¡°El uso partidista de la visita de Guaid¨® no ayuda a Venezuela¡±
La ministra de Exteriores defiende "ajustar el papel de la diplomacia al siglo XXI"
Arancha Gonz¨¢lez Laya (San Sebasti¨¢n, 50 a?os) niega que su llegada al frente de Exteriores implique cambios bruscos en las pol¨ªticas. Y, sin embargo, tanto sus gestos como sus mensajes dan pistas de un s¨®lido deseo de renovaci¨®n. Reacia al boato y al formalismo, la ministra dirige desde el mes pasado la diplomacia espa?ola, un cuerpo muy apegado a las tradiciones. Ella resuelve la aparente contradicci¨®n invocando lo que llama ¡°diplomacia del siglo XXI¡± y esgrimiendo como aval su amplia experiencia negociadora en organizaciones como la Comisi¨®n Europea, la Organizaci¨®n Mundial del Comercio y Naciones Unidas. Did¨¢ctica y asertiva, la ministra recibe a EL PA?S el pasado viernes, minutos despu¨¦s de haber conversado por tel¨¦fono con el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo.
Pregunta. En su ministerio se aprecian se?ales de cambio. La primera se refiere a la llamada diplomacia econ¨®mica. ?En qu¨¦ consiste esa estrategia? ?No corre el riesgo de quedar confundida con una ministra de Comercio?
Respuesta. La diplomacia econ¨®mica supone ajustar el papel de la diplomacia al siglo XXI. Apalancar la econom¨ªa en todas sus expresiones: cultural, empresarial, investigadora, cient¨ªfica. Yo llego aqu¨ª y encuentro que el ministerio tiene una red incre¨ªble de casas, fundaciones, patronatos¡ Cada una se puede articular mucho mejor para ponerla al servicio de la pol¨ªtica exterior. Es una manera m¨¢s moderna de interpretar el rol de la diplomacia.
P. Ha eliminado como tal la Secretar¨ªa de Estado de Iberoam¨¦rica. ?No es necesaria ya una persona espec¨ªfica para dialogar con esa regi¨®n tan cercana?
R. Iberoam¨¦rica no ten¨ªa una secretar¨ªa de Estado exclusiva. La compart¨ªa con cooperaci¨®n, algo que cuando llegu¨¦ aqu¨ª me dijeron que no gustaba. Quise reposicionar Iberoam¨¦rica donde tiene que estar: con las relaciones exteriores de Espa?a, pero con una especificidad que no tienen otras regiones. ?Significa que recortamos nuestro inter¨¦s por Iberoam¨¦rica? Francamente no. En mi primera semana de trabajo he llamado a todos los ministros de Exteriores de Iberoam¨¦rica. No lo he hecho con otras regiones.
P. En el caso concreto de Venezuela, ustedes dicen que no hay cambio de pol¨ªticas, pero el presidente del Gobierno ha pasado de reconocer a Juan Guaid¨® a no recibirlo y a hablar de ¡°reconocimiento de la oposici¨®n venezolana¡±. ?Eso c¨®mo se explica?
R. Guaid¨® es el presidente encargado de Venezuela y eso lo dice Espa?a por activa y por pasiva. Es verdad que cuando viene lo recibo yo como, como lo recibe Josep Borrell en Bruselas. Lo que me importa es que hagamos avanzar una situaci¨®n que se ha enquistado en Venezuela. La manera de hacerlo nos parece construir un consenso internacional lo m¨¢s amplio posible que apoye a las partes de Venezuela en torno a la celebraci¨®n de elecciones democr¨¢ticas. Igual nos equivocamos, pero me gustar¨ªa que se nos diera un poco de cr¨¦dito. Nuestro objetivo no ha cambiado en este a?o, pero la situaci¨®n sobre el terreno s¨ª. Tambi¨¦n hay que tener en cuenta que la situaci¨®n de Espa?a respecto a Venezuela es diferente a la de otros pa¨ªses. Tenemos una gran poblaci¨®n venezolana en Espa?a y espa?ola en Venezuela. Somos los ¨²nicos con un l¨ªder opositor, Leopoldo L¨®pez, en nuestra misi¨®n diplom¨¢tica. Lo que no aprecio es el uso partidista que se ha hecho de la visita de Guaid¨®, que no ayuda a resolver el conflicto en Venezuela.
