Asilo en Espa?a
El gran incremento en las solicitudes contrasta con el desinter¨¦s del Congreso
La agencia de estad¨ªstica europea, Eurostat, ha situado a Espa?a entre los pa¨ªses de la Uni¨®n que menos solicitudes de asilo han reconocido en 2019, apenas un 5% de las analizadas. La cifra es similar a la de socios que, como Hungr¨ªa, mantienen una pol¨ªtica contraria a recibir extranjeros con independencia de su situaci¨®n, y coincide con el hecho de que el n¨²mero de solicitudes de asilo en Espa?a se duplic¨® durante 2019 con respecto al a?o anterior, alcanzando una cifra pr¨®xima a 120.000 y confirmando una tendencia crecientemente acelerada desde 2015. Este aumento sustancial de las solicitudes ha provocado el colapso de la Oficina de Asilo y Refugio del Ministerio del Interior, que acumula 133.000 expedientes sin resolver, una cuarta parte de los que se encuentran en esta situaci¨®n en el conjunto de la Uni¨®n Europea. Adem¨¢s, los centros de acogida se han visto desbordados, por lo que se ha multiplicado el n¨²mero de familias en espera de respuesta obligadas a vivir en la calle.
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La dram¨¢tica dimensi¨®n que han llegado a adquirir las dificultades para gestionar las solicitudes de asilo y refugio en Espa?a contrasta con el limitado inter¨¦s parlamentario que ha suscitado la cuesti¨®n. Por lo general, parece como que los grupos de oposici¨®n dejaran hacer al Gobierno de turno, confiando el control a la sociedad civil, cuando lo que les corresponde es asumir que se trata de un inequ¨ªvoco asunto de Estado. El asilo y el refugio son derechos espec¨ªficos que precisan de un tratamiento igualmente espec¨ªfico, que no puede verse afectado por la amplitud que el fen¨®meno de la inmigraci¨®n ha adquirido durante las ¨²ltimas d¨¦cadas. Las cifras proporcionadas por Eurostat, as¨ª como por las asociaciones y organizaciones que hacen un seguimiento del asilo y el refugio en Espa?a, demuestran que la desproporci¨®n entre las solicitudes y los recursos ha llegado a ser, simplemente, insostenible.
La falta de compromiso entre las fuerzas pol¨ªticas para abordar la cuesti¨®n desde el acuerdo, y, por tanto, para adoptar medidas que requieren inversi¨®n y atenci¨®n preferente, est¨¢ empujando a que los sucesivos ministerios de Interior hayan buscado soluciones parciales y de urgencia, unas m¨¢s ben¨¦volas que otras. En estos momentos, soluciones de esta naturaleza est¨¢n sirviendo para paliar la situaci¨®n de los solicitantes procedentes de Venezuela, para los que se ha habilitado un permiso de car¨¢cter humanitario. En otros casos, como el de sirios, palestinos y yemen¨ªes, a quienes se solicita un visado de tr¨¢nsito desde fechas recientes, est¨¢n suponiendo una traba muchas veces insalvable para el ejercicio del derecho. La regulaci¨®n que rige el espacio Schengen contempla el visado de tr¨¢nsito, pero s¨®lo Francia, Rep¨²blica Checa y Espa?a han decidido exigirlo para algunas de estas nacionalidades.
El actual ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, puso en marcha un plan de choque para resolver los expedientes atrasados, aumentando los recursos t¨¦cnicos y humanos en la Oficina de Asilo. Gracias a ello, las cifras no han sido a¨²n m¨¢s alarmantes. La realidad, sin embargo, es que, en ausencia de un amplio acuerdo parlamentario sobre asilo y refugio, persisten y seguramente persistir¨¢n los problemas de fondo en la gesti¨®n de un derecho que no es solo esencial de las personas, sino que traza la frontera entre el humanismo y la barbarie.
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