Trilema presupuestario
Los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea deber¨ªan asumir el coste de la oportunidad de una financiaci¨®n tan brutalmente barata como la que ofrece actualmente el BCE
El paquete presupuestario europeo para el pr¨®ximo septenio entra?a un trilema de imposible soluci¨®n interna al propio presupuesto. Consiste en que no se pueden conjugar, a la vez, estas tres proposiciones:
Primera, cronificar el descenso de ingresos netos que supone el Brexit (unos 10.000 millones de euros anuales; 70.000 en el per¨ªodo), sin reemplazarlos con nuevas contribuciones a cargo de los 27, o de algunos de ellos.
Segunda, mantener igual intensidad de gastos convencionales del septenio que acaba este a?o, sobre todo en sus dos cap¨ªtulos m¨¢s potentes, pol¨ªtica agr¨ªcola y fondos estructurales, que entrambos totalizan m¨¢s del 60%.
Tercera, apostar con decisi¨®n por pol¨ªticas, como la exterior y de defensa, el Pacto Verde, la I+D, que aunque en cierta medida ya hace tiempo figuran en el Marco Financiero Plurianual (MFP), lo hacen en cuant¨ªas mucho menores. El aumento de gasto propuesto por la Comisi¨®n en algunas de esas l¨ªneas es espectacular, de casi el 2.000% para el Fondo Europeo de Defensa, que pasar¨ªa de 600 millones de euros a 11.500 millones.
Si no se aumentan los recursos de la primera, no pueden afrontarse las otras dos al mismo tiempo. Y cada una de estas en solitario no es factible, en los niveles en que se plantean, si se mantiene la otra y, asimismo, la primera. De modo que para las proposiciones segunda y tercera, de mantenimiento del gasto actual agr¨ªcola (y de cohesi¨®n), y de nuevas inversiones adicionales, el problema se centra en la inelasticidad del ingreso.
Pueden comprenderse las reticencias de algunos pa¨ªses contribuyentes netos a aumentar su aportaci¨®n. Cuando como en ciertos casos (Alemania) se ronda la recesi¨®n y se han acometido planes de gasto expansivo (muy limitado) ¡ªpor ejemplo para la descarbonizaci¨®n¡ª, resulta dif¨ªcil explicar a los contribuyentes una mayor cuota: siempre lo es, pero en estas circunstancias, todav¨ªa m¨¢s.
Y en todos los pa¨ªses hay un d¨¦ficit de pedagog¨ªa sobre el alcance multiplicador del presupuesto europeo: por ejemplo, en los fondos estructurales, donde todo gasto comunitario requiere la aportaci¨®n complementaria del socio beneficiado; es el exitoso instrumento de la cofinanciaci¨®n. Y tambi¨¦n falta explicar mejor su rol de engrase del mercado interior: la demanda externa de Austria ser¨ªa muy inferior si las ayudas comunitarias de las PFP no se derramasen sobre los socios orientales.
Pero existe una soluci¨®n t¨¦cnica que permite allegar m¨¢s recursos sin aumentar las contribuciones nacionales: el endeudamiento. Las instituciones, o los pa¨ªses de la cohesi¨®n, podr¨ªan plantear una emisi¨®n muy selectiva de bonos respaldada por el propio presupuesto, emitida por una miniagencia de deuda europea, o por el Banco Europeo de Inversiones (BEI) y financiada a coste casi cero por el Banco Central Europeo (BCE).
Los pa¨ªses m¨¢s recelosos deber¨ªan sacar todas las consecuencias del ¨¦xito, econ¨®mico y desde el punto de vista de las sinergias interinstitucionales (Comisi¨®n/BEI) del plan Juncker de inversiones (con escaso coste de capital propio) y asumir el coste de oportunidad de una financiaci¨®n tan brutalmente barata como la actual del BCE.
Y todos, situar el problema en su mapa real y no en el de los prejuicios. Para alcanzar los objetivos presupuestarios septenales de la Comisi¨®n (1,13 billones de euros) o del Parlamento (1,32 billones) se requieren entre 100.000 y 130.000 millones m¨¢s que los del ¨²ltimo paquete (a 27). O sea, peanuts: ?una cent¨¦sima o cent¨¦sima y media del PIB europeo anual, pero a obtener a lo largo de siete a?os! Sin coste, sin riesgo para la solidez financiera de la Uni¨®n, ni mella alguna en la m¨¢xima calificaci¨®n (AAA) del BEI. ?O preferimos una crisis agraria, m¨¢s desigualdad territorial, la actual debilidad exterior de la UE?
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