendido que incluso The New York Times le dedic¨® un editorial en 1919: ¡°Es posible que en el cielo y en la tierra existan m¨¢s cosas que las so?adas por nuestra filosof¨ªa, y ser¨ªa mejor descubrirlas a nuestra manera, lenta, torpe en vez de recibir un conocimiento para el que no estamos preparados, precipitados por inteligencias superiores¡±.
¡°Podr¨ªa ser que estuvi¨¦ramos equivocados y que dos y dos no sumen cuatro, pero descubrirlo de sopet¨®n ser¨ªa una sacudida para el proceso de pensamiento humano¡±. Aquel art¨ªculo de The New York Times predec¨ªa tambi¨¦n con estas l¨ªneas una preocupaci¨®n en el trabajo de los acad¨¦micos dedicados al METI: la necesidad de cuestionar todo el conocimiento humano para dilucidar qu¨¦ conceptos son verdaderamente universales.
El METI se basa en el dise?o de mensajes con un lenguaje propio que permita la ¡°autointepretaci¨®n de su contenido¡±, explica Oberhaus, porque no hay certeza alguna de que otros seres nos puedan entender: ¡°Los mensajes deben poder explicarse a s¨ª mismos, lo que requiere empezar con un conocimiento que pueda ser asumido como universal, y codificando este conocimiento en s¨ªmbolos¡±.
'Lingua Cosmica'
El matem¨¢tico holand¨¦s Hans Freudenthal public¨® en 1960 Lincos (acr¨®nimo de Lingua Cosmica), ¡°el primer sistema de comunicaci¨®n interestelar simb¨®lico¡±. Freudenthal puso as¨ª los cimientos de la astroling¨¹¨ªstica, un t¨¦rmino acu?ado por el holand¨¦s Alexander Ollongren. Estos metalenguajes han evolucionado bas¨¢ndose en la aritm¨¦tica, algoritmos y sistemas l¨®gicos.
La astroling¨¹¨ªstica ha evolucionado bas¨¢ndose en la aritm¨¦tica y la l¨®gica matem¨¢tica
La primera transmisi¨®n de radio intergal¨¢ctica fue emitida en 1974 por Sagan y Drake desde el radiotelescopio de Arecibo (Puerto Rico). El mensaje de Arecibo utiliz¨® un sencillo lenguaje de d¨ªgitos binarios que, una vez descodificado, reproduc¨ªa en im¨¢genes elementos b¨¢sicos de la vida en la Tierra. Desde entonces, los bits que contienen las transmisiones, el sistema de autointerpretaci¨®n y la precisi¨®n del env¨ªo ha ido mejorando. Entre 1999 y 2003 se realizaron las emisiones Cosmic Call desde el Centro Espacial de Eupatoria (Ucrania) que est¨¢ previsto que alcancen las constelaciones objetivo en 2036. En 2017 y 2018, inspiradas en el metalenguaje de Cosmic Call, se produjeron desde Noruega las transmisiones mejor desarrolladas hasta el momento, seg¨²n Oberhaus, las primeras focalizadas en un exoplaneta que se cree habitable, a 12,4 a?os luz. Dirigieron el proyecto el Instituto de Estudios Espaciales de Catalu?a y la sociedad METI Internacional. El festival S¨®nar particip¨® aportando m¨²sica, la representaci¨®n sonora de secuencias de n¨²meros primos o del n¨²mero pi.
Oberhaus subraya que es improbable que alguien llegue a recibir estos mensajes, no solo porque desconocemos si existe un receptor, sino tambi¨¦n porque las transmisiones se realizan en un n¨²mero de frecuencias de onda muy limitado y durante poco tiempo. La conclusi¨®n de Extraterrestrial languages es que detr¨¢s de la voluntad de saber si estamos solos o no en el universo se esconde otra raz¨®n para tanto esfuerzo: aprender m¨¢s sobre la condici¨®n humana.
?Qui¨¦n habla en nombre de la humanidad?
Una veintena de cient¨ªficos del programa SETI de la Universidad de Berkeley publicaron en 2015 un documento que ped¨ªa la suspensi¨®n del env¨ªo de mensajes intergal¨¢cticos. El primero de sus motivos argumentaba que los riesgos de llegar a contactar con una civilizaci¨®n superior son tan elevados que es mejor quedarse en silencio. Un segundo reproche al METI incide en que los mensajes han hablado en nombre de la Tierra sin que su contenido fuera consensuado por los representantes de las sociedades que la habitan.
Otra cr¨ªtica ser¨ªa la escasa solidez cient¨ªfica del METI: no sabemos si el mensaje llegar¨¢, tampoco sabemos si sirven nuestros principios matem¨¢ticos, o las muestras de arte que han sido transmitidas. Nada garantiza que un extraterrestre entienda las im¨¢genes de la Tierra o las composiciones de Chuck Berry y Johann Sebastian Bach que fueron enviadas al espacio con las sondas Voyager. El primer sonido METI, en 1985, fue una grabaci¨®n realizada por el artista Joe Davis de la contracci¨®n de las vaginas de un grupo de bailarinas. El ej¨¦rcito estadounidense interrumpi¨® la transmisi¨®n, desde el radar Mill Stone del MIT, tras conocer su contenido.
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