Pandemia, conspiraci¨®n y sonrisa
Los mexicanos se dividen entre los alarmistas, los paranoicos o los que se toman con humor la llegada del coronavirus
Es complicado dilucidar cu¨¢les son los mensajes m¨¢s comunes en las redes mexicanas estos ¨²ltimos d¨ªas: los que hacen chistes sobre la llegada al pa¨ªs del Covid-19 (la enfermedad popularmente conocida como ¡°coronavirus¡±) o los que denuncian la ligereza con que estamos tomando una emergencia mundial (y, de paso, andan busc¨¢ndole culpables en donde sea).
Pero ?de qu¨¦ otro modo, sino con risas nerviosas y chismes, va a reaccionar una poblaci¨®n continuamente sometida a las presiones de la violencia sin control y que, antes de que los medios y las redes se llenaran de notas y comentarios sobre los primeros contagios, estaba debatiendo cada d¨ªa secuestros, desapariciones, feminicidios, masacres y disparates varios de presidentes y expresidentes? Parece otro chiste pero no lo es: la vida diaria en M¨¦xico est¨¢ tan crispada que incluso el estallido de una pandemia pareciera ofrecernos la posibilidad de tomar un respiro¡ Hasta que la cosa se ponga color de hormiga, desde luego. Pero eso a¨²n no sucede.
El humor es quiz¨¢ la reacci¨®n m¨¢s visible, pero no la ¨²nica. Entre nosotros existe un n¨²mero importante de alarmistas y conspiracionistas y el Covid-19 tambi¨¦n ha abierto la oportunidad deque ejerzan a plenitud sus imaginaciones. Ya circulan decenas de videos y art¨ªculos, en esas webs dedicadas a tomarles el pelo a los ingenuos, en los que se atribuye la aparici¨®n de la enfermedad a una venganza del gobierno de Trump por los forcejeos comerciales con China; tambi¨¦n se culpa a las maquinaciones de alguna agencia estadounidense (bien conocida u oculta, es decir, ficticia) que deseaprobar nuevas armas biol¨®gicas. Y se ha hablado de una conjura para arruinar los Juegos Ol¨ªmpicos de Jap¨®n, que deben celebrarse este a?o. E, incluso, c¨®mo no, se especula sobre la posibilidad de que la pandemia no sea m¨¢s que un intento (otro m¨¢s) por da?ar al pobre gobierno mexicano (pero tambi¨¦n se sostiene que el gobierno echar¨¢ mano de un hipot¨¦tico ¡°estado de emergencia¡± para obstaculizar las protestas feministas de los pr¨®ximos 8 y 9 de marzo, ante las que se ha mostrado bastante hostil).
Como puede verse, en realidad cada mexicano proyecta en el coronavirus lo que ya tra¨ªa en la cabeza y culpa por su existencia y los potenciales da?os que nos llegue a causar a los mismos que responsabilizar¨ªa de cualquier otra cosa (los gringos, el gobierno, la oposici¨®n...).
Con esquizofrenia ejemplar, se burla de quienes agotaron los cubrebocas en las farmacias y acto seguido se precipita a un supermercado para darse de golpes con otros que tambi¨¦n tratan de comprar latas de at¨²n y botellitas de agua purificada antes que nadie, por si se impone la cuarentena¡ Y, claro, al volver a casa se revuelca de risa ante los ¨²ltimos memes...
Pero seamos realistas. ?Qu¨¦ m¨¢s podemos hacer? Como ante el Covid-19 no hay m¨¢s tratamiento que atender los s¨ªntomas que surjan y esperar que se pase solo, y como las ¨²nicas precauciones consisten en lavarse las manos, alejarse de los contagiados y mantener una vida lo m¨¢s sana posible, no queda mucho m¨¢s que difundir memes, especulaciones, cadenas de oraci¨®n y denuncias ap¨®crifas. ?De qu¨¦ servir¨ªa, a estas alturas, cerrar fronteras o imponer controles en aeropuertos y pasos terrestres, si el virus ya lleg¨® y se transmite a fuerza de estornudos?
Quiz¨¢, como se?al¨® con curiosa (e inquietante) calma la Secretar¨ªa de Salud, tendremos que padecer millones de contagiados, unos cientos de miles de personas con s¨ªntomas graves y algunas v¨ªctimas mortales. Y quiz¨¢ debamos guardarnos todos en alg¨²n momento en nuestras casas, con latas de at¨²n y botellitas de agua. Pero lo que no va a pasar nunca, mientras un solo mexicano respire, es que se detengan los chistes y las teor¨ªas de la conspiraci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.