Aznar-Casado: tierra quemada
El desenlace de esta batalla campal afianzar¨¢ la percepci¨®n de que el PP de Casado es otra terminal del derechismo radical
Las convocatorias de elecciones auton¨®micas en Euskadi y Galicia para el 5 de abril surgieron bajo el augurio de muy interesantes. Desmonopolizaban el inter¨¦s centrado en la cuesti¨®n catalana, mostraban que el Estado auton¨®mico sigue vivo y evidenciaban que, pese a sus defectos, puede ser y de hecho es ¨²til para el desarrollo de las ¡°nacionalidades hist¨®ricas¡±, en vez de un cors¨¦ anticuado e inservible.
La confecci¨®n de listas y alianzas entre las derechas de ambos territorios ha aumentado aquellas expectativas a extraordinariamente interesantes. Porque la direcci¨®n central del PP ha optado por aprovechar las convocatorias como tubo de ensayo ¡ªes la consideraci¨®n que le merecen sus propias organizaciones territoriales¡ª para su plan de resucitar a Josemari Aznar. Es decir, para emprender la segunda refundaci¨®n aznarista del partido, autoritaria y retroconstitucional, con la ambici¨®n de abarcar a todas las derechas. Incluso al precio de la carcoma moral, de G¨¹rtel a las arruinadas autopistas radiales madrile?as, pasando por el autoritarismo y el uso partidista del terrorismo. As¨ª lo ilustr¨® el desprecio con que la voz de Pablo Casado, Cayetana ?lvarez de Toledo, despach¨® en diciembre a las v¨ªctimas vascas del terror y que llev¨® a la hermana de Gregorio Ord¨®?ez a espetar: ¡°?D¨®nde estabas t¨² cuando ETA nos mataba?¡±.
El proyecto avizoraba tres fases: enseguida, coaliciones auton¨®micas con Ciudadanos; despu¨¦s, su fusi¨®n por absorci¨®n, o mediante una CEDA reactualizada; al cabo, integraci¨®n o esterilizaci¨®n de la ultra Vox, a la que falsamente reputan, en sordina, de ¡°constitucionalista¡±.
La primera fase hizo agua en Galicia, al oponerse el marianista Alberto N¨²?ez Feij¨®o a aliarse con los naranjas: finaliz¨® en la mera disposici¨®n a cederles poltronas. Y capota en el Pa¨ªs Vasco. El bar¨®n sorayista Alfonso Alonso consider¨® ¡°inadmisible¡± el preacuerdo labrado a sus espaldas con los de In¨¦s Arrimadas. El jefe del PP, Pablo Casado, le fulmin¨® ayer, en beneficio del servicial e inane mayordomo Carlos Iturgaiz. La ley interna para los sufridos populares vascos es la tierra quemada: ya se le aplic¨® a otro fiel de meritoria trayectoria centrada, Borja S¨¦mper.
El desenlace de esta batalla campal afianzar¨¢ la percepci¨®n de que el PP de Casado es otra terminal del derechismo radical m¨¢s que un centroderecha capaz de incorporar la discrepancia, las ideas de sus centristas y la voz de los territorios. De traducir la realidad de la Espa?a diversa y plural a un partido ¨ªdem.
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