Cuentas claras

La aprobaci¨®n de los Presupuestos para este a?o es la tarea pol¨ªtica decisiva que tiene por delante este Gobierno. Sin Presupuestos no es posible gobernar. Un Presupuesto garantiza un cierto grado de tranquilidad parlamentaria, la posibilidad de cumplir la legislatura y la capacidad para evitar que el pa¨ªs se detenga o viva en un estado de indefinici¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica insoportable. El Gobierno ha presentado un embri¨®n de Presupuestos, con su propuesta de senda de d¨¦ficit y de techo de gasto, que pretende ser el paso inicial para aprobar las cuentas del Estado. Los mensajes son bastante claros: el Presupuesto no se presentar¨¢ mientras no tenga garantizado el apoyo de ERC y, en t¨¦rminos estrictamente econ¨®micos, la senda de cumplimiento del d¨¦ficit ser¨¢ m¨¢s larga y suave que la comprometida con Bruselas antes del par¨®n pol¨ªtico y las sucesivas pr¨®rrogas presupuestarias.

Que el Gobierno espere a contar con los votos de ERC parece una medida elemental de prudencia, puesto que un rechazo parlamentario de las cuentas p¨²blicas comprometer¨ªa la legislatura y la capacidad de maniobra del Ejecutivo. Pero, a su vez, una demora excesiva est¨¢ contraindicada porque, cuanto m¨¢s tiempo tarden en aprobarse, menos efecto surtir¨¢n las subidas previstas de ingresos que, como se sabe, son imprescindibles para cuadrar una reducci¨®n del d¨¦ficit con un aumento del gasto que en lo que va de a?o suma ya 4.700 millones. Aunque la intenci¨®n del equipo econ¨®mico es tramitar la aplicaci¨®n de una tasa Google y un impuesto a las transacciones financieras al margen del Presupuesto, hay otras correcciones, como la de sociedades, que deben estar incluidas en el proyecto.

Las previsiones iniciales del Gobierno incluyen un entorno de desaceleraci¨®n de la econom¨ªa (1,6% de aumento del PIB en 2020, dos d¨¦cimas menos de lo previsto, en consonancia con las previsiones de Bruselas), una creaci¨®n de empleo del 1,4% (seis d¨¦cimas menos de lo previsto) y un d¨¦ficit p¨²blico del 1,8% del PIB (siete d¨¦cimas m¨¢s de lo acordado). Aumenta el plazo para llegar al d¨¦ficit cero, como no puede ser de otra forma despu¨¦s de las pr¨®rrogas presupuestarias, pero se trata de una senda de estabilidad m¨¢s cre¨ªble que la anterior. A la espera de partidas concretas, que deber¨ªan discutirse y aprobarse antes del verano, el Ejecutivo ha optado por dotarse de un margen de actuaci¨®n de unos 10.000 millones que en buena parte permitir¨¢n m¨¢s gasto en autonom¨ªas y Ayuntamientos. La ¨²nica duda es si las previsiones de ingresos son razonables y cre¨ªbles en un marco de desaceleraci¨®n en Espa?a y en Europa.

Las cuentas, claras. Carece de sentido preguntarse c¨®mo ser¨¢ posible cuadrar el aumento previsto del gasto y la moderaci¨®n del d¨¦ficit. Esta supuesta contradicci¨®n, que la oposici¨®n agita como una barrera infranqueable, solo tiene una respuesta: hay que incrementar los ingresos del Estado mediante aumentos selectivos de impuestos. Esto es lo que el PP y Ciudadanos llaman, con tosquedad, hachazo fiscal. Una exageraci¨®n a la vista de las modestas subidas previstas para 2020. Resulta que las cuentas p¨²blicas y el bienestar de los ciudadanos no soportan m¨¢s recortes del gasto como los que se aplicaron sin matices entre 2012 y 2016. El pa¨ªs no aguanta un solo hachazo social m¨¢s, como demuestran las conclusiones sobre la pobreza en Espa?a del relator de la ONU.