P. Parte de esa pol¨¦mica se genera porque en un a?o se pasa de reconocerlo como presidente encargado a recibirlo en Casa Am¨¦rica, no en la sede del ministerio.
R. A m¨ª las formas me importan hasta cierto punto. Voy a explicar por qu¨¦ recib¨ª a Guaid¨® en Casa Am¨¦rica. Cuando llega a Espa?a es recibido por los servicios de Exteriores como se recibe a un jefe de Estado o de Gobierno. Pero en el aeropuerto nos comunica que prefiere no utilizar esa v¨ªa, sino pasar por donde pasan los ciudadanos porque hay muchos que lo est¨¢n esperando. Tambi¨¦n pide entrevistarse conmigo en Casa Am¨¦rica.
P. ?Lo pide ¨¦l?
R. S¨ª, porque despu¨¦s tiene un acto [en el Ayuntamiento de Madrid], al lado de Casa Am¨¦rica, y porque va a recibir a otras personas esa tarde a quienes no puede ver en el Ministerio de Exteriores porque no corresponde [se vio con el presidente del PP, Pablo Casado]. Me preguntan si lo puedo recibir all¨ª y por supuesto acepto. Esa es la verdadera historia. Me hubiera gustado que alguien me preguntara en vez de crear una pol¨¦mica sobre el edificio oficial donde lo recibo. Es una distracci¨®n bastante in¨²til.
P. La coincidencia de este hecho con el episodio confuso de Delcy Rodr¨ªguez apuntaba a un giro de Espa?a con Venezuela.
R. Me gustar¨ªa que se diese un poco de cr¨¦dito cuando decimos que no ha cambiado la postura. No hemos dejado de apoyar los esfuerzos para buscar una soluci¨®n ni de amparar discretamente, sin hacer publicidad, a cientos de personas. La pol¨¦mica est¨¦ril nacional no ayuda a resolver la situaci¨®n y siembra dudas sobre el compromiso de Espa?a.
P. ?Espa?a est¨¢ mediando?
R. Tengo contactos casi diarios con ministros para ver c¨®mo acompa?ar estos esfuerzos, tanto para una soluci¨®n pactada como para resolver el problema humanitario que causa este conflicto en Venezuela y en pa¨ªses vecinos.
P. ?Qu¨¦ ha tratado en su conversaci¨®n con Pompeo?
R. ?l ha pedido hablar conmigo. Me ha transmitido su deseo de trabajar con Espa?a y de extender la colaboraci¨®n actual.
P. ?El resultado de esas conversaciones puede ser rebajar la conflictividad comercial estadounidense a cambio de mayor cooperaci¨®n de Espa?a en defensa?
R. Pompeo me ha mencionado que considera muy importante el compromiso que tiene Espa?a con Estados Unidos albergando dos bases militares. As¨ª comenz¨® la discusi¨®n. Quiero buscar puntos de encuentro y un equilibrio en el que Estados Unidos encuentre cosas que considera importantes y Espa?a tambi¨¦n. Evidentemente el acceso al mercado americano para productos espa?oles es importante.
