Pol¨ªtica modesta y pol¨ªtica peque?a
La primera deber¨ªa ser la pol¨ªtica normal mientras que la segunda tiene las patas cortas y un enfoque miope, su capacidad transformadora es m¨ªnima
El pasado viernes escuch¨¦ en la Cadena SER una entrevista a la ministra de Asuntos Exteriores, Arantxa Gonz¨¢lez Laya, que me produjo muy buena impresi¨®n. M¨¢s que por lo que dijo, que tambi¨¦n, por la forma y el tono did¨¢ctico con el que abordaba las respuestas. En ning¨²n momento dio la impresi¨®n de esa suficiencia a la que algunos pol¨ªticos nos tienen acostumbrados, que en cuanto llegan al cargo parece que lo hubieran ocupado toda la vida. Dos cosas en particular me llamaron la atenci¨®n. La primera fue el reconocimiento de que todav¨ªa no tenemos respuestas claras a algunos de los desaf¨ªos del momento, como la revoluci¨®n tecnol¨®gica y sus implicaciones geopol¨ªticas. Lejos de acudir a una respuesta prefijada, aludi¨® a la necesidad de crear algo as¨ª como unidades de estudio entre pol¨ªticos y expertos para abordarlo con tino; o sea, que hay temas que son tan relevantes que requieren ayuda de eso que podr¨ªamos llamar instancias de la sociedad civil, que el Gobierno no es una instituci¨®n omn¨ªmoda y sabelotodo con capacidad para decidir unilateralmente sobre determinadas cuestiones. La segunda cosa que capt¨® mi atenci¨®n fue lo que dijo sobre la negociaci¨®n del presupuesto europeo. Aqu¨ª sostuvo m¨¢s o menos lo siguiente ¡ªlo refiero de memoria, no literalmente¡ª: vamos a perseguir nuestro inter¨¦s, claro que s¨ª, y de forma decidida, pero tampoco nos levantaremos de la mesa si las cosas no salen como deseamos.
?Por qu¨¦ me parece esto tan relevante? Pues porque es expresivo de algo que podr¨ªamos llamar la ¡°pol¨ªtica modesta¡±, un bien muy escaso en nuestro pa¨ªs. Por tal entiendo aquella que intenta resolver los problemas mir¨¢ndolos a la cara, sin estridencias ni recurriendo a enmarques prefijados por estrategas de la comunicaci¨®n. Eso s¨ª, con un punto pragm¨¢tico y tecnocr¨¢tico, algo ineludible dada la naturaleza del mundo en que vivimos. Por eso tampoco se le caen los anillos si tiene que reconocer que hay problemas cuya soluci¨®n debe ser bien meditada antes de aplicar las consignas elevadas en periodo electoral. Y con una visi¨®n del poder bien consciente de la necesidad de aunar voluntades m¨¢s que de tratar de obtener beneficios espurios de la confrontaci¨®n. Cooperar y negociar en vez de doblegar.
Lo he llamado pol¨ªtica modesta, pero quiz¨¢ es lo que deber¨ªa ser la pol¨ªtica normal. El caso es que estamos ya tan acostumbrados a la pol¨ªtica de la gran confrontaci¨®n, de la seducci¨®n comunicativa a trav¨¦s de afirmaciones rotundas y con pegada, que esta nos parece pacata y humilde. No nos confundamos, la alternativa a la pol¨ªtica modesta no es la ¡°gran pol¨ªtica¡± ¡ª?hay alguien ah¨ª que est¨¦ practicando algo que merezca este nombre?¡ª; no, su contrario es la ¡°pol¨ªtica peque?a¡±. Aquella para la que no hay m¨¢s asunto de pol¨ªtica exterior que Venezuela, ni declaraci¨®n en la que solo importe zurrar al adversario; es la de las denodadas rencillas de partido y los juegos del poder. Esta pol¨ªtica es peque?a porque detr¨¢s de su oropel ret¨®rico y su correlativo impacto medi¨¢tico tiene las patas cortas y un enfoque miope, su capacidad transformadora es m¨ªnima. Mucha hybris y postureo, pero luego se deshace como un azucarillo.
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