La criatura no tiene apetito
La primera prueba de la ambici¨®n pol¨ªtica la dan los presupuestos y a la vista est¨¢ que los 27 solo ambicionan conservar las cosas como est¨¢n

Europa se encoge y adelgaza. No tiene hambre. Empeque?ecida por el divorcio del Brexit y desganada respecto a su futuro, necesita menos dinero para mantenerse.
Este es el argumento de los cuatro socios frugales, los ricos Pa¨ªses Bajos, Suecia, Dinamarca y Austria, que se hacen los pobres para evitar las transferencias a los m¨¢s necesitados. Con menos hay que hacer m¨¢s, aseguran. O piden m¨¢s descaradamente cheques que compensen sus crecidas aportaciones. Adoptan as¨ª el papel de los brit¨¢nicos ya ausentes y reclaman, como Margaret Thatcher, que les devuelvan su dinero.
La divisi¨®n entre los europeos frente al presupuesto plurianual de los pr¨®ximos siete a?os es una primera victoria brit¨¢nica, despu¨¦s de la demostraci¨®n de unidad de criterios y de acci¨®n con que tropezaron durante toda la negociaci¨®n del Brexit. No es una paradoja. La Uni¨®n Europea saldr¨¢ mal librada si los 27 siguen comport¨¢ndose como lo hab¨ªan hecho hasta ahora, cuando Londres formaba parte del club.
Este primer envite ha sido desolador para quienes quieren que Europa exista. En vez de habilitar los medios que corresponden a las ambiciones, los 27 se han propuesto limitar las ambiciones a los intereses particulares y a los compromisos adquiridos. Los presupuestos son el instrumento pol¨ªtico m¨¢s expresivo para un gobierno. La discusi¨®n de los actuales, cada uno a lo suyo, revela en los 27 una obsesi¨®n electoralista que anula cualquier ambici¨®n. Los socios discuten d¨¦cimas e incluso cent¨¦simas por encima de un miserable 1% del PIB solo para presentar como victorias frente a Bruselas lo que debiera ser una demostraci¨®n de responsabilidad y de voluntad europe¨ªstas.
Poco se puede esperar de una Europa que, solo hablar de dinero, se divide entre ricos ego¨ªstas y pobres aprovechados. Apenas unos d¨ªas antes del Consejo Europeo, muchos de los l¨ªderes se hab¨ªan reunido en la Conferencia de Seguridad de M¨²nich, donde coincidieron en que Europa necesita m¨¢s unidad y m¨¢s protagonismo, algo que exige unos presupuestos m¨¢s ambiciosos y menos conservadores.
Esta no es una Europa m¨¢s geopol¨ªtica, como reclamaba Ursula von der Leyen a la Comisi¨®n reci¨¦n estrenada. Responde con m¨¢s precisi¨®n a la idea de su antecesor, Jean-Claude Juncker: ¡°Sabemos lo que tenemos que hacer, pero no sabemos c¨®mo ganar de nuevo las elecciones una vez lo hemos hecho¡±.
Europa, tal como se?al¨® Josep Borrell en M¨²nich, es una criatura sin apetito de poder.
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