P. Usted, al contrario que su antecesor, se distancia del eje francoalem¨¢n en la UE. ?Qu¨¦ mensaje quiere transmitir?
R. Espa?a quiere contribuir decisivamente a construir consensos en Europa. Habr¨¢ temas en los que eso suponga trabajar con Francia y Alemania, pero en otras cuestiones esa geometr¨ªa ser¨¢ un poquito diferente. En Bruselas he escuchado el mensaje claro de que Espa?a tiene que jugar un papel decisivo en tejer soluciones: en migraciones, en la transici¨®n verde, en presupuestos, en cooperaci¨®n¡ Ese es el rol que quiero para Espa?a: pesar m¨¢s buscando alianzas con Francia y Alemania, por supuesto, pero tambi¨¦n con otros pa¨ªses.
P. El Brexit puede da?ar a Espa?a, m¨¢s que a otros socios europeos, en inversiones y comercio. ?Qu¨¦ va a hacer para mitigarlo?
R. El Brexit deja a Europa m¨¢s peque?a, s¨ª, pero deja a Gran Breta?a a¨²n m¨¢s peque?a. Es una lecci¨®n que nos debe servir a todos. Vamos a trabajar con la UE para que la relaci¨®n futura con el Reino Unido ampare nuestros intereses. Queremos una relaci¨®n lo m¨¢s estrecha posible, sin que pueda ser igual que antes, y en condiciones de competencia leal.
P. Respecto a Gibraltar, se consagra el derecho de veto que tiene Espa?a para incluir o no al Pe?¨®n en la relaci¨®n futura. ?Pero por qu¨¦ se abre una mesa europea sobre Gibraltar?
R. El acuerdo de retirada clarifica ese derecho de veto. Y ya ha empezado a construirse un nuevo sistema de gobernanza relativo a Gibraltar. El tratado fiscal que hemos elaborado, el primero sobre Gibraltar desde el de Utrecht, evita una zona de competencia desleal. Queremos un espacio de prosperidad entre el Pe?¨®n y el Campo de Gibraltar. Con el negociador comunitario estamos de acuerdo en que es un asunto entre el Reino Unido y Espa?a. Si hay alg¨²n aspecto con dimensi¨®n comunitaria se activar¨¢ esa mesa. Es una medida de precauci¨®n.
P. ?Contempla la cosoberan¨ªa espa?ola en Gibraltar?
R. Conozco pocas negociaciones que empiecen hablando de soberan¨ªa. En mis 25 a?os negociando no he visto ninguna. Hemos empezado por una cuesti¨®n muy importante para la soberan¨ªa: la ausencia de competencia fiscal desleal. Buscamos una soberan¨ªa versi¨®n siglo XXI. Vamos a ver hasta d¨®nde llegamos.
P. Marruecos colabora en el control de las migraciones, pero tambi¨¦n planta cara en asuntos como la delimitaci¨®n de sus aguas. ?Es un gesto de fuerza?
R. No es una medida unilateral. Todos los pa¨ªses tienen derecho a delimitar sus aguas mar¨ªtimas. Tambi¨¦n Espa?a. Eso es lo que hace Marruecos. La etapa siguiente es fijar la delimitaci¨®n. Ped¨ª, y obtuve del ministro marroqu¨ª, el compromiso de que en el trazado de esas aguas Marruecos no lo har¨¢ de manera unilateral, sino pactando con sus vecinos en las aguas que se solapen. Algunos me llamar¨¢n ingenua, pero yo respeto las reglas internacionales hasta que se demuestre lo contrario. Si hubiera un paso unilateral, no dudar¨¦ en llevarlo a las instancias internacionales pertinentes.
P. Espa?a Global ya no se centrar¨¢ en mejorar la reputaci¨®n espa?ola tras los mensajes internacionales del independentismo catal¨¢n. ?Es otro momento pol¨ªtico?
R. Hemos querido darle un contenido que permita no solo decir lo que no es Espa?a, sino lo que es: un pa¨ªs diverso, con diferentes idiomas, gastronom¨ªas, m¨²sicas, culturas... Y eso no nos impide encontrar elementos comunes. Tenemos que ser capaces de explicarlo sin sonrojo y sin estar a la defensiva.
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