Feliz 2070
Para esa fecha sabremos si estamos solos en el cosmos, seg¨²n un cazador de mundos
Hay profesiones en que desear un feliz a?o se queda muy corto, y una de ellas es la de astr¨®nomo. Para estos exploradores del cosmos, lo menos que se puede desear a alguien es un feliz 2070. Esa es la fecha en que, seg¨²n el codescubridor de los exoplanetas Didier Queloz, confirmaremos si la vida es un fen¨®meno universal, una propiedad de la qu¨ªmica m¨¢s elemental que surge all¨ª donde las condiciones f¨ªsicas lo permiten. Y, por lo que vamos sabiendo, lo deben permitir en miles de millones de mundos esparcidos por toda nuestra galaxia, la V¨ªa L¨¢ctea. Lee en Materia una interesante entrevista con Queloz, ¨²ltimo premio Nobel de F¨ªsica junto a su mentor Michel Mayor, y director del telescopio espacial europeo Cheops, que acaba de ponerse en ¨®rbita para investigar m¨¢s a fondo algunos de los 4.000 planetas extrasolares que ya han sido descubiertos.
La percepci¨®n de los cient¨ªficos sobre la probabilidad de que haya vida en otros planetas ha cambiado en este siglo, en gran parte gracias al descubrimiento seminal de Mayor y Queloz. Hay 200.000 millones de estrellas en nuestra galaxia, y hoy podemos estimar que la mayor¨ªa de ellas tienen planetas en ¨®rbita. Una fracci¨®n sustancial de ellos deben, por mero azar, situarse en la ¡°zona habitable¡± de su sistema solar, ni tan cerca de su estrella como para que el agua se haya evaporado, ni tan lejos como para que se haya congelado.
Seg¨²n la mejor qu¨ªmica org¨¢nica disponible, no hace falta mucho m¨¢s para generar las mol¨¦culas b¨¢sicas de la vida, las que constituyen el metabolismo, generan la estructura y codifican la informaci¨®n. Que a¨²n no sepamos c¨®mo naci¨® la primera c¨¦lula viva de la Tierra no significa necesariamente que el proceso sea muy improbable, sino tal vez que nuestra ciencia sea muy torpe. El mero hecho de que la aparici¨®n de las primeras bacterias en nuestro planeta fuera r¨¢pida (en las escalas de los ge¨®logos) insin¨²a que el fen¨®meno es probable.
Por supuesto, no podremos ni aspirar a calcular su probabilidad hasta que encontremos m¨¢s casos independientes, si es que los encontramos. Mientras eso no ocurra, seguiremos siendo libres de considerarnos el producto de una inmensa casualidad c¨®smica, una idea que se puede ver como el ¨²ltimo reducto m¨ªstico que se resiste a la revoluci¨®n copernicana: tal vez no seamos el centro del universo, pero s¨ª sus ¨²nicos habitantes. Tambi¨¦n sirve como religi¨®n, ?no es cierto?
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