Jam¨¢s

El t¨¦rmino resignificaci¨®n no est¨¢ en el diccionario de la RAE. Aparecen otros, como mentir, manipular, falsear, blanquear, ofender, difamar o confundir, pero el alcalde de Madrid se ha apoyado en el primero para desmantelar el Memorial de la Almudena, un espacio que los descendientes de las v¨ªctimas del franquismo lograron levantar con much¨ªsimo esfuerzo durante a?os tan largos que llegaron a parecer eternos. He escrito v¨ªctimas del franquismo, y no de la guerra, porque los 2.963 fusilados cuyos nombres pretende borrar el alcalde y que muchos madrile?os no olvidaremos jam¨¢s, fueron asesinados por el Estado franquista en tiempo de paz, entre 1939 y 1944. Fueron procesados por una ley criminal ¡ªla de Responsabilidades Pol¨ªticas, que permit¨ªa condenar a muerte a los simples militantes de los partidos del Frente Popular¡ª y sentenciados en infames pantomimas que se autodenominaban consejos de guerra cuando ya, insisto, no hab¨ªa guerra. ?De qu¨¦ resignificaci¨®n hablamos? ?El Ayuntamiento va a certificar que se suicidaron, que murieron de gripe, que nunca existieron, que no llegaron a nacer? Almeida pretende tapar sus nombres con una frase del presidente Aza?a, que tuvo la suerte de morirse en Montauban el 3 de noviembre de 1940, mientras grupos de falangistas y agentes de la Gestapo merodeaban por los alrededores de su casa, al acecho de la oportunidad de detenerle y enviarle a Espa?a para que fuera fusilado. ?Eso tambi¨¦n lo va a resignificar? ?Va a poner las palabras paz, piedad, perd¨®n, en sus aterrados labios de moribundo? El fascismo no se puede resignificar. Un alcalde democr¨¢tico deber¨ªa saberlo, repudiar el crimen, el terror, la crueldad que significa, o dejar de llamarse a s¨ª mismo democr¨¢tico.