P¨¦rdida
En este jaleo de naciones y grupitos, al final solo te puedes fiar de algunas personas que van a su bola.
En toda minor¨ªa inteligente hay una mayor¨ªa de imb¨¦ciles, dec¨ªa Malraux. Y eso lo dec¨ªa antes de los grupos de WhatsApp, donde esa combinaci¨®n de adjetivos se altera notablemente. Lo peor es que, aun as¨ª, me pregunto cada vez m¨¢s d¨®nde est¨¢n al menos esas minor¨ªas, porque mayor¨ªas de imb¨¦ciles las hay por todas partes, y ya ni quiero saber lo que se cuece dentro. ?Pondr¨ªan ustedes la mano en el fuego por sus cong¨¦neres, as¨ª, en masa? ?Qu¨¦ pa¨ªs se percibe, por ejemplo, a trav¨¦s de sus anuncios, cuando uno se levanta por la ma?ana, pone la radio y se enfrenta a la realidad? Pues, si creemos a la publicidad, en teor¨ªa somos un pueblo de propietarios de pisos que vive de las rentas. Todos poseemos al menos uno que alquilamos, pero nos pone nervios¨ªsimos que se nos meta gente rara, extra?as personas que no tienen vivienda propia, y necesitamos que alguien nos garantice el dinero a fin de mes y echarlos si hace falta. Tambi¨¦n, eso parece, vivimos aterrorizados porque nos entren a robar en casa y es ineludible instalar una alarma para vivir tranquilos, y sobre todo dormir, porque al vecino, f¨ªjate, le entraron en casa anoche. Hablando de instalar, un compa?ero una vez propuso instalar un detector de cretinos en la puerta de la redacci¨®n. Ser¨ªa un ¨¦xito en cualquier ¨¢mbito, y no digamos en la entrada del Congreso, con el riesgo de que salten los plomos y dejen sin luz a medio Madrid.
Tambi¨¦n, seg¨²n la publicidad, es m¨¢s excitante hacer apuestas, incluso de la Liga islandesa, que jugar al mismo f¨²tbol. Es casi como un deporte m¨¢s, qu¨¦ digo, mucho mejor, ah¨ª, en tu casa, lleno de emociones. Tambi¨¦n la mejor salida para arreglarse la vida es la loter¨ªa, hay millones de euros esperando a caerte encima cada d¨ªa, eso tambi¨¦n es una cosa segura. Pero es mucho m¨¢s seguro que necesitas un seguro, nunca se sabe. El azar, lo imprevisible, domina nuestras vidas, no hay derecho. Est¨¢ el seguro del coche, por supuesto, esos b¨®lidos con financiaci¨®n a tu medida. En esos anuncios nunca hay tr¨¢fico, solo extensiones naturales o calles de domingo por la ma?ana. Pero tambi¨¦n hay que tener seguros de salud, que es lo m¨¢s importante, y para los tuyos, quieres lo mejor para ellos. Todos estamos superconectados con ofertas de tropecientos megas, sin l¨ªmites, para ser m¨¢s libres, lib¨¦rrimos. Nos preocupa constantemente el tiempo que va a hacer, la previsi¨®n. Sue?o con un c¨¢rtel de compa?¨ªas de m¨®viles para una broma: en un d¨ªa de sol espl¨¦ndido, acuerdan que todos los tel¨¦fonos digan que llueve a c¨¢ntaros, y nadie sale de casa, porque a nadie se le ocurre mirar por la ventana.
Luego llegan, no ya un temporal tropical, muchas otras cosas que no sabemos ni por d¨®nde nos vienen. O tiene que venir un relator de la ONU, australiano de las ant¨ªpodas, para que descubramos que aqu¨ª hay muchos pobres, quiz¨¢ incluso demasiados, porque generalmente hablamos de otras cosas que no siempre, quiz¨¢ incluso muy a menudo, son tan importantes. Mientras siga as¨ª, la informaci¨®n pol¨ªtica deber¨ªa ir en suplemento aparte, como el color salm¨®n, para poder tirarlo tranquilamente en la confianza de no perderse nada. En todo caso, despu¨¦s de leer las m¨¢s importantes noticias falsas de la semana te haces una idea ajustada de c¨®mo est¨¢ la realidad. Si lees las aut¨¦nticas, te despistas.
En este jaleo de naciones y grupitos, al final solo te puedes fiar de algunas personas que van a su bola. Cada ma?ana, por ejemplo, pod¨ªas mirar qu¨¦ dec¨ªa David Gistau. Te pod¨ªas apoyar en su columna. Ahora es como si el peri¨®dico hubiera salido mal, con una p¨¢gina menos, y te sientes un poco m¨¢s perdido.